Terremoto en bolsa

La banca española encara la tormenta financiera con un 27% más de capital que en 2008

La reforma de la normativa, supervisión y resolución bancaria posterior a la caída de Lehman Brothers ha dado lugar a entidades más sólidas, grandes y líquidas

La banca española encara la tormenta financiera con un 27% más de capital que en 2008.

La banca española encara la tormenta financiera con un 27% más de capital que en 2008.

Pablo Allendesalazar

La tormenta bancaria de las últimas semanas ha hecho que el fantasma de una nueva crisis financiera vuelva a cernirse sobre los mercados mundiales. En la memoria de todos los que la vivieron pesa aún el pánico que causó la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 y los devastadores efectos que hasta 2014 tuvieron las sucesivas oleadas del maremoto de la Gran Crisis Financiera y la Gran Recesión. La posterior reforma global de la normativa, supervisión y resolución de los bancos -que ha llevado al sector español a contar con 45.886 millones de euros y un 27% más de capital para absorber pérdidas que entonces- afronta estos días su primer gran prueba de fuego.

Tanto las autoridades españolas como algunos de los principales banqueros han salido en tromba estos días a asegurar que la situación de la banca del país nada tienen que ver con las que han provocado la caída del estadounidense Silicon Valley Banky el suizo Credit Suisse o ahora hace tambalearse a Deutsche Bank. ¿Pero tienen razón o asistimos a una repetición del "España quizá cuenta con el sistema financiero más sólido de la comunidad internacional" que proclamó el presidente Zapatero en aquel septiembre de 2008 en Nueva York?

Tanto los datos como los cambios en la arquitectura institucional del control de los bancos apuntan a grandes diferencias. "Las crisis financieras se sabe cómo empiezan pero no cómo acaban, porque la pérdida de confianza de los inversores tiene ramificaciones imprevisibles. Pero si vamos a los fundamentales, la situación no tiene nada que ver con la de 2008 y al sector español nos coge en una situación muchísimo más fuerte. Nunca se pueden descartar sustos, pero hoy por hoy me parecen muy, muy improbables", matiza uno de los grandes banqueros.

Solventes y líquidos

Los datos apuntan efectivamente a una profunda transformación de la banca española en estos casi 15 años. El sector, así, contaba al cierre de septiembre con 214.117 millones de euros de Tier1 (capital de mayor calidad más bonos convertibles), frente a los 168.231 millones del cierre de 2008. Paralelamente, ha aumentado sus activos de 3,28 a 4 billones de euros, pero ha reducido los activos medidos según el riesgo que suponen de provocar pérdidas a las entidades de dos a 1,5 billones. Ello ha llevado a que el peso del capital sobre dichos activos ponderados por riesgo haya aumentado del 8,1% al 14,26%.

Los bancos, por tanto, son más grandes pero tienen menos riesgo y una hucha mayor para asumir posibles pérdidas. También tienen más liquidez para afrontar salidas de depósitos como las sufridas por los bancos caídos. Así, su ratio de cobertura de liquidez (LCR, resultado de dividir el total de activos líquidos por las obligaciones de pago a corto plazo) asciende al 199%, el doble de lo exigido por las autoridades, con un colchón de 795.806 millones de euros para hacer frente a obligaciones de 398.934 millones. No es comparable porque en 2008 ni siquiera existía la exigencia de tenerlo constituido.  

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria, además, ha provocado, una enorme mejora de su ratio de liquidez más básica, el que mide el peso de los créditos sobre los depósitos. Ha bajado al 100,8% desde el 195% de 2008 (los créditos doblaban a los depósitos, con lo que las entidades necesitaban financiarse en mayor medida en los volátiles mercados de capitales). La morosidad, por otro lado, es similar a la de entonces (3,48% en enero frente al 3,37%), pero está a años luz del máximo histórico del 13,61% que se alcanzó en 2013, un nivel que los supervisores consideran altamente improbable que se vuelva no ya a alcanzar, sino a aproximar. Las carteras de deuda pública rondan de media un contenido 13% del activo y en su mayor parte están a vencimiento (77% del total), mientras que los depósitos garantizados -hasta 100.000 euros por entidad y cliente- ascienden a una media de en torno al 66%.

Más y mejor control

¿A qué se debe esta notable mejora? Antonio Carrascosa, exdirector del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) español y exconsejero de la Junta Única de Resolución (JUR) europea de bancos lo tiene claro: "El modelo europeo tiene buena salud: la supervisión única está funcionando bien y la resolución única, también. El Fondo Único de Resolución va a acabar el año próximo con una dotación de 80.000 millones de euros y, cuando Italia lo suscriba, el MEDE le podrá aportar una cantidad similar en caso de necesidad. Faltaría por crear el Fondo de Garantía de Depósitos común, aclarar el marco para resolver entidades medianas para clarificar cuándo hay o no interés público en su resolución, y homogeneizar algunos elementos de las leyes nacionales de insolvencia. Pero todo el esquema institucional es mucho más sólido que en 2008".

Tras la debacle de aquel año, así, la arquitectura internacional de control de los bancos experimentó una auténtica revolución, impulsada por el G-20. Se endureció la normativa contable (de Basilea II a Basilea III), así como los principios para la supervisión de las entidades y la resolución de los bancos con problemas. En la Unión Europea, la supervisión de los grandes bancos pasó de los países al Banco Central Europeo (BCE), y la resolución la asumió la nueva Junta Única de Resolución. Además, se reforzó la regulación con la creación de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y se creó la Junta Europea de Riesgo Sistémico para vigilar las amenazas globales a la estabilidad financiera. 

Casos aislados

"En la Unión Europea, el riesgo de soluciones nacionales desordenadas a los bancos en problemas es menor que en 2008, porque tenemos a la Comisión Europea, el BCE y la JUR y una ley que ampara todo el proceso y da mucha seguridad. Es importante que se mantenga el esquema de resolución que surgió de la crisis de 2008, porque si no las crisis bancarias pueden ir acompañadas de crisis soberanas (de las finanzas estatales de los países ante el riesgo de que deban rescatar a sus entidades)", sostiene Carrascosa, actual asesor externo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para asistencias técnicas sobre el sistema financiero de varios países. 

La duda que puede surgir es que cómo es posible, si todo ha mejorado tanto, que hayan vuelto a caer bancos. "En el SVB, las autoridades se equivocaron al llevar al banco a liquidación en lugar de a resolución por no ser conscientes del riesgo de contagio al sistema financiero. Al entrar en liquidación, el fondo de garantía de depósitos se activaba, pero solo un 5% de los depósitos estaban garantizados. Y en Credit Suisse, no se ha aplicado el marco de resolución, sino solo algunos de los poderes que permite. En ambos casos, se debería haber comenzado a actuar mucho antes para evitar que las entidades llegasen a esa situación. Pero no creo que el contagio se extienda más, porque aunque se podría haber hecho mejor, se ha resuelto el problema principal", apunta.

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