Sindicatos, empresarios y Gobierno ya tienen una nueva meta volante para tratar de lograr un posible acuerdo en reforma laboral: el Ejecutivo quiere tenerlo listo en dos semanas, aunque el plazo se antoja corto a la luz de que, en la mesa, todos los temas importantes están todavía abiertos. El calendario tampoco ayuda: la primera semana de plazo, con dos festivos (el 6 y el 8) sólo deja espacio para dos reuniones: el martes 7 (que será telemática, para que los negociadores puedan participar desde su lugar de descanso, si es preciso) y el viernes 10, ya en la sala habitual del ministerio de Trabajo. Para la semana siguiente, se baraja un calendario intenso de encuentros, con el objetivo de que el viernes 17 se pueda anunciar un pacto.

Para llegar hasta ahí, habrá que avanzar a pasos agigantados porque, según fuentes de la negociación, el único acuerdo -provisional- al que han llegado las partes es en materia de contratos formativos, que no es en ningún caso uno de los temas decisivos. Por contra, la reunión de este viernes ha constatado importantes diferencias entre sindicatos y patronales en dos temas de alcance: la regulación de las subcontratas y las reglas de prevalencia de los convenios.

Sector o empresa

La materia de convenios es de las más delicadas, porque UGT y CCOO han avisado por activa y por pasiva que una de sus líneas rojas es deshacer la prevalencia del pacto de empresa sobre el de sector consagrado por la reforma laboral del Gobierno Rajoy; los empresarios, por su parte, se resisten a devolver la prioridad aplicativa al convenio de sector, como sucedía antes de 2012. Según estas fuentes, aunque las dos partes están de acuerdo a grandes rasgos en qué aspectos de la vida laboral han de negociarse preferentemente en el ámbito sectorial o en el empresarial, ni patronales ni centrales quieren ceder en que su tipo de convenio preferido figure en la norma como el prevalente.

En cuanto al resto de materias a debate, no hay acercamientos sustanciales: en lo tocante a temporalidad, en la que se constataron diferencias fundamentales en la reunión del pasado miércoles, las partes están a la espera de un nuevo documento sintetizando posiciones que el Gobierno les prometió hace días pero que aún no les ha entregado. Los empresarios, que son los más beligerantes con las propuestas de reforma porque les resta poder respecto a la legislación actual, se niegan a aceptar limitaciones a las fórmulas de contratación temporal y rechazan también aumentar las penalizaciones económicas en las cotizaciones de los contratos muy cortos.

ERTE y ultractividad

En lo relativo a los futuros erte (el mecanismo RED), todavía no se ha abordado en la mesa el último redactado del ejecutivo, y sucede algo parecido con la modificación sustancial de las condiciones de trabajo, que está todavía por repasarse. En este último ámbito, en todo caso, se anticipa también conflicto porque de nuevo los empresarios rechazan parte de los redactados que se manejan en la mesa: se niegan a que los cambios colectivos en las condiciones laborales de las empresas pequeñas sean auspiciadas por comisiones de los sindicatos más representativos del sector, y se oponen también a las posibles modificaciones en las normas que permiten a las empresas descolgarse de un convenio (esto es, inaplicarlo) con facilidad cuando las situaciones económicas son adversas.

Otra de las materias que está pendiente de negociarse y que también será polémica es la ultractividad, es decir, la vigencia de los convenios una vez que han caducado. La reforma laboral la limitó a un año, salvo pacto en contrario de los negociadores, y los sindicatos quieren recuperar la vigencia indefinida hasta que el pacto expirado sea remplazado por otro nuevo. Aunque no se esperan muchas dificultades para que al final triunfe la posición sindical, puesto que la ultractividad añade tensiones en la negociación colectiva también para los empresarios, se cuenta con que la patronal peleará para tratar de intercambiar su aquiescencia por alguna concesión en otro de los aspectos a debate.