Pedro Sánchez ya sabe que su planteamiento de máximos, el desacople del precio del gas de la factura eléctrica, no será posible en toda Europa. Al menos por ahora. Su intensa gira de los últimos diez días, que le ha llevado a seis países y a despachar con nueve de sus homólogos, le ha convencido de que las reticencias de algunos socios eran y siguen siendo muy fuertes. Así que ha preferido rebajar expectativas y apostar fuerte por una salida: que los Veintisiete permitan una especie de ‘salvedad ibérica’. Que autoricen a España y Portugal, por su bajísima interconexión con el mercado energético europeo, fijar el precio de referencia del gas para las centrales de ciclo combinado, lo que posibilitaría una bajada de los costes de la energía prácticamente con efecto inmediato. Pero la “llave” la tendrá, insisten en el equipo del presidente del Gobierno, Alemania. La locomotora de la UE y la que lidera el grupo de países opositores a la propuesta española.

El jefe del Ejecutivo se juega mucho en el Consejo Europeo que arrancó este jueves en Bruselas, tras la cumbre extraordinaria de la OTAN en la que también participó el presidente de EEUU, Joe Biden. Él y su Gobierno han alegado que no querían tomar medidas que mitigasen las consecuencias de la guerra en Ucrania porque era crucial esperar a la reunión de líderes de esta semana. El mercado energético, ha insistido, está “roto” y hace falta acudir a la raíz del problema, arreglar sus disfuncionalidades.

La revisión del sistema está sobre la mesa, pero es seguro que no se decidirá sobre ella en este Consejo Europeo, porque la UE quiere esperar a los informes de los reguladores, que llegarán hacia mayo. También tardarán en articularse las compras conjuntas de gas o la limitación de los beneficios caídos del cielo, propuestas que ya Sánchez hizo hace meses y que no encontraban eco y que ahora, señaló el presidente a los periodistas a su llegada a la cumbre, ha asumido la propia Comisión. Por eso toda la carne en el asador está puesta ahora en conseguir que los Veintisiete tengan en cuenta la situación “particular” de España y Portugal —la interconexión de nuestro país con Francia es de solo el 2,8%— y aprueben una solución “específica” para los dos países, una "isla energética" en el conjunto del club.

El presidente formula una propuesta menos ambiciosa que la de días pasados para intentar salvar la cumbre, apoyándose en la baja interconexión eléctrica de la Península Ibérica con Europa

El presidente remarcó que la propuesta de Madrid y Lisboa es “sólida” y que “para nada” altera el funcionamiento del mercado energético europeo. Los países más contrarios, sin embargo, no lo tienen claro. Porque la prioridad, sobre todos para los más dependientes del gas ruso, es la garantía de suministro, que el mercado no se distorsione.

Vía de urgencia

Por la noche, la delegación española señalaba que veía “razonables opciones” de que prosperase la propuesta hispano-lusa. “Estamos tratando de convencer a los Veintisiete de que esto no tendrá impacto en el mercado, y estamos consiguiendo bastantes alianzas. Pero Alemania tiene la última palabra”, explicaban. En el equipo de Sánchez creen que si Berlín “cede”, inmediatamente decaería la oposición de países duros como Holanda, Dinamarca, Suecia o Austria. El Gobierno conversa con Alemania a varios niveles: las vicepresidentas primera y tercera, Nadia Calviño y Teresa Ribera, con sus homólogos en el tripartito germano (la cartera de Medio Ambiente la gestionan los verdes), y el equipo del líder socialista, con el del canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz.

Sánchez está dispuesto “a batirse el cobre y convencer” a los socios del club comunitario. ¿Y habrá veto? En la delegación española prefieren "no especular"

En la Moncloa esperan que el Consejo, que este viernes comenzará a debatir sobre energía (la primera jornada se centró en la guerra en Ucrania), se alargará más de lo previsto. Y Sánchez está dispuesto “a batirse el cobre y convencer”. A tirar de la cuerda, por tanto. ¿Incluso a vetar el acuerdo? Su equipo prefiere no “especular”. “Vamos a usar nuestras mejores capacidades de persuasión”. Los acuerdos en la UE requieren de la unanimidad de todos los socios para salir adelante.

Técnicamente, por lo que pelea Madrid, de manera coordinada con Lisboa, es por que en las conclusiones que apruebe el viernes el Consejo se incluya un párrafo en el que, apoyándose en el artículo 122 del Tratado de Funcionamiento de la UE, se articule, a través de un procedimiento de urgencia, la posibilidad de que España y Portugal fijen precios de referencia para las centrales de ciclo combinado, aquellas que queman gas para producir energía (y que generaron en 2021 el 17,1% del total de electricidad en España). Eso significa, en la práctica, desacoplar el precio del gas del de la luz.

¿Cuánto tardaría en estar listo el marco jurídico? Fuentes del equipo de Sánchez subrayan que sería poco tiempo, "quizá 15-20 días yendo muy rápidos", aunque todo dependería de los órganos necesarios de si aprobación o de si tiene que pasar o no por la Eurocámara. En cualquier caso, el Gobierno contaría con la Comisión Europa de aliada, explican, y eso sería una gran ayuda para que el procedimiento estuviera listo en pocas semanas.

Debate "político, no técnico"

Añaden que, no obstante, el acuerdo en el Consejo Europeo ya lanzaría el mensaje que el Ejecutivo está persiguiendo: una bajada efectiva de los precios de la energía que redundaría en beneficio de consumidores y profesionales. Lo que no está claro es cuál sería el mecanismo de compensación 'ex post' a las gasísticas, si a través de los Presupuestos Generales del Estado o bien a cuenta del propio sistema eléctrico. Tampoco el Ejecutivo ha revelado cuál sería el precio de referencia del gas que está barajando: sería "lo suficientemente bajo" como para que se notara el recorte, pero sin pasarse, para no alterar el funcionamiento del mercado. ¿Y cuánto tiempo estaría en vigor el mecanismo? En principio, hasta que los precios de la energía "se estabilicen".

El equipo de Sánchez no ha desvelado cuál sería el precio de referencia. Y tampoco está claro aún el mecanismo de compensación 'ex post' a las gasísticas

"Pero a estas alturas, el debate es político, no tanto técnico", abundan las mismas fuentes. Los contrarios a la fórmula española esgrimen su temor a una distorsión del mercado y a las tensiones que pueda haber en el suministro, sobre todo en aquellos muy dependientes del gas ruso. Madrid hará valer la pobre interconexión con Francia para mover el agua a su favor, argumento que no podrían emplear Grecia e Italia, con los que Sánchez compareció el pasado viernes en Roma.

El optimismo, señalaban en la delegación española, "no ha bajado". "Sabíamos que esto no era fácil. Pero en octubre planteábamos propuestas como las compras conjuntas de gas en las que estábamos solos, y ahora eso no es así. Si hay un presidente que puede hablar con autoridad y credibilidad de energía, ese es Pedro Sánchez", inciden.

Otro tema pendiente para más adelante es el de las interconexiones eléctricas. Lo que pide el Ejecutivo es que estas infraestructuras, que serían no solo de gas, sino también de hidrógeno verde, sean costeadas por la UE, dado que sería una aportación de España al resto de Europa. Las conversaciones, indican en la Moncloa, ya están en marcha con Francia y con la Comisión, y de hecho ya lo habló Sánchez con Ursula von der Leyen en la visita que esta hizo a Madrid el pasado 5 de marzo.