El reloj corre y el acuerdo sigue lejano. La novena reunión sobre el futuro de la factoría de Ford en Almussafes celebrada entre la dirección y los sindicatos de la planta valenciana finalizó de nuevo sin avances y ambas partes se han citado para un nuevo encuentro este viernes. Apenas restan 20 días para que concluya el plazo que la compañía del óvalo ha dado tanto a Valencia como a Saarlouis —planta alemana con la que Almussafes se juega su futuro— para pactar una serie de recortes en base a los cuales la matriz decidirá a qué fábrica adjudica sus nuevos modelos eléctricos y la tensión escala en tierras valencianas. Los sindicatos exigen concreción a la dirección y esta, a su vez, reclama sacrificios a la plantilla para asegurar su futuro.

La división de Ford España plantea tres ejes fundamentales para rebajar los costes operativos de Almussafes: reducir salarios y vacaciones y aumentar las jornadas de trabajo. Por el momento los sindicatos se oponen unánimemente a la rebaja de sueldos, si bien UGT, la organización mayoritaria, se abrió a negociar otras «cuestiones de flexibilidad que puedan valer para resolver el problema», según un comunicado emitido tras la reunión.

En un intento de debilitar esa postura sindical de no reducir las nóminas, la empresa remitió a la plantilla, horas antes de la cita, una circular interna en la que remarcó: «Si no somos capaces de llegar a concesiones en estas áreas —salarios, vacaciones y horas diarias—, será difícil que podamos someter durante este mes de enero un acuerdo ganador (...) que permita nominar a Valencia como destino final de fabricación de la nueva gama de vehículos eléctricos», según el texto al que ha tenido acceso este diario.

El capítulo más escabroso de la negociación es el de los salarios, concretamente su actualización conforme al IPC, desbocado este año. Según la compañía, el aumento de este indicador «cercano al 7 %» impacta «significativamente» en su «competitividad», por lo que apeló «a la responsabilidad de todos para alcanzar acuerdos que nos aseguren oportunidades de futuro» y «desbloquear» así una negociación que hoy por hoy sigue encallada y sin visos de progresar salvo giro en la posición de alguna de las partes.

Pese a que las divergencias entre UGT, que cuenta con el 97 % del respaldo de la plantilla y opta por soluciones pragmáticas que garanticen el futuro de la planta, y el resto de organizaciones sindicales (Intersindical, CC OO y CGT), más reacias a cualquier cesión a las que UGT acusó de «negacionistas», son patentes en esta negociación, el rechazo a renunciar a la actualización de salarios conforme al IPC en 2021, como recoge el convenio, es común.

Una muestra de esas grietas entre organizaciones es que este viernes los tres sindicatos minoritarios tienen prevista una reunión con el conseller de Economía, Rafael Climent, en la que no estará presente UGT. Queda por ver si la cita se mantiene ante el nuevo encuentro fijado ese mismo día de la negociadora.

Cuenta atrás activada

El tira y afloja, además de estar condicionado a las mismas negociaciones que en paralelo se desarrollan en la planta germana de Saarlouis, tiene fecha de caducidad. Según la propia dirección de Ford Europa, las ofertas definitivas deben estar sobre la mesa de la división europea en apenas dos semanas, antes del 31 de enero. A su vez, se prevé que la matriz tomará la decisión definitiva antes de que finalice el primer semestre del actual ejercicio.

Y es que, tal como viene informando este diario, esas dos propuestas de rebajas salariales que se rubriquen en Almussafes y en Saarlouis serán decisivas para que Ford decida cuál es más «competitiva» y, por tanto, a qué planta adjudica los dos o tres modelos eléctricos que le restan por asignar a alguno de sus centros productivos de Europa.

La multinacional está azuzando la competencia interna para exprimir al máximo ese hachazo de sueldos y otros complementos y que la planta superviviente siga adelante con un coste inferior, algo de lo que son conscientes los sindicatos y por lo que recelan de airear las cifras que se manejan actualmente, ya que en Saarlouis están muy atentos a cómo va la pugna en tierras valencianas.