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Sin acuerdo

Reforma laboral: Gobierno, patronal y sindicatos acercan posturas en "tiempo de descuento"

Los agentes sociales tienen previsto reunir a sus órganos directivos en la mañana del jueves para votar si apoyan o no la reforma

Yolanda Díaz, junto a los representantes de los agentes sociales.

"Estamos en el tiempo de descuento", reconocía la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el mediodía de este miércoles; pocas horas antes de que los negociadores del Gobierno volvieran a sentarse a la mesa de negociación de la reforma laboral con patronal y sindicatos. "La mesa casi vive aquí", ha ironizado Díaz, tras una semana de encuentros diarios maratonianos. Este miércoles las partes esperan cerrar el que está llamado a ser el texto definitivo de una de las reformas estructurales y que marcaran la legislatura. Y la patronal y los sindicatos han despejado agendas para la mañana del jueves, en la que prevén convocar a sus órganos directivos para discutir y votar si la reforma laboral de la coalición llevará o no también su firma.

El sentido del voto de cada una de los agentes sociales todavía no está claro y no es descartable que incluso después de las deliberaciones de las cúpulas de CEOECCOO UGT no se produzcan nuevos cambios. “Esto no es como las prórrogas de los ertes, donde se votaba un texto corto y era más fácil intuir qué votaría cada organización. Ahora hay que decidir sobre un documento muy complejo”, explica una fuente presente en el diálogo social. Varios actores consultados de las diferentes bancadas caen más por la banda del acuerdo tripartito que por el desacuerdo, pero todos lo manifiestan con la boca chica y la pisada muy prudente. 

"No es mirar atrás, es hacia el futuro", ha definido este miércoles la vicepresidenta segunda, consciente de que varias de las herencias del PP se mantendrán en pie, como las indemnizaciones por despido o los salarios de tramitación. A la vez que la coalición legislará sobre materias intactas desde el 1984, como la simplificación de contratos para poner coto a la temporalidad más alta de toda Europa. El Gobierno ha buscado una reforma “equilibrada”, en el sentido de conceder cesiones a una patronal que ha negociado duro durante los últimos nueve meses y que por momentos parecía claramente fuera del acuerdo. Mientras ha respetado las líneas rojas que claramente le han marcado los sindicatos y sobre la que venía condicionado por lo explícito del acuerdo de coalición.

Fumata blanca durante la mañana del jueves

Las centrales recuperarán poder en la negociación colectiva, con la vuelta de la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa y el regreso de la ultraactividad indefinida. Los empresarios, por su parte, ha conservado amplias cotas de flexibilidad en la contratación, especialmente con los contratos para picos previsibles de actividad (90 días y con la ampliación de plantilla que precisen) y para picos imprevisibles (entre seis meses y un año, concatenables hasta 18 meses en un periodo de 24 meses). Además suman la figura de los nuevos ertes, que consolidará parte de la experiencia pandémica y permitirá a los empresarios ahorrarse parte de las exoneraciones sociales y no tener que recurrir al despido (y pagar indemnizaciones).

El calendario plausible y probable que maneja el Gobierno es tener cerrado (o prácticamente) el texto este miércoles, aunque sea a altas horas de la noche. El jueves los agentes sociales se pronunciarán sobre el mismo y si se preserva el frente tripartito, los técnicos de los diferentes ministerios se volcarán en los próximos días para acabar de perfilar el redactado final. Con la idea de poder llevar la reforma laboral al Consejo de Ministros del próximo martes, día 28. Aunque no es descartable que, dada la complejidad jurídica de la materia, el Ejecutivo tenga que convocar un nuevo cónclave extraordinario uno o dos días más tarde para acabar de clavar todos los clavos.

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