La desbocada inflación devoró la tenue subida de sueldos pactada entre patronales y sindicatos en los nuevos convenios firmados durante el 2021. Los acuerdos colectivos firmados dejan un balance de incremento medio de los salarios del 1,47%, frente a un IPC que cerró el año en el 6,7% (su onceavo consecutivo mes al alza), según los últimos datos del Ministerio de Trabajo actualizados este lunes. Los sueldos pierden poder adquisitivo en el 2021 y encaran el 2022 con la negociación colectiva parcialmente bloqueada por esa espiral inflacionista y por la falta de entente al más alto nivel entre la CEOECCOO UGT, que tienen pendiente desde hace un año abordar un nuevo 'convenio de convenios' para guiar a la negociación colectiva.

2021 fue un año negativo para la mayoría de los bolsillos de los trabajadores cubiertos por un convenio colectivo, pues, de media, los sueldos pactados subieron menos de lo que subía la cesta de la compra. Unos trabajadores perdieron más y otros menos. No se cerró igual el nuevo acuerdo estatal de la industria cárnica, que pactó un incremento del 3% para el 2021, que el convenio de la hostelería catalán, que acordó una congelación de tablas. De los convenios renovados, un 15,7% de los trabajadores sufrieron directamente una congelación salarial, es decir, el incremento para el 2021 fue del 0%. Aproximadamente la mitad de las subidas se movieron entre el 0,01 y el 1,5% y únicamente el 6,4% vieron incrementarse sus salarios por encima del 3%.

La gestión de los salarios y las renovaciones de convenios ha exigido un precario equilibrio durante este pasado ejercicio entre patronales y sindicatos que no siempre ha sido posible. La espiral inflacionista ha presionado a las centrales a exigir incrementos salariales al alza, mientras las empresas se han escudado en las variadas incógnitas que pesan sobre la economía -covid, irregular despliegue de los fondos europeos, falta de materias primas en determinados sectores, encarecimiento de los suministros, etc- para empujar las renovaciones a la baja. Lo que ha provocado que la cobertura de la negociación colectiva haya disminuido durante el 2021. Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, actualmente hay 7,7 millones de trabajadores cubiertos por un convenio en vigor, sobre una población asalariada de 15,3 millones de personas.

Sin hoja de ruta compartida

La falta de un Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva (AENC) no contribuye a dar herramientas a los negociadores sectoriales y provinciales para pactar, gremio a gremio o territorio a territorio, nuevas condiciones salariales. Esta especie de 'convenio de convenios' es un acuerdo bipartito entre patronal y sindicatos que da recomendaciones sobre horquillas salariales y otras derivadas de la negociación colectiva. El último AENC (2018-2020) lleva un año vencido e incorporaba cuestiones como una horquilla salarial de entre el 2 y el 3%, así como el compromiso de las empresas de no cerrar ningún convenio con categorías profesionales con sueldos por debajo de los 1.000 euros mensuales (o 14.000 euros brutos al año).

Los agentes sociales, tras conseguir consensuar la nueva reforma laboral, encara la negociación del nuevo AENC como una de sus principales asignaturas. Por ahora, según fuentes consultadas tanto de patronal como de sindicatos, no hay contactos en curso y las centrales presionan a la patronal para reabrir las mesas. Ya el pasado 16 de diciembre, CCOO y UGT convocaron una concentración ante la sede de CEOE en Madrid para reabrir al máximo nivel el melón de cómo deben evolucionar los sueldos en el mercado laboral poscovid. "Si CEOE no entra a negociar les auguro un invierno complicado desde el punto de vista social", alerta un dirigente sindical consultado. Como música de fondo tienen tanto a los bancos centrales como al Gobierno, que insisten en subrayarles el carácter transitorio de los actuales datos de inflación y les instan a no trasladarlos directamente a la negociación colectiva, para evitar así alimentar una segunda ola inflacionista.

Nuevas reglas de juego tras la reforma laboral

La negociación colectiva entra en 2022 con unas nuevas reglas de juego tras la reforma laboral. Dos de los aspectos que más pelearon los sindicatos fue recuperar la ultractividad indefinida de los convenios y volver a la prevalencia de los convenios sectoriales sobre los de empresa. Ambas son cuestiones en las que la reforma laboral del PP restó fuerza a las centrales y ahora recuperan con la nueva norma del Gobierno de coalición.

Por lo que respecta a la ultraactividad indefinida, esta asegura que el convenio no decae una vez agotada su vigencia e insta a las partes a negociar para llegar a un acuerdo que tanto trabajadores como empresa acaben aceptando. Para ello se han reforzado los mecanismos de mediación obligada desde la Administración.

Y en lo relativo a la prevalencia de los convenios sectoriales, se pone freno a la práctica hasta ahora extendida entre las empresas multiservicio que creaban pliegos de condiciones propios para devaluar salarios. No es una práctica extendida en toda la economía, muestra de ello dan los datos actualizados este lunes por el Ministerio de Trabajo, que cifran en menos de medio millón de trabajadores aquellos cubiertos por un convenio de empresa. No obstante, en sectores como el de las camareras de piso, la limpieza o los vigilantes de seguridad, sí que era algo generalizado y empujaba los salarios a la baja.