E l transporte marítimo ha desempeñado un papel fundamental en el crecimiento económico nacional, en un periodo de crisis tan demoledor. Los puertos son un entramado de intereses y las compañías marítimas se reparten ingentes beneficios, multiplicando los precios de los fletes. Mientras tanto, otros sectores del tráfico marítimo-portuario que prestan los servicios para realizar las maniobras de atraque de los grandes buques están sumidos en conflictos laborales y pérdidas continuadas, de las que no se recuperan. Una situación que afecta cada vez más a las condiciones laborales de los trabajadores y de las trabajadoras.

La redistribución de estas cantidades económicas es muy desigual y poco equilibrada. Mientras las grandes compañías m mas se llevan la mayor parte de la actividad comercial y económica del sector del mar, otras sobreviven como pueden con exiguos o nulos beneficios. Hay que poner freno a la desigualdad y favorecer la justicia social.

Prestar el servicio del amarre, con unas tarifas máximas fijadas que no se actualizan en años, hace que peligre la existencia de estas empresas. Unas compañías que han invertido mucho esfuerzo en un trabajo muy especializado, con titulaciones profesionales muy específicas para desempeñarlo.

El 60% de las operaciones comerciales en el territorio español son a través del tráfico marítimo, siendo imprescindibles los servicios portuarios del amarre. La ley de Puertos y de la Marina Mercante establece que la prestación del servicio técnico-náutico del amarre en los puertos se podrá realizar por varios prestadores, mediante la otorgación de una licencia, donde se establecen unas tarifas máximas con precios muy ajustados, a veces por debajo de los costes. La competencia es cada vez más mayor y ello repercute en que las plantillas tengan unas condiciones cada vez más precarias.

Cada día aumentan los conflictos laborales, las movilizaciones por los recortes salariales y las jornadas de trabajo son interminables, sin que a ello se le ponga límite. Los Amarradores del Puerto de Barcelona y los Amarradores del Puerto de Sagunto llevan convocadas varias huelgas para luchar por un trabajo decente y remediar la pobreza laboral.

Está en riesgo la supervivencia de este colectivo y no podemos seguir mirando hacia otro lado: el sector de tráfico-marítimo necesita una solución urgente. Debería regularse la prestación del servicio del amarre, con unas tarifas máximas mejoradas y actualizadas, para que el personal pueda tener unas condiciones laborales dignas, acorde a la peligrosidad y relevancia del trabajo tan importante que realizan.