CEOE tiene por delante un 2022 movido. Empieza el año con asuntos que generan gran controversia interna, como la tramitación parlamentaria de la reforma laboral y la negociación del salario mínimo, y lo terminará con elecciones a presidente, porque caduca el mandato de cuatro años de Antonio Garamendi que comenzó en noviembre de 2018. Y la actual dirección tendrá que afrontar esos retos con dos frentes abiertos que llevan ya meses afectando a la vida interna y pública de la patronal: las malas relaciones con el liderazgo de la patronal catalana, Foment, y las malas relaciones con la dirección del Partido Popular. Dos actos en esta semana que entra, un foro el lunes en el que coincidirán Garamendi y el líder del PP, y la reunión de la dirección de CEOE este miércoles, permitirán tomar la temperatura de estos problemas que desgastan a la patronal.

¿Son dos problemas, o uno? Los dirigentes de CEOE más cercanos a Garamendi insisten en el vínculo entre el líder de Foment, Josep Sánchez Llibre, y el secretario general del PP, Teodoro García Egea, a los que uniría la figura del ex diputado popular Vicente Martínez Pujalte, asesor del primero en la patronal y padrino político del segundo; pero fuentes de Foment y del PP descartan una acción coordinada: “una alianza con los ‘duros’ del PP no suena como un paso muy inteligente [Foment también tiene elecciones este año], y Josep es muy inteligente”, asegura un dirigente empresarial próximo al líder catalán; “Sánchez Llibre y García Egea coinciden en su antipatía por Garamendi, pero nada más”, corrobora otro asociado a Foment; “no tiene mucho sentido, porque tampoco veo qué ganaríamos favoreciendo a uno frente a otro”, explican fuentes de la dirección del PP. El caso es que el partido de Casado sí se está sirviendo de las divisiones internas en la patronal para apuntalar su rechazo a la reforma laboral, como detallaba este viernes 'El Periódico de España'.

Pactos y procés

Las antipatías se han cocido desde hace tiempo. En el caso de los populares, tienen que ver sobre todo con dos factores: el primero, la decena de acuerdos que Garamendi ha cerrado con el Gobierno a lo largo de la legislatura. “En vez de ‘esperar a que ganen los míos’, como ha hecho otras veces la patronal con gobiernos de izquierdas, Garamendi ha optado por pactar, y eso sienta mal en el PP”, dice un asesor de la patronal. En este sentido, la negativa del PP a dar por buena la reforma laboral fruto del acuerdo social es coherente con su oposición a otras medidas adoptadas en los últimos meses tras un acuerdo con empresarios y sindicatos, como la reforma de pensiones o la 'ley rider'. Pero lo que agrió verdaderamente las relaciones fueron las equívocas declaraciones del presidente de la patronal en junio en las que parecía aprobar los indultos del procés: “sentó como una bofetada”, confirman en la dirección popular, y las relaciones nunca se han recuperado de aquel bache a pesar de las explicaciones de Garamendi, que atribuyó lo ocurrido a una malinterpretación injusta de sus palabras.

Tampoco ayuda que los ‘populares’ a los que Garamendi ha incorporado a su equipo sean destacados exponentes del antiguo PP, el de la era Rajoy, en vez de personas más cercanas a la actual dirección: es el caso de la ex ministra de Empleo, Fátima Báñez (ahora presidenta de la Fundación CEOE) o del ex Secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, que es vicepresidente de CEOE y presidente de su centro de análisis, el Instituto de Estudios Económicos. Un ejemplo de esta falta de sintonía es que no se han coordinado posiciones entre partido y patronal en materia de reforma laboral, confirman desde el PP, a pesar de que Báñez fue la impulsora de la legislación de 2012 que la nueva normativa viene a reemplazar.

Foment, a la contra

En el caso de Foment, la mala sintonía entre Garamendi y Sánchez Llibre viene “desde el comienzo, desde que fueron elegidos al frente de sus respectivas organizaciones [fue en el mismo mes, noviembre de 2018]”, afirma un dirigente empresarial. Otro presidente de una patronal sectorial explica: “Sánchez Llibre era uno de los cuatro vicepresidentes de CEOE con el anterior líder, con Juan Rosell, y desde entonces ejerce de responsable de relaciones con las Cortes. Pero con Garamendi el número de vicepresidencias aumentó a 11, y además él es mucho más activo en sus relaciones institucionales: lleva directamente la interlocución con las vicepresidentas, con los ministros… Sánchez Llibre ha perdido poder”, asegura.

Pero además de las diferencias personales y la pugna por la influencia, las discrepancias afectan a cuestiones de fondo, de enfoque económico. Se manifestaron abiertamente cuando el líder de Foment fue el único miembro de la dirección de CEOE que votó en contra del acuerdo sobre repartidores, en marzo pasado, abogando por mantener a los ‘riders’ como autónomos frente al resto de dirigentes empresariales -que dieron su visto bueno a la laboralización del colectivo-, y los conflictos de contenidos resurgen ahora con la reforma laboral. 

Foment no sólo ha sido una de las cuatro organizaciones empresariales que se abstuvo en la votación del Comité Ejecutivo de CEOE que dio luz verde al pacto con sindicatos y Gobierno, sino que sigue insistiendo en la necesidad de revisar ese acuerdo: entre los líderes empresariales próximos a Garamendi ha sentado muy mal una circular de Foment fechada el 31 de diciembre en la que se analiza la reforma y se dice, sobre lo acordado en materia de contratos fijos-discontinuos, que “es necesario que se suprima o clarifique esta modificación en la tramitación parlamentaria”; un redactado que contraviene la línea oficial marcada por Garamendi, días antes de fin de año, de que las Cortes no deben cambiar “ni una coma”. La circular se difundió en la Junta Directiva de Foment celebrada el pasado lunes; dos de los asistentes a esa reunión aseguran que en las intervenciones se apoyó la línea oficial de que el Congreso debe convalidar la reforma laboral sin cambios, aunque también admiten que se criticó parte de lo pactado, y sobre todo se reprochó a CEOE no facilitar ni información ni documentos a las organizaciones territoriales y sectoriales durante el proceso de diálogo social.

Encuentro el lunes

La semana que entra va a ser decisiva para evaluar cómo marchan estos conflictos: el lunes, Casado y Garamendi debatirán entre sí sobre turismo en un foro empresarial, con el ex ministro popular Josep Piqué como moderador de la conversación. Será el primer acto público conjunto en el que compartan escenario el líder del PP y el de los empresarios desde hace más de seis meses, cuando participaron en el curso de verano de la organización de autónomos ATA: entonces, con la polémica del procés muy cercana, un gélido Casado criticó ante Garamendi como "un grave error" el acuerdo de pensiones que el líder empresarial iba a firmar unas horas después con el presidente del Gobierno y los dirigentes sindicales. El debate del lunes permitirá estimar por tanto, por el tono y por los gestos, si las relaciones se han recompuesto; fuentes del PP apuestan por que el encuentro estará marcado por la "naturalidad, sin que se traten tampoco como grandes amigos".

Además, el miércoles los órganos directivos de CEOE celebrarán su primera reunión desde la que aprobó el pacto de la reforma laboral. Como avanzó 'El Periódico de España', se espera (y se prepara) una muestra de apoyo y respaldo a Garamendi después de las críticas recibidas desde la derecha por acordar la nueva normativa de trabajo con sindicatos y Gobierno. Los partidarios del presidente cuentan con una moción a favor de su gestión de la negociación, una ovación u otra fórmula que permita arropar al líder y evidenciar la soledad -dicen- de Foment. "Igual que en el PP hay una voz crítica aislada como la de Cayetana Álvarez de Toledo, pues aquí tenemos una voz crítica aislada, la de Sánchez Llibre", apostilla uno de los líderes de CEOE más críticos con la posición de la patronal catalana y "con el sector del PP que alienta la división empresarial".