Con unos precios de la luz en Europa disparados por la guerra de Ucrania, si se puede poner una nota positiva es que el precio de la electricidad en España es más barato que en Alemania y se acerca al de Francia. Un hecho que podría ser favorable a la competitividad de la industria española en un contexto como el actual, según explicaba este martes la economista senior del Banco de España, Marta Suárez Varela, durante su intervención en la reunión anual de la patronal del gas Sedigas; aunque desde el sector enfrían este planteamiento.

La industria es un sector particularmente sensible al alza de los precios de la energía con unos costes que pueden alcanzar el 60% de sus costes totales. Según las estimaciones que mensualmente realiza desde hace años la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), un consumidor industrial español pagó en mayo 181,89 por megavatio-hora (MWh), mientras que uno alemán pagó 195,50 euros MWh. En el caso de los franceses, el coste fue de 123,18 euros MWh, un precio más bajo que el de España, pero con una diferencia inferior (46%), cuando lo habitual hasta hace dos meses era que el precio español duplicase el francés.

Estas cifras no son comparables con las de hace un año, entonces en España se pagaba 76,95 euros MWh, mientras que en Francia y Alemania 35,59 euros MWh y 48,67 euros MWh respectivamente. “Es cierto que con la información pública que tenemos nuestro precio final este año sería más económico”, explica el director general Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), Fernando Soto. Las previsiones de precios a futuros del mercado eléctrico así lo indican para este año como para el que viene con precios en el mercado mayorista inferiores para España respecto de los otros dos países.

Las estimaciones de AEGE incluyen las compensaciones a la gran industria por los costes de emisiones indirectas de CO2 en los tres casos (en España la cuantía es de hasta 244 millones, el máximo permitido por la Comisión Europea). Además, en el caso español se incluye la rebaja temporal del 80% de los peajes lanzada en el plan de choque para mitigar los efectos de la guerra y la bonificación permanente del 85% de los cargos del recibo, entre otras medidas.

En el caso de Francia, el precio final para los industriales está compuesto en un 68% por la tarifa ARENH (por las siglas en francés de ‘Acceso Regulado a la Electricidad Nuclear Histórica’) de 42 euros MWh y en un 38% por el precio del mercado, mientras en Alemania la industria suele tener contratos bilaterales con las comercializadoras, según defiende Soto, lo que les garantiza un precio fijo a largo plazo. En España, sin embargo, más del 70% de la industria compra su electricidad directamente al mercado, por lo que se ve impactada directamente por los precios del denominado ‘pool’ y este es el gran 'hándicap', indica el directo general de AEGE.

El Gobierno trató de fomentar los contratos a largo plazo entre generadores e industrias al exonerar a las eléctricas del recorte de los beneficios caídos de las eléctricas siempre que realizaran contratos a precio fijo, pero desde la patronal aseguran que no han recibido ofertas. “Las eléctricas no han hecho ofertas a precios que no tengan indexado el gas y cuando las han hecho ha sido a precios disuasorios”, defiende Soto, quien añade que el 30 de noviembre, en el congreso de la patronal de las grandes eléctricas (Aelec) reclamó que pusieran en marcha una tarifa similar a la ARENH francesa, sin demasiado éxito. “Siempre pongo ese ejemplo que es el coste de la tecnología nuclear. Y un directivo dijo que a ese precio habría que sumar los costes de las tasas (medioambientales) por lo que se elevaría unos 55 o 60 euros”. “Eso sería un precio atractivo. Pero yo no he visto ningún contrato por ese precio”, añade.

Por ello, desde el sector insisten en la necesidad de contratos aislados del 'pool' que les garanticen un precio fijo competitivo. “Evidentemente si un estado como el francés tiene una tarifa a 42 euros es difícil igualar en precio al consumidor industrial francés y lo mismo en Alemania, donde tienen contratos bilaterales, que desconozco las características, pero son muy competitivos a 3 o 4 años”, continúa.

Con todo, mientras las ofertas a largo plazo no llegan, desde la patronal piden otras medidas como las subastas a precio inframarginal (por las que las grandes eléctricas deberían subastar de forma obligatoria parte de su electricidad producida por nucleares, hidroeléctricas y eólica) anunciadas por el Gobierno hace seis meses, pero que nunca se han puesto en marcha. “Pero lo mejor sería que no ofertasen tarifas contaminadas por el gas”, concluye.