En la comunidad portuaria conviven empresas navieras, consignatarias, transitarías, estibadoras, empresas dedicadas al tráfico interior, transportistas y un largo etcétera de sociedades que indirectamente contribuyen al engranaje de la maquinaria que mueve el sistema portuario.

En medio de la pandemia en la que estamos inmersos, donde la incertidumbre de las trabajadoras y trabajadores, sobre la salud de nuestras familias y amigos, el trabajo del cual depende el nuestro sustento, la educación de nuestros hijos y en general por el devenir, nos hace más débiles, nos hace más susceptibles. En medio de toda esta situación, hay empresas dentro del ámbito portuario que pese a haber obtenido unos beneficios astronómicos, en el año 2021, alguna de ellas superando a la empresa líder del comercio on-line. Tienen la poca desfachatez de plantearles un ERE a sus trabajadoras y trabajadores, tienen la inmensa avaricia, por la que son capaces de plantear subidas salariales en convenio que te dan ganas de llorar, convenios que llevan enquistados años y a los cuales no se ve visos de llegar a acuerdo.

No hay conciencia alguna, entiendo que una empresa debe tener beneficios, pero no a costa de sus trabajadoras y trabajadores, sino más bien expandiéndose, ampliando mercados, diversificando actividades y desarrollando recursos. Pero parece que lo más fácil es recortando de donde siempre, de los beneficios que puedan tener las trabajadoras y trabajadores, apretándoles en las negociaciones de los convenios, no llegando a acuerdos y por lo tanto aumentando esa incertidumbre de la que hablábamos.

Ahora con la reforma laboral, si al final se aprueba, esperemos que mejore la situación, reduciendo la temporalidad, intentando reducir la precariedad laboral y con la implementación de los ERTE utilizados en la pandemia, menos mal, si no los ERE habrían sido el mecanismo destructor de empleo. La reforma laboral pretende también equilibrar la negociación colectiva, aunque complicado con mentalidades cerradas y obcecadas, para las cuales solo somos números y parece que no les cuadramos. Mientras la reforma laboral, no modifique las condiciones de los despidos, las trabajadoras y trabajadores, estamos a merced de la avaricia.

Como afiliado y delegado de FeSMC UGT-PV me indigno y lamento de la falta de empatía, de solidaridad y de apoyo de aquellos que, por parte de las empresas, recae en ellos la difícil tarea de negociar ERE, convenios y acuerdos, olvidando que ellos también son trabajadores y por tanto números prescindibles, como cualquier otro trabajador o trabajadora.