Eclosión urbana ligada al comercio

La eclosión de València se debió, en parte, al auge de su actividad comercial y a la entrada de sus productos en las rutas comerciales

La exposición del Puerto reserva un espacio a la importancia del comercio en el siglo XV.

La exposición del Puerto reserva un espacio a la importancia del comercio en el siglo XV. / Miguel Angel Montesinos

Lluís Pérez

Lluís Pérez

La muestra del esplendor de la ciudad en el siglo XV se vio reflejado, también, en la importancia de la actividad comercial valenciana. Ésta se desarrolló en varios espacios de la ciudad donde se realizaba la compraventa de productos de alta calidad con origen en la ciudad y sus alrededores, convirtiendo a València en uno de los centros del comercio internacional

El mercado

Imagen de archivo del Mercado Central.

Imagen de archivo del Mercado Central. / FERNANDO BUSTAMANTE

Era el principal espacio de distribución y comercialización de productos de la huerta y artículos elaborados. Reunía a mercaderes y artesanos quienes interactuaban bajo las leyes municipales.

La Lonja

Se construyó en 1483 por el auge de la actividad comercial y, allí, se albergó el Consulado del Mar. Se comerciaban los productos agrícolas y las manufacturas del Reino, a la vez que se desarrolló un mercado financiero, de seguros y arrendamiento de impuestos.

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El sistema bancario

La estabilidad económica de València, la confianza de los operadores extranjeros y la crisis de Barcelona propició el desarrollo de instrumentos financieros como la letra de cambio, los seguros y los préstamos marítimos. Contratos con vigencia en el gran espacio económico del comercio internacional.

Lujo y manufacturas

Los productos valencianos acreditaron la excelencia de las manufacturas del Reino, elaborada por artífices especializados, especialmente sedas y objetos cerámicos. Su venta y encargo creció por el incremento de la pujanza económica tanto de habitantes, mercaderes y viajeros.

Muestras de cerámica de València en la exposición del puerto de València.

Muestras de cerámica de València en la exposición del puerto de València. / ED

En el comercio de la seda, València se alzó como intermediaria en la exportación de la seda de Granada hacia Italia y, también, de artífices valencianos que se asentaron en la región. Además, la producción de más un millar de familias provocó la expansión comercial de una industria con tejidos lujosos y sofisticados. 

En cuanto a la cerámica, Paterna y Manises fueron los dos principales puntos de producción de este arte heredado de los musulmanes, que se distribuyó vía marítima desde el Grao de València. Fue uno de los productos predominantes en las rutas comerciales.

Influencias extranjeras

La ciudad fue la puerta de entrada de estilos artísticos y obras de arte de la mano de personalidades como el rey Alfonso el Magnánimo o el linaje de los Borja; un proceso que intensificó su refinamiento artístico y humanista con la aparición del Renacimiento. También con la importación marítima de elementos arquitectónicos prefabricados, como capiteles, columnas y pilastras, que se emplearon en distinguidas construcciones urbanas.

Las letras valencianas

València fue uno de los focos impresores gracias a la rápida llegada de la imprenta desde Italia. La Gran Compañía Comercial de Ravensburg motivó el establecimiento de impresores, editores y tipógrafos alemanes, quienes editaron grandes títulos de la literatura valenciana.