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Industria

Abanca reactiva la búsqueda de comprador para Nueva Pescanova

La pesquera cierra el año fiscal con beneficios tras dos años del cambio de propiedad

Panorámica de las instalaciones centrales de Nueva Pescanova, en Chapela. MARTA G. BREA

Nueva Pescanova se mantiene, pese al estirón de grupos como Profand o Iberconsa, como la mayor empresa de la industria pesquera de España. Una rara avis a nivel global por su estructura, tamaño y verticalidad. Con una marca resiliente como muy pocas: arrastrada durante años por la gestión fraudulenta del equipo de Manuel Fernández de Sousa, los chubasqueros amarillos y el langostino de acento porteño no han dejado nunca de generar empatía en todo tipo de consumidores. La compañía está en manos –en un 97,76%– de Abanca, tras sucesivas compras de paquetes de títulos y una compleja y discutida ampliación de capital. Han pasado dos años desde que la entidad que preside Juan Carlos Escotet se convirtiera en accionista mayoritaria, doce meses de la puesta en marcha del nuevo plan estratégico; toca nueva fase. Con el proceso de búsqueda de comprador lastrado por el impacto del COVID, la reactivación plena de la demanda y los “buenos resultados”, apuntan fuentes próximas al grupo, se aviva la operación de venta. Con una línea roja marcada desde la entidad: Nueva Pescanova se venderá sin desmembrarse, aunque el interés de competidores se centre en núcleos de activos y actividad y no en todo el perímetro de consolidación.

La selección de ese “socio industrial” está activa, como constatan las mismas fuentes, que aseguran que no existe un deadline, un plazo máximo, para consumar el traspaso. “Seguro que hay actores en el mercado interesados. Pensemos que por Iberconsa pagaron algo parecido a 550 millones de euros, cuando facturaba unos 350. Pescanova podría estar en un precio inferior a 3x (veces Ebitda), ya que tiene menores márgenes”, apunta Vicente Martín, especialista fusiones y adquisiciones de Zincapital. La cuestión adicional es la procedencia de ese potencial comprador. “Hay dos cosas importantes: tamaño y complementariedad”, señala un directivo de la industria a este respecto. “Hoy por hoy, en el mercado español no hay players tan grandes” para digerir una operación de esta magnitud.

No hay operadores en España capaces de asumir una compra como esta. La demanda global de productos elaborados es un aliciente para vender

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Tampoco sería posible, a su juicio, por motivos de complementariedad. “Pescanova e Iberconsa no pueden fusionarse ni comprarse porque ambos están en Argentina con 12 tangoneros cada uno. No les permitirían tener esa concentración ni es de sentido común. Y lo mismo en Namibia”. Con más de 1.060 millones en activos de la multinacional que preside José María Benavent, el resto de operadores de España tendrían que hacer un Martinsa –comprar un grupo mucho más grande que sí misma– para que el capital de Nueva Pescanova se quedara en casa. El holding ha adelgazado de forma notoria en los últimos años, tanto forzado por el concurso de Pescanova SA (vieja Pescanova) como para desprenderse de “activos no estratégicos”.

En la primera tanda se quedó sin Pesca Chile, su participación en Austral Fisheries o Lafonia (Malvinas, Islas Sandwich y Georgias del Sur); en la segunda, Pescanova Brasil, Novahonduras, Hasenosa, Balnova (Ecuador), Belnova (Uruguay), el sushi de Katei o la macroplanta de rodaballo de Mira (Portugal). En paralelo, ha apostado fuerte por el desarrollo de la producción de pulpo de acuicultura, con una inversión proyectada de 65 millones de euros para su granja de Gran Canaria, así como por distintas gamas de productos convenience (lista para consumir con la mínima elaboración).

El momento

“Si yo fuera el dueño de Nueva Pescanova creo que esperaría para vender mejor”, expone Vicente Martín. “Este sector está calentito. En todo el mundo quieren productos de alimentación elaborados de esta parte del globo: Francia, España, Italia, Portugal o Grecia. Y, desafortunadamente, no se puede producir más”. La compañía no celebrará junta anual de accionistas hasta el mes que viene, en la que evaluará el rendimiento del año fiscal completo, que abarca ahora desde el 1 de abril al 31 de marzo. Aunque no han querido apuntar cifras, fuentes del entorno de la pesquera aseguran que ha dejado atrás los números rojos. Hasta el 31 de diciembre, según consta en la memoria anual de Abanca, estimaba unas pérdidas equivalentes de 8,5 millones, muy lejos de los 39 millones negativos del año COVID. “Todo sugiere que va a tener buenos ejercicios”, zanja este analista de Zincapital. “Es un buen momento porque, intuyo, el BCE les estará diciendo que no tiene sentido que tengan esa participada en balance. Ahora mismo sigue habiendo apetito de los fondos por comprar”, complementa el directivo de la industria consultado.

A abril de 2021, Nueva Pescanova contaba con 10.700 trabajadores en casi una veintena de países, con una plantilla principalmente indefinida (8.474 tenían este tipo de contrato). Sus planes, como desveló FARO, pasan por alcanzar la neutralidad en carbono en 2040 para su flota, una tarea titánica teniendo en cuenta la edad media de los 62 barcos que tiene en activo y a pesar de las seis últimas construcciones.

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