Los Serratosa ponen el punto final a Nefinsa

La matriz de la rama de Emilio Serratosa, fundada en 1993, estuvo detrás de negocios como Air Nostrum, Nefitel o Uralita

Javier Serratosa

Javier Serratosa / Levante-EMV

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

Nervión Financiera, S.A. (Nefinsa), la matriz a través de la cual la rama familiar de Emilio Serratosa reemprendió sus inversiones empresariales tras la venta de Valenciana de Cementos, ha pasado a la historia. Ayer, el Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme) certificó su disolución tras tres décadas de éxitos iniciales y fracasos finales.

Los hermanos José y Emilio Serratosa vendieron en 1992 su participación en la firma cementera fundada por sus antepasados por 26.000 millones de pesetas (unos 140 millones) y con ese dinero trazaron su propia saga empresarial. El menor de los dos y sus cinco hijos fundaron Nefinsa en 1993, a partir de la cual dejaron atrás el negocio de la construcción y se adentraron en nuevos nichos, singularmente la aviación regional, las energías renovables y las telecomunicaciones.

De ahí nacieron Air Nostrum (1994), Nefitel (1995) o la inversión en Gamesa (1998), dedicada a los aerogeneradores. Por diversas circunstancias, la familia se fue deshaciendo de todas esas participadas. Buena parte de culpa de ello la tuvo la decisión de volver al negocio original con la compra de una participación en la firma de materiales de construcción Uralita en 2002, que alcanzaría el 63 % en 2007, momento en que tres de los hijos de Emilio, comandador por Pablo Serratosa, optaron por salir de Nefinsa para crear el grupo Zriser, donde siguen.

Nefinsa quedó en manos del patriarca y de sus hijos Javier y Gonzalo. En 2007 empezó la Gran Recesión, la crisis financiera y el hundimiento del sector inmobiliario, que golpeó de manera brutal en Uralita y obligó a los empresarios a vender la joya de la corona :Air Nostrum, que acabó controlada por el actual presidente y entonces consejero delegado, Carlos Bertomeu. Los problemas en Uralita -luego Coemac- no se resolvieron. Entró en concuso, fue vendida a una firma madrileña y en 2022 entró en liquidación. Un año después le ha seguido la matriz.