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El juzgado cita a la cúpula de Oaktree por “desvío de fondos” en Hijos de J. Barreras

Emite una comisión rogatoria a Reino Unido y Luxemburgo por la denuncia del exdirector general Liam Campbell | Los primeros cambios en el crucero costaron más de 8 millones

Douglas Prothero (2º izq.) con su mujer, Jennifer East, Timothy Grisius y Victor Cai, durante la botadura del crucero “Evrima” en Hijos de J. Barreras. JOSÉ LORES

La construcción 1705 de Hijos de J. Barreras, el crucero de alta gama Evrima, fue un remake de varias leyendas míticas y populares. Por ejemplo, de la Torre de Babel y la de la fiel Penélope esperando a Ulises. A saber: a bordo operaban contratas y subcontratas de múltiples nacionalidades, con un diálogo poco fructífero debido al galimatías de idiomas y la escasa coordinación de los equipos. Los planos que se distribuían un lunes no servían al jueves siguiente, y los de la cubierta tres no siempre eran los mismos que los que se imprimían para la siete. Así que el buque fue sumando retrasos, como el del eterno sudario que tejía Penélope para Laertes, y quemando presupuesto. El impulsor del proyecto, Douglas A. Prothero, ordenó más de 200 modificaciones nada más asumir la presidencia del astillero, como desveló FARO DE VIGO, del grupo Prensa Ibérica, y cargó a las cuentas de Barreras unos costes que debía haber asumido únicamente la armadora del EvrimaThe Ritz-Carlton. Así lo denunció el ingeniero que el propio Prothero había fichado como director general, William Liam Campbell, que atribuyó a la propietaria del buque “prácticas irregulares”, entre ellas de “desvío de fondos”. Esa empresa es el fondo Oaktree; Campbell fue despedido. El juzgado de lo Social 1 de Vigo ha citado ahora a declarar a la cúpula del fondo de inversión por la demanda presentada por el ejecutivo británico.

El exdirector general de Barreras acusó al holding de “trasladar otros costes y márgenes a cargo de la cuenta del astillero”, provocando presuntamente un desvío de fondos de Barreras en beneficio de su barco. Con Prothero al frente, tanto el crucero como la empresa Barreras (en fase de liquidación) eran propiedad del mismo entramado empresarial, con ramificaciones en Malta, Luxemburgo, Singapur, Liechtenstein e Islas Caimán. Lo que ha hecho el juzgado vigués, a través de una diligencia con fecha del 18 de octubre, es ordenar una comisión rogatoria para la citación de las demandadas Oaktree Capital Management UK (Reino Unido) y Oaktree Management OCM Luxembourg, a las que se ha remitido una traducción notarial de la demanda. El juicio, previsto inicialmente para el pasado verano, se ha fijado ahora para el 10 de junio de 2023.

Campbell llegó a informar a Marriott, cabecera global de Ritz-Carlton, de lo que estaba sucediendo en el astillero. Fue a raíz de esa comunicación, según consta en la demanda, cuando Prothero prescindió de él tras una campaña de “acoso y hostigamiento”. Las modificaciones en la construcción del barco que describe el demandante –denominadas órdenes de cambio o COs change orders– habrían sido ordenadas en contra de su criterio y de forma irregular. Unos manejos, además, que se habrían producido antes y después del primer rescate del astillero (2019) y, por tanto, antes y después de que la entidad semipública Cesce (Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación, controlada por el Gobierno central) hubiese avalado a Douglas Prothero con múltiples avales, garantías y una ayuda por compensación de tipos de interés.

Los ejemplos de las modificaciones en el proyecto de construcción del crucero, cargados a la cuenta de Barreras, son casi infinitos. Y no solo los describe Campbell en su demanda –cuenta con la dirección letrada de Belén Canosa–, sino que figuran también en un informe encargado por Oaktree a la consultora Allswater. Es un documento que solo analiza los sobrecostes del año 2020, y el ensamblaje de este buque ya había arrancado tres años antes. El equipo de Prothero mandó cambiar desde los pulsadores de los retretes (5.550 euros) hasta nuevos toldos para el sol (165.000 euros); también los lectores para las tarjetas de acceso a camarotes (15.395 euros), señalizaciones decorativas (75.000 euros), balaustradas para cubiertas exteriores (104.410 euros) o un añadido al bar de sushi (10.837). En suma, y solo para este periodo analizado, las change orders superaron los ocho millones de euros. El equipo de aire acondicionado, que Barreras ya había adquirido a Novenco –como figuraba en el diseño inicial del barco– supuso un recargo para el astillero de otros 1,5 millones de euros adicionales.

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