2022 será un nuevo año de crecimiento y recuperación para España, con posibilidad de sumar un 5,8% de crecimiento del PIB -gracias entre otras cosas al papel de los fondos europeos-, aunque todo dependerá de que las amenazas que ensombrecen el horizonte económico no se materialicen. Lo dice la escuela de negocios Esade en la última edición de su Informe Económico y Financiero, en el que se señala a las incertidumbres sobre la evolución de la inflación como uno de los peligros principales para ese escenario favorable. El conflicto entre Rusia y Ucrania, han dicho los autores del texto durante su presentación, puede exacerbar esos (y otros) riesgos. Así lo recoge El Periódico de España.

Por el lado del crecimiento, el texto apunta que el retraso en la aplicación de los fondos europeos en 2021 es una de las razones de que el crecimiento del año pasado (de un 5%) fuese menor de lo esperado, pero ahora que se han ido acelerando los mecanismos de puesta en circulación de esos recursos se espera una contribución positiva al crecimiento en 2022.

“En la base de datos nacional de subvenciones que publica el Gobierno se encuentran ya convocados unos 8.000 o 9.000 millones de euros [de fondos europeos], cuando a finales de año no ascendían a más de 4.000 millones, y con las licitaciones pasa algo parecido: el ritmo de adjudicación ha aumentado desde finales de año y hasta ahora y podemos hablar de unos 5.000-6.000 millones entre adjudicados y publicados”, enumera Manuel Hidalgo, uno de los autores del informe. “Aunque buena parte de ese dinero no haya llegado aún a la calle, es un indicador adelantado de que en los próximos meses podremos ver cómo empieza a fluir, y eso supondrá un mayor crecimiento de la inversión”. 

Inflación y Ucrania

Del lado de los riesgos, el aumento récord de los precios que se está viviendo en los últimos meses puede frenar el crecimiento económico si se descontrola, explica Esade. Todo dependerá, dicen los expertos de la escuela de negocios, de que desaparezcan los factores que lo provocan, como la subida del gas y otros productos energéticos o las disrupciones en las cadenas de suministro globales: “Idealmente, deberían diluirse a lo largo de este año 2022, pero si se mantienen y los niveles de precios continúan elevados se podría poner en marcha una espiral de precios-salarios que cronificara la inflación”, alerta Josep Comajuncosa, profesor de Esade y otro de los responsables del informe.

Entre los peligros especialmente apremiantes destaca la posibilidad de un agravamiento de la tensión entre Rusia y Ucrania, que “más allá del aumento del precio de la energía a través del aumento del precio del gas por la disrupción del suministro -algo que no es un inconveniente menor- afecta también al factor expectativas: la evolución de la economía depende de lo que pensemos que va a pasar, y un conflicto intenso deteriora las expectativas por el peligro de que se puedan dar nuevos problemas aprovechando el ruido generado por éste: en el Mar de China, en Oriente Próximo…” detalla Comajuncosa. “Esto podría afectar al transporte mundial, acrecentando los problemas de oferta y dificultando la recuperación, y la evolución de la inversión empresarial a nivel mundial sería peor”.

En cuanto al impacto que esta crisis pueda tener sobre la economía española, en opinión de Comajuncosa "los sectores más afectados serían los productores de bienes de equipo que se exporten a los países del núcleo de Europa, como Alemania, donde podría darse una menor demanda. Este conflicto no debería alcanzar a las actividades que presentan una gran brecha de producción, como el turismo o la hostelería (que dependen más de factores como los confinamientos) ni a los sectores industriales de bienes de gran consumo".