Los gobiernos de los países de la UE alcanzaron un acuerdo político para ampliar las sanciones contra Rusia y aplicar un veto parcial a la compra de su petróleo. El objetivo es prohibir a final de año las importaciones de crudo ruso que se transporte por barco (que es el que recibe España) y salvar de momento las compras por oleoducto para conseguir el apoyo a la medida de Hungría, República Checa y Eslovaquia.

El bloqueo pretende dar un paso más en la estrategia de la UE para ahogar los ingresos de la economía rusa y complicar que el Kremlin pueda seguir financiando la invasión militar de Ucrania. La medida tendrá un efecto desigual en las economías de los estados miembros de la Unión y España se encuentra entre los países menos expuestos al veto, tal y como recoge El Periódico de España.

España solo cubrió un 4,6% de su consumo de petróleo total con importaciones procedentes de Rusia el año pasado, con 2,56 millones de toneladas, lo que dejaba a la potencia euroasiática como octavo mayor proveedor de la economía española, según los registros de la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores).

Durante este año, las empresas españolas han reducido las compras de petróleo ruso, con un descenso del 16% (hasta 499.000 toneladas) y recortando al 4,2% del total el peso de las importaciones a Rusia entre enero y marzo, que son los últimos datos publicados por Cores correspondientes a este ejercicio.

La preocupación del sector energético y del Gobierno por el impacto de la agresión militar de Rusia sobre Ucrania y de las sanciones internacionales sobre el crudo ruso no es concentra en eventuales problemas de seguridad de suministro, dado la reducida exposición española al petróleo ruso. La baja dependencia española de los hidrocarburos rusos hacen que las compañías energéticas confirmen que pueden suplir el suministro de forma relativamente fácil con compras de otros países proveedores. Sin embargo, sí preocupa el impacto evidente que tiene la incertidumbre por la guerra y la adopción de nuevas sanciones en los precios energéticos, en un escenario con la inflación ya disparada.

El Banco de España calcula que un embargo total de las compras tanto de petróleo como de gas procedentes de Rusia restaría entre 0,8% y 1,4% al PIB español y tendría un fuerte impacto en los precios, elevando la inflación con entre 0,8 y 1,2 puntos porcentuales adicionales.

España se encontraría entre las empresas con un impacto menos duro. Para el conjunto de la UE, el Banco de España prevé un retroceso de entre el 2,5% y el 4,2% en el PIB (el triple que en España) y un incremento de entre 1,6 y 2,7 puntos en la tasa de inflación (el doble). El veto total de crudo y gas provocaría un golpe de entre 1,9 y 3,4 puntos de menor crecimiento para Alemania; de entre 1,2 y 2 puntos, para Francia, y de entre 2,3 y 3,9 puntos, para Italia.

El Gobierno español ya ha mostrado satisfacción por el acuerdo alcanzado por los Veintisiete. Fuentes gubernamentales reconocen que a España les hubiera gustado ir más allá y conseguir un acuerdo más ambicioso, pero reconocen que el pacto alcanzado tiene el valor de conseguir mantener la unanimidad entre los estados miembro al establecer una diferencia entre el crudo que llega por barco y el que se transporta por oleoducto, informa Efe. El veto a la compra del petróleo transportado por buque afectará a dos tercios de los ingresos de Rusia a final de año.