El Fondo Monetario Internacional está preocupado por el elevado nivel de deuda pública alcanzado por la economía española (el 116% del PIB según el dato de septiembre) y considera que, después de haber hecho frente al covid y al primer embate de la crisis energética, ha llegado el momento de retomar los ajustes presupuestarios.

En su informe anual sobre la economía española, publicado este miércoles, el FMI aconseja acometer una senda de ajustes en los próximos años, a un ritmo anual de "por lo menos 0,6 puntos porcentuales de PIB por año" a partir de 2024, con el objetivo de "encauzar la deuda en una firme trayectoria descendente" que debería conducir a "una posición fiscal estructural casi equilibrada para el fin de esta década", a las puertas de 2030. Esta referencia equivale a practicar cada año un ajuste estructural en el entorno de los 8.000 millones de euros, ya sea por la vía de sucesivos recortes de gastos o de subidas de impuestos encadenadas.

Antes que eso, para 2023, "se recomienda" empezar con "una reducción moderada del déficit fiscal estructural primario" (sin contar el pago de intereses), de "entre un cuarto y medio punto porcentual del PIB". Traducido a euros, el FMI estaría demandado al Gobierno español un ajuste estructural de entre 3.200 y 6.500 millones de euros para el año próximo.

En realidad, el organismo que dirige Kristalina Georgieva interpreta que el plan presupuestario del Gobierno para 2023 ya incorpora una reducción del déficit estructural de 0,3 puntos porcentuales (unos 3.900 millones de euros). "Este ritmo de consolidación es en general apropiado, aunque la ejecución está sujeta a riesgos pues depende en parte de la continua solidez de los ingresos y de un menor gasto en medidas energéticas en 2023", opina el informe del FMI. El ajuste estructural previsto por el Gobierno para 2023 descansa, sobre todo, en las subidas permanentes de impuestos. Los incrementos temporales de impuestos no cuentan a estos efectos, pues no son estructurales; tampoco, la retirada de gastos vinculados a las medidas de apoyo contra el covid.

Impuestos temporales y medidas energéticas

En su informe, el FMI da la "bienvenida" a la puesta en marcha de nuevos impuestos "temporales" a la banca, la energía y los patrimonios para financiar medidas de apoyo a los colectivos más vulnerables en el actual contexto de crisis energética. Sin embargo, advierte de que habría sido más adecuado hacer girar sobre los beneficios, en lugar de sobre los ingresos, los impuestos a la banca y las energéticas y advierte de la necesidad de vigilar que el nuevo gravamen sobre las entidades financieras no acabe dañando la oferta de crédito.

El Fondo aprovecha su informe para pedir "un mayor grado de focalización" a favor de las familias y empresas más vulnerables de las medidas contra la crisis energética. En este sentido, opina que medidas como los bonos sociales eléctrico y térmico, el aumento del ingreso mínimo vital y la ayuda sectorial directa a empresas van en la dirección correcta; no así, otras como las reducciones del impuesto sobre la electricidad y la bonificación de los carburantes. "Es preferible el uso de transferencias directas, por ejemplo, en la forma de vales de suma fija (idealmente, vinculadas a los ingresos o el tamaño del hogar) en lugar de la aplicación de medidas de reducción de precios", se aconseja.

Crecimiento e inflación

El FMI constata la senda de desaceleración de la economía española -en línea con la tendencia mundial- y, tal como adelantó en sus previsiones de otoño, proyecta un crecimiento de apenas el 1,2% en 2023, si bien eleva 3 décimas el previsto para 2022, hasta el 4,6%. En todo caso, el organismo descarta en este momento que la economía española vaya a caer en recesión técnica (dos trimestres consecutivos con tasas negativas de crecimiento del PIB), según ha aclarado la jefa de la Misión para España del FMI, Dora Iakova, en una rueda de prensa. Iakova ha explicado que el crecimiento en los próximos trimestres será muy cercano a cero, debido a una demanda externa débil y al deterioro de la confianza de los consumidores, pero ha opinado que será posible evitar el encadenamiento de dos tasas negativas de variación. Se proyecta que España no logrará recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia hasta comienzos de 2024.

En relación a la inflación, se prevé que se irá moderando gradualmente en 2023. Iakova se ha mostrado "razonablemente segura" de que no será una inflación de doble dígito. "Aun así, es probable que la inflación general y subyacente permanezcan hasta 2024 por encima del objetivo del 2%", sostiene el informe.

Aunque la llamada inflación subyacente (que no tiene en cuenta los precios más volátiles de energía y alimentos no elaborados) se mantiene en un nivel elevado, por encima del 6%, el FMI entiende que "hasta ahora no se han observado señales de una espiral salarios-precios ya que el crecimiento de los salarios ha estado contenido". Sin embargo, se advierte de que "ha aumentado levemente la proporción de trabajadores afectados por acuerdos salariales con cláusulas de indexación por la inflación" y se subraya la necesidad de llegar a un "pacto de rentas" en el que se acuerde un reparto de los costes de la subida de precios energéticos a través de "una disminución temporal de los ingresos reales de los hogares y las empresas".