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La empresa familiar pide que la conciliación se convierta en una prioridad

La asamblea de socios del IEF ratifica el nombramiento de Andrés Sendagorta como nuevo presidente en sustitución de Marc Puig

Andrés Sendagorta, ayer, en la asamblea del Instituto de la Empresa Familiar. | LEVANTE-EMV

El Instituto de la Empresa Familiar (IEF) celebró ayer su asamblea de socios en la que se ratificó el nombramiento de Andrés Sendagorta (presidente de la ingeniería Sener) como presidente en sustitución de Marc Puig, cuyo mandato de dos años terminaba este mes. Sendagorta aseguró que dedicará su presidencia a «enfatizar» aquello que «mejor diferencia» a las empresas familiares del resto: «poner a las personas en el centro» y, así, pidió a sus colegas impulsar iniciativas para «fomentar y que faciliten la conciliación entre el trabajo y la vida familiar». «Quisiera pediros a todos vuestra colaboración para que las políticas de conciliación estén en primera línea de nuestras prioridades empresariales», solicitó.

El nuevo presidente del IEF durante los dos próximos años centró el grueso de su intervención en el valor de las empresas familiares y el tejido empresarial en la sociedad española. Su propósito como máximo representante de la organización será, según dijo, «defender la importancia de preservar el acervo empresarial, la importancia para España de tener empresas familiares robustas, bien articuladas y modernas», porque tiene la «sensación» de no haber hecho lo suficiente «para que se conozca y se valore, en sus términos justos, lo que son las empresas familiares españolas».

Reivindicación

«Es hora de asociar el término de empresario a ser ejemplo de prosperidad y progreso», añadió el décimoquinto presidente del IEF, haciendo referencia a las cifras reveladas anteriormente por el presidente de Deloitte, Fernando Ruiz, según las cuales las 101 empresas del instituto suman una facturación total de 172.000 millones de euros en todo el mundo, un valor añadido bruto de 43.500 millones de euros (22.230 millones en España) y un empleo de 1,08 millones de personas (533.000 en España). Sendagorta recordó a las casi 1.500 empresas familiares» que se agrupan en las asociaciones territoriales. «Juntos, tenemos legitimidad suficiente para hablar y para que se nos escuche», dijo.

«No queremos favores ni queremos privilegios. Lo que pedimos es que se nos tenga en cuenta y se nos permita competir en el mundo sin lastres ni desventajas», ha añadido. Asimismo, Sendagorta ha reclamado que «todos, empresarios, empleados, sociedad civil, ayuntamientos, gobiernos autonómicos y gobierno central» se unan «en un empeño compartido»: «hacer posible el crecimiento, el progreso y la continuidad de las empresas familiares como muestra y expresión del progreso, la vertebración y la prosperidad nacional».

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