En los últimos años la movilidad ha sido protagonista de grandes cambios. Los términos “movilidad sostenible”, “ecomovilidad” y, más recientemente, la “movilidad eléctrica” o “electromovilidad”, copan los objetivos de las principales líneas políticas a nivel nacional y europeo, que se juegan la gran transición energética en la implantación, con éxito, de esta nueva movilidad.

Uno de los agentes más activos en esta revolución de la movilidad ha sido y es el renting de vehículos. Aunque como alternativa real para todos los conductores es un concepto relativamente reciente, lleva muchos años instaurado entre el tejido empresarial de nuestro país.

En concreto, el renting de coches en España, cuyo origen data de los años 20, da un gran salto exponencial en la década de los 60, pero nace como concepto tal y como hoy lo conocemos en los años 80, cuando algunas compañías comienzan a instalarse en nuestro país y a agruparse en torno a la Asociación Española de Renting (AER). Durante años estas firmas crecen al calor de las grandes corporaciones y más tarde de las pequeñas y medianas empresas, que ven en el renting una posibilidad de contar con una flota de vehículos más grande, más económica, más dinámica y adaptada a sus necesidades. Precisamente, en el crecimiento de ese nicho de negocio, las compañías de renting y gestión de flotas fueron consolidando su expansión, haciendo inconcebible pensar en flotas empresariales y no pensar en renting.

Con el paso del tiempo, esta fórmula de movilidad empresarial ha sabido adaptarse a los avances tecnológicos y a los distintos contextos sociales de las últimas décadas, buscando la manera de crear productos y servicios atractivos que se ajustaran a las necesidades de todo tipo de empresas.

En efecto, las compañías de renting han sido, desde su creación, agentes activos del cambio en la movilidad: desde el inicio comprometidos con la seguridad vial y la eficiencia en la conducción, han sido un acicate para las Administraciones en el impulso de políticas que contribuyeran a mejorar las condiciones de seguridad en carretera y en fomentar buenos hábitos de conducción. Siempre a la vanguardia, con posibilidad de contar con vehículos más modernos, más nuevos y más avanzados de una forma más económica, han propiciado, junto a los fabricantes de vehículos, la introducción de las nuevas tecnologías al volante.

A medida que su compromiso en este sentido crecía, también lo hacía el número de vehículos que circulaban por la carretera, lo que generaba, de forma urgente, una búsqueda real de la sostenibilidad. La movilidad sostenible pasó a convertirse en una necesidad, y de nuevo el renting estaba en primera línea para impulsar un modelo de movilidad más comprometido con el medio ambiente.

Inmersos en la creación de productos y servicios que cubrieran las demandas de sus clientes, llegaron nuevas fórmulas como el renting flexible, que se adaptaba a los picos de producción de las empresas, la flexibilización de los contratos de arrendamiento, o la apuesta por los vehículos de bajas emisiones, que consolidaban al renting como un agente renovador de la flota de vehículos en circulación, contribuyendo, indudablemente, a reforzar su compromiso medioambiental y con la seguridad vial.

Ha sido tal el éxito de las flotas entre el tejido empresarial de nuestro país, que en los últimos años se ha producido una revolución total en la movilidad, impactando de lleno en el sector del renting: la sociedad en pleno ha experimentado un cambio en el concepto de propiedad en favor de la usabilidad, lo que ha propiciado que esta fórmula se abra a los particulares.

Con un nicho de negocio que alcanza, potencialmente, a todos los conductores de nuestro país, el renting se ha convertido hoy en una alternativa real a la hora de adquirir un vehículo. Más aún con el surgimiento de las nuevas motorizaciones alternativas y eléctricas, que han despertado el interés de los conductores por una fórmula de movilidad que les permite acceder a los vehículos del mercado más avanzados tecnológicamente a unos precios más económicos, con la posibilidad de cambiar de automóvil en un plazo relativamente breve y que se ajusta a sus necesidades personales cambiantes.

Después de 30 años de trabajo, esfuerzo, alianzas y compromisos, ALD ha evolucionado de la mano de la sociedad a lo largo de estas tres décadas y ha dado con la tecla de la movilidad sostenible. Precisamente, en la popularización de esta ecomovilidad, y en la capacidad de completar la transición ecológica de la nueva movilidad, residirá el verdadero éxito del renting de vehículos en España, siempre pionero en seguridad vial y siempre a la vanguardia medioambiental, siempre al servicio de sus clientes, siempre al servicio de los conductores, siempre al servicio de la movilidad.