El Banco Central Europeo (BCE) mantiene el pie en el acelerador en su lucha contra la espiral inflacionista. Su consejo de gobierno ha vuelto este jueves a subir los tipos de interés oficiales de la zona euro en 0,75 puntos porcentuales, con lo que el tipo de referencia para la financiación de hogares, empresas y Estados queda en el 2% (su nivel más alto desde enero de 2009). Las cuotas de las hipotecas y los tipos de los nuevos créditos, por tanto, continuarán la escalada que iniciaron a finales del año pasado.

La autoridad monetaria ha cumplido lo esperado por el mercado y los analistas al repetir la subida extraordinaria que ya aplicó el pasado septiembre. Entonces elevó los tipos en 0,75 puntos en la que fue el mayor alza en los 23 años de historia de la institución. A finales de julio, el organismo presidido por Christine Lagarde comenzó a encarecer el precio del dinero con una subida de 0,5 puntos, la primera en 11 años, la mayor en más de dos décadas y el doble de lo que había anticipado en su reunión de junio.

Además, el banco central ha elevado el interés que paga a los bancos por guardarles el dinero al 1,5%, después de comenzar en septiembre a remunerarles por ello por primera vez desde diciembre de 2011, medida destinada a drenar liquidez de la economía y que incentiva que las entidades paguen por los depósitos de sus clientes. No serán las últimas subidas. Lagarde ya avisó en septiembre de que el BCE prevé seguir encareciendo el dinero en las próximas entre una y tres reuniones de su consejo (octubre, diciembre y febrero).  

Sin tregua

Así, el banco central, que comenzó a elevar los tipos más tarde que otros bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense, está teniendo que aplicarles una subida acelerada ante una escalada de la inflación que, como sus homólogos de otros países, tildó en un primer momento en 2021 de fenómeno transitorio. La invasión de Ucrania, sin embargo, ha extendido la escalada de los precios más allá de toda expectativa y no da tregua a las autoridades monetarias.  

El IPC de la zona euro alcanzó en septiembre su décimo máximo histórico de los 11 últimos meses, desde el 9,1% de agosto al 9,9%. En septiembre, el BCE revisó "significativamente al alza" sus previsiones sobre la inflación. Ahora estima un 8,1% de media en 2022, 5,5% en 2023 y 2,3% en 2024, frente al 6,8%, 3,5% y 2,1% que calculó en junio. Los precios, así, se alejan de su objetivo (2% a medio plazo) al cierre del escenario de tres años sobre el que basa sus decisiones.

Tambores de recesión

La actividad económica sufre las consecuencias de la inflación y el alza de tipos. Aunque el paro de la eurozona está en mínimos (6,6% en agosto) y el PIB sigue creciendo (0,8% en el segundo trimestre frente al anterior), algunos indicadores adelantados de actividad de distintos sectores económicos apuntan hacia una contracción. En sus previsiones de julio, el BCE calculó que la economía de la zona euro crecería un 2,8% este año, un 2,1% el próximo y en 2024, pero en septiembre estimó un 3,1%, 0,9% y 1,9%, respectivamente.

Y eso en el escenario central. En el negativo (que incluye un corte total del suministro de gas ruso y de otros proveedores y racionamientos en el consumo energético), el PIB entraría en recesión el año que viene (2,8%, -0,9% y 1,9%).