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Dinero digital

Kim Kardashian y otros 'vendedores' de criptomonedas que han arruinado a miles

Las celebridades animaron a invertir en activos digitales bajo la promesa de que ganarían mucho dinero antes de que se desplomasen

La conocidísima empresaria y celebrity Kim Kardashian publicitó el token EthereumMax en Instagram ante sus más de 350 millones de seguidores. Justo en ese momento no paraba de aumentar su valor así que, ¿qué podía salir mal? Pues en un mercado tan volátil como el de las criptomonedas y los token (activos digitales), todo. La promoción hizo que se incrementara un 1.300% su valor inicial antes de caer en picado a un mínimo histórico mes y algo después.

La promoción de Kim Kardashian hizo que el valor de la aumentara un 1.300%

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Eso es lo que alega una demanda presentada ante el Tribunal del Distrito Central de California, a la que tuvo acceso la agencia Reuters. En ella se indica que "ejecutivos de la empresa, en colaboración con varios promotores famosos" hicieron "declaraciones falsas o engañosas a los inversores sobre EthereumMax a través de anuncios en las redes sociales y otras actividades promocionales".

La estrategia de pagar a gente conocida para captar clientes ha sido bastante frecuente desde la pandemia. Según 'The New York Times', un proyecto de NFT (tokens no fungibles) llamado 'Hive Investments' llegó a pagar más de 370.000 euros a famosos por involucrarse. Así conseguían que sus seguidores invirtieran rápida y masivamente en un activo criptográfico concreto. El valor subía de forma exponencial, los más rápidos los revendían y se hundía cuando ya habían ganado.

Fue algo que también hizo el jugador de baloncesto Paul Pierce. A cambio de sus tuits respaldando los tokens de EthereumMax, recibió 15 billones de estas monedas (casi 13 millones de euros en su momento más alto). En cuanto subieron de valor los vendió, según la demanda. También está acusado el boxeador Floyd Mayweather Jr. Todos ganaron millones de dólares.

Anuncios en televisión

El influencer y boxeador Logan Paul elogió en Twitter y en su pódcast una nueva criptomoneda llamada Dink Doink olvidándose mencionar que era amigo del creador, que la idea había sido de ambos y que había recibido una gran asignación de estas monedas cuando las lanzaron. También se desplomaron.

Hasta el actor Matt Damon y el comediante Larry David protagonizaron anuncios en televisión para plataformas criptográficas. Ellos y otros tantos influencers, deportistas y estrellas varias han animado a millones de personas de todo el mundo a invertir en activos digitales bajo la promesa de que ganarían mucho dinero. El problema es que, como dijo la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, "hay personas que no entienden los riesgos, que lo perderán todo". Y eso ha pasado.

España ya se pone las pilas

En España está el caso del exjugador del Barça Andrés Iniesta, que publicó en tuit en el que mostraba que estaba "aprendiendo cómo empezar con las criptomonedas". Acompañaba el mensaje con tres fotos suyas. O salía posando o manejando la plataforma Binances.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se lo afeó de buenas maneras. Le indicó que estos productos no regulados tienen riesgos relevantes. Por eso, lo mejor era "informarse a fondo antes de invertir en ellos o de recomendar a otros que lo hagan". También recibió respuestas sobre los problemas que pueden derivarse de una publicidad que a muchos les suena a la de las apuestas (y las adicciones que han supuesto).

Para curarse en salud, en España ya se ha publicado la primera normativa europea que regula la publicidad del sector. La Circular de Publicidad de Criptoactivos recoge que los influencers deben avisar de que vierten consejos sobre estos productos a cambio de algún tipo de retribución.

Además, todas las comunicaciones comerciales deben informar sobre los riesgos del producto que publicitan con la siguiente advertencia: "La inversión en criptoactivos no está regulada, puede no ser adecuada para inversores minoristas y perderse la totalidad del importe invertido". Y lo deben hacer en un lugar visible y relevante dentro de la publicidad, sea cual sea su forma.

También tienen que incluir un enlace que lleve a conocer esos riesgos con un texto que les anime a leerlos. "El lenguaje debe ser claro y los contenidos veraces, comprensibles y no engañosos", señalan fuentes de la CNMV a El Periódico de Catalunya.

¿Publicidad o no?

Si no hay contraprestación a cambio de esa publicación, no estarían sujetos a la circular. Pero, tal y como explica la CNMV, si la actividad se circunscribe a dar recomendaciones de inversión, "los influencers deben presentarlas de manera objetiva y ser claros con sus identidades. Y deben "revelar todas las relaciones o circunstancias que pudieran afectar a su objetividad, conflictos de interés, etcétera".

"El que llega tarde cree al que lleva más tiempo, ha ganado y tiene voz", subraya Franc Carreras, de Esade

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Franc Carreras, profesor de Márketing Digital en Esade, explica que hay dos clases de influencers: los que promocionan aquello por lo que les pagan y lo reconocen, y los que pretenden utilizar su influencia para lucrarse con sus seguidores. En el segundo grupo incluye a formadores y mentores que se llevan una comisión por cada inversión que consiguen.

"Poco antes de la pandemia hubo una marea que subía; y cuando sube, todo el mundo gana. El que llega tarde cree al que lleva más tiempo, ha ganado y tiene voz –explica Carreras–. El mensaje es convincente y tentador para la persona desinformada".

Pero esa marea empezó a bajar, dejando desnuda a mucha gente. "Hay quienes han perdido más de lo que estaban dispuestos a perder", afirma. Ahora se sienten estafados. Carreras lamenta que esto haya hecho daño a "todos los usos legítimos y válidos del blockchain y los bitcoins".

El experto señala que en EEUU la gente tiene más cultura inversora. Hasta en los programas de humor hacen chistes financieros. En España, no. Pero la puerta de entrada a estas inversiones es mucho más accesible ahora gracias a la tecnología, a la que llegan sobre todo los jóvenes. A eso se añade la promesa de dinero fácil por parte de sus ídolos en un momento económicamente complicado. "Una tormenta perfecta", según Carreras.

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