Protestas de los agricultores

El fraude de la miel china amenaza a las abejas y arruina a los apicultores

Los productores protestan para pedir ayudas con la advertencia de que están “agonizando” por los altos costes y la grave sequía | "Si la etiqueta no pone con claridad que el origen es español posiblemente lo que contenga el bote será una especie de jarabe o sirope de arroz", advierten

Apicultores se concentran para reclamar medidas de apoyo ante la crítica situación del sector frente a la Delegación del Gobierno, en Santander, Cantabria (España).

Apicultores se concentran para reclamar medidas de apoyo ante la crítica situación del sector frente a la Delegación del Gobierno, en Santander, Cantabria (España). / EP

Isabel Morillo

La etiqueta del producto no lo refleja pero la miel china inunda el mercado y arruina a los apicultores. Decenas de estos agricultores se reunieron este miércoles a las puertas del Parlamento andaluz con la advertencia de que el sector está agonizando. Las protestas se repitieron en toda España. El cambio climático, con la sequía y las últimas olas de calor como protagonistas en Andalucía, ha reducido la producción a la mitad. Eso se combina con los altos costes, disparados en la producción por la subida del precio del azúcar y el gasóleo. El resultado es que la miel pasa por horas muy delicadas.

La protesta en Sevilla, organizada por la organización agraria COAG, tuvo como portavoz al responsable del sector de la apicultura Antonio Vázquez. Las cuentas son claras. España ha importado directamente de China este año 7.500 toneladas de miel de enero a noviembre. “Eso son siete millones de botes de kilo”, advierte Vázquez. El reto es encontrar un solo bote con origen chino en los lineales de los supermercados. “¿Dónde está esa miel? ¿Por qué no aparece por ningún sitio?”, señala el apicultor. La denuncia es que se incumplen las leyes en el etiquetado y para la trazabilidad del producto. Las etiquetas no reflejan el verdadero origen ni la calidad del producto. “Ni siquiera es miel de baja de calidad, en la mayoría de las ocasiones es una especie de jarabe, de sirope de arroz dulce”, advierte el portavoz de COAG. Eso se suma a la miel que tras salir de China pasa por otros países y viene ya mezclada y envasada como un producto portugués, rumano o belga, o de cualquier otro país europeo. En total, España ha importado 35.260 toneladas el último año.

“Es imposible competir porque esa ‘pseudomiel’ se vende a 1,50 euros el kilo y la miel española de calidad que producimos los apicultores tiene un coste de producción de 3,20 euros. Desde luego para las grandes distribuidoras es mucho más lucrativo comprar la miel china”, señala Vázquez. La recomendación es fijarse bien en la etiqueta y dudar si no pone con claridad que es miel española. Es mucho más fácil encontrar miel de calidad en pequeños comercios o mercadillos, en tiendas ecológicas, que en las grandes superficies por más que en sus lineales, advierte la COAG, no se diga de donde vienen esos botes ni lo que realmente contienen. En la actualidad, entre el 70 y 80% de la miel de producción española se ha quedado en los almacenes y no tiene salida en el mercado. "No podemos competir", admiten el apicultor.

Los apicultores advierten además de la tragedia que supone la sequía. Si no hay lluvia, no hay flores, no hay plantas y las abejas no pueden polinizar. Andalucía es la mayor productora de miel de España, con unos 5.500 apicultores y 629.000 colmenas, el 20% del censo nacional.

En esta situación, lanzan un SOS: “Necesitamos ayudas”. Reclaman que puedan beneficiarse de la ayuda de los 20 céntimos por litro de gasolina y de una subvención directa de 10 euros por colmena. Una cantidad que sería “perfectamente asumible”, señalan, en el presupuesto del Ministerio de Agricultura. La ayuda de la gasolina se ha extendido para el gasóleo agrícola pero ellos han quedado fuera porque no se mueven en tractores sino en vehículos ‘todoterreno’. Son muchos kilómetros los que recorren en su jornada diaria, para mover las colmenas, ir al monte, alimentar las abejas... “Nuestras colmenas no están cerca del pueblo ni de las ciudades sino en el monte, a veces a más de 200 kilómetros de distancia”, advierten desde COAG.

El otro coste que se ha disparado es el del azúcar. ¿Para qué se utiliza? “Mira este año por ejemplo en Málaga, donde tengo mis colmenas, de abril a diciembre no ha llovido nada. No había flores. Las abejas no tienen néctar y tienen que alimentarse. Su pienso, por decirlo así, son pastas hechas de azúcar y el coste se ha duplicado”, avisa este apicultor. Los insecticidas y plaguicidas del campo afectan a la flora y fauna, a la biodiversidad, cada vez las cosechas tienen menos rendimiento y la polinización de las abejas es más difícil. Una tormenta perfecta en la que agoniza un sector tradicional que pide ayuda.