Finanzas, seguridad, artes visuales, branding, realidad virtual, inmobiliaria, propiedad intelectual, videojuegos, música, arquitectura, biotecnología, educación… parece infinita la lista de sectores que descubren potencial de desarrollo en tecnologías digitales de última generación. Las artes visuales son tal vez la punta más visible de un iceberg que amenaza con transformar radicalmente los modos de comprar o vender, tanto en el mundo físico como en los metaversos digitales. Por ejemplo, transformando el coleccionismo de arte en algo más parecido a Spotify que al cuadro colgado en la pared, como testimonian las palabras de Mattia Cuttini, artista y coleccionista a través de NFT.

Expertos de todos estos campos se han reunido durante los pasados días 17 y 18 en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, como parte del programa de NFT Show Europe. En el evento han participado emprendedores, científicos de datos, coleccionistas y sobre todo creativos que experimentan en las artes con herramientas y tecnologías apenas creadas para otros ámbitos. Por ejemplo, mediante algoritmos que generan imágenes inspiradas en fotografías o ilustraciones existentes pero las transforman en formas que una mente humana difícilmente habría hecho. Estos procedimientos, habituales ya para muchas industrias que emplean inteligencia artificial, se están convirtiendo para los creativos en una inesperada “imaginación artificial”.

Entre las invitadas españolas destaca Anna Carreras, una ingeniera y creadora de arte generativo que en 2021 protagonizó un sonado éxito, vendiendo en minutos 1.000 de sus obras mediante NFTs. En realidad ya llevaba trabajando más de 10 años en la generación de imágenes con algoritmos. En declaraciones a Levante-EMV, explica que “usar algoritmos para el arte implica pedir al ordenador que dibuje lo que tenemos en mente. Es como fabricarnos nuestros propios pinceles. Lo que había aprendido en tecnología lo utilicé para volver al arte, a mi pasión.”

Por otra parte, es consciente de que el lado comercial de estas tecnologías digitales todavía despierta dudas entre muchas personas, profesionales del arte o no. “Entiendo que haya gente escéptica y recelosa. Al principio yo también lo era. Es un mercado muy loco. Va todo muy rápido. Pero también es verdad que los NFTs han acelerado mi proyecto artístico, cada vez llegamos a más gente y eso implica estar más expuestos como artistas.”

Especulación económica a su alrededor

Con todo, hay consenso en que lo importante sigue siendo el arte, no su compraventa, o la más que previsible especulación a su alrededor. En plataformas blockchain, los wallets o carteras de los coleccionistas son públicamente visibles, lo cual hace mucho más transparente el proceso e incentiva procesos de imitación e influencia que antes solían ser mucho más lentos y mediados. En principio, el contacto entre artistas y compradores es más ágil, más directo, sin pasar necesariamente por el filtro de galeristas o críticos. De hecho, los coleccionistas más influyentes son apodados “ballenas”, porque suelen seguirles muchos otros, pudiendo crear una enorme visibilidad y demanda en torno a las obras de un autor desconocido. También son visibles los precios de las ventas, o la falta de ellas, con lo cual el mercado acelera mucho sus movimientos. 

Bay Backner, artista, coleccionista y tecnóloga, comenta que esta volatilidad es muy acusada actualmente, pero tampoco es un fenómeno totalmente nuevo: “Es como la crisis que afectó a todas la puntocom en 1999. Después vendrá la calma. Las grandes marcas digitales de ahora surgieron entonces. Otras están tomando posiciones de predominio para el futuro, y también pueden hacerlo los artistas que apuesten por el criptoarte, pero han de encontrar un equilibrio entre seguir creando su arte y tener mucha visibilidad en redes sociales.”

Todo este entorno es muy atractivo para inversores, sobre todo los más especulativos, pues el potencial de ganancias rápidas y acusadas es elevado, aunque también el de grandes pérdidas. Pero cada vez más fondos se están creando para atraer capital a este campo. El informe de Fuelarts publicado la semana pasada muestra que, solo en el primer semestre de 2022, las start-ups basadas en arte y tecnología recibieron inversiones por valor de 2,6 billones de dólares, un 237% de lo invertido durante todo 2021, a nivel global.