EMPRESAS

Cristina Lázaro: «La estructura minifundista penaliza al campo valenciano, que necesita concentración»

En 2022 impulsó la marca ‘LZR Patatas’ en ‘Lázaro’ para diversificar producción. Dejó de ser proveedora de Mercadona. La firma familiar, con sede en Puçol, emplea a 54 trabajadores y factura 25 millones.

Se hizo el cambio de "LZR patatas" a "Lázaro, personas que alimentan a personas", para dar cabida a todo lo que estaba haciendo, dejar de centrarse en un producto y pasar a multiproducto, cambiar por completo su modelo de negocio. Necesita una marca madre que así lo representase. 

Cristina Lázaro, en la sede de Levante-EMV.

Cristina Lázaro, en la sede de Levante-EMV. / G. Caballero

José Luis Zaragozá

José Luis Zaragozá

Cristina Lázaro, directora de Desarrollo de Negocio de Lázaro

Cristina Lázaro (València, 1981) es graduada en Derecho y Administración de Empresas (ADE) por la Universitat de València y ha realizado postgrados en EDEM y EMBA por Berkeley-Universidad de California. También posee un máster en Responsabilidad Social de la UE. Forma parte de la tercera generación de una saga de empresarios agrarios de l’Horta Nord. Lideró, junto con su padre y hermanos, la transformación industrial de la compañía en 2006, coincidiendo con la construcción de la planta de envasado. Coordinó el montaje con la participación de 26 empresas de diferentes países: conexión automática de la instalación en todo su flujo incluyendo dos almacenes automáticos para materia prima y producto terminado. Trabajó en diferentes departamentos y encontró su pasión en el ámbito comercial. En 2016 introdujo la RSC en la empresa. También lideró el proyecto FreshNatur.

Cristina Lázaro, en 2022 impulsó la marca ‘LZR Patatas’ en ‘Lázaro’ para diversificar producción. Dejó de ser proveedora de Mercadona. La firma familiar, con sede en Puçol, emplea a 54 trabajadores y factura 25 millones. 

¿Cómo afecta la dana a los planes de la empresa?  

Nos enfrentamos a esta nueva situación con la misma capacidad de adaptación que demostramos durante la época de la covid-19. Entonces, tuvimos que ajustar rápidamente nuestros servicios para responder a las necesidades de los clientes. Estamos aplicando esa misma flexibilidad para asegurar que no haya desabastecimiento en los supermercados, permitiendo que la gente pueda acceder a los productos esenciales cuando lo necesite. Garantizamos el suministro de productos frescos que servimos para la gente que más lo necesita. Nuestra actividad empresarial también ha sentido el impacto de manera indirecta porque algunos de nuestros proveedores se han visto afectados por esta catástrofe. Sin embargo, están haciendo una labor encomiable para poder volver a la nueva normalidad. Otros proveedores no se han visto afectados y realizan un trabajo ejemplar agilizando procesos para poder servirnos en tiempos más cortos que nos permitan seguir produciendo sin interrupciones.

¿Qué iniciativas han puesto en marcha? 

Estamos colaborando con personas conocidas del ámbito gastronómico que cocinan para los ciudadanos de pueblos afectados. Hemos querido aportar nuestro granito de arena facilitando productos frescos para que puedan elaborar más raciones y estar así más presentes con las personas afectadas. Creemos que esta es una forma concreta de apoyar a las comunidades en un momento tan complicado. Además, iremos escalonando la ayuda y la recogida de productos y enseres necesarios para que las personas afectadas sigan recibiendo ayuda y apoyo por nuestra parte. Aportamos recursos de la empresa y la solidaridad del equipo, que también ha estado ayudando a limpiar las calles y casas afectadas. 

Ayudas públicas

El Gobierno y la Generalitat ponen en marcha fondos para la reconstrucción. ¿Qué piensa de las estrategias políticas de cara a incentivar la economía y el empleo?

Lo que ha pasado es una catástrofe muy grande y somos muy conscientes de ello. Reconstruir todo lo que se ha perdido va a ser un camino largo y costoso en el que todos van a tener que colaborar para conseguir una nueva normalidad en tiempos más cortos. Muchas familias han sufrido un daño irreparable. Quiero pensar que como valencianos saldremos de esta y seguro que más fuertes. 

La patata es el producto hortofrutícola más importado en España, ¿por qué se produce más aquí? 

La patata es la hortaliza que más se consume en España. En Lázaro decimos que es más difícil encontrar un hogar sin patatas que una aguja en un pajar. Estamos en el 96% de los hogares. España no produce toda la producción que se necesita para abastecer la demanda porque es un producto de gran consumo: se comen algo así como 800 millones de patatas en los hogares cada año. Por tanto, hay que importar. Nos abastecemos sobre todo de Francia. El cultivo de la patata sigue el ciclo del sol y cuando aquí no se produce hay que importarla. También llegan de Inglaterra, Bélgica y Alemania. Y se pueden buscar de otras latitudes, como Israel o Egipto. Si cumplen las normas fitosanitarias no hay riesgos en importarlas de terceros países. Hay que vigilar que la competencia sea sana y vigilar los requisitos medioambientales que exige la Unión Europea.

Lázaro inició hace poco tiempo un cambio generacional para afrontar un nuevo modelo de negocio. ¿Qué resultados ha logrado?

Patatas Lázaro, con algo más de 75 años de historia y con la tercera generación incorporada, afronta el futuro con una renovación en su modelo de negocio. Es una firma pionera en su sector industrial con la creación del primer centro de envasado especializado en patatas a finales de los ochenta del siglo pasado, lo que dio pie a seguir creciendo en el ámbito industrial y tecnológico en 2008. Construyó la primera industria 4.0 agroalimentaria especializada en patatas de Europa, lo cual ayudó a optimizar los costes. Y afrontó un gran cambio desde la pandemia y consolida una estructura sólida y una imagen de confianza para afrontar nuevos proyectos.

Empresa familiar

La sucesión familiar, ¿se ha resuelto bien?

Fue mi abuelo el que el que comenzó esta andadura profesional tan vinculada con el campo. Sabía cultivar y vender patatas, aunque también otras hortalizas porque al final había que hacer rotación de cultivos en las tierras. Mi padre, Severino Lázaro, empezó vendiendo con una moto a los 16 años y siempre fue un apasionado de la automatización y la industrialización. A finales de los años 80 creó el primer centro de envasado de patatas específico en España. En aquellos tiempos entró en el mercado de España la gran distribución comercial y empezaron a cambiar los canales de venta de la industria: se implantó el modelo de los supermercados. La tercera generación ya ha tomado las riendas. Mi hermano Carlos lleva toda el área ‘agro’; mi hermana Sara, la corporativa y finanzas y yo, la de desarrollo de negocio. Estamos acompañados por un talento profesional externo. La propiedad familiar se mantiene en el 100% del capital social. En el proceso de sucesión todo ha ido muy fluido. Mi padre, que tiene 70 años, ya no está en las tareas del día a día porque sus hijos hemos adquirido esas funciones ejecutivas.  

«Estamos aplicando la misma flexibilidad que en la covid-19 para asegurar que no se produzca desabastecimiento en las redes de supermercados»

¿Por qué cambió el nombre LZR?  

Nació del núcleo del trabajo, del desarrollo y del avance de la gestión de la compañía . De ‘Patatas Lázaro’ pasamos a ‘LZR’. Esas iniciales representaban tanto la empresa como el producto que tenía. Con el cambio a ‘Lázaro’ queremos construir diferentes marcas de producto como ‘Fresh Nature’, que es nuestro buque insignia. Lázaro ha experimentado un crecimiento en cuanto a la gama de productos, disponiendo, además de patatas, de cebollas, boniatos, ajos e incluso ajo negro, recientemente incorporado. Hemos incrementado el número de marcas, añadiendo Calixta, nuestro producto de cuarta gama, y Papp!ns con un concepto mucho más joven. El 100% de nuestros envases son monomateriales y totalmente reciclables desde 2008. Y en 2021 lanzamos el primer envase 100% biodegradables para patatas, hecho con papel, malla de bambú y tintas al agua.

¿Qué previsión de ventas tiene? 

La facturación anual se cerró en 25 millones de euros en 2023, una cifra que crecerá este año. Tenemos una industria que es muy pionera y que se renovó en 2008. Fue un cambio tecnológico grande y que empezó mi padre. Arrancó todo el proyecto de renovación de la estructura digital. Comenzaron los nuevos códigos y, desde hace poco, el desarrollo de nuevas herramientas y aplicaciones como la Inteligencia Artificial. Hemos puestos en marcha una inversión en torno a dos millones de euros en ese proceso de transformación digital aplicado a la gestión de la compañía. 

Los fondos de inversión desembarcan estos últimos tiempos en el creciente negocio de la industria agroalimentaria. ¿Han tenido ofertas? 

Los fondos de inversión están muy centrados en el sector agroalimentario en general porque hay una gran cantidad de compañías que van bien. Parece que va a haber una concentración en el sector alimentario, por ejemplo, en el caso de los cítricos. La población mundial aumenta y, por tanto, hay que producir más alimentos. Obviamente necesitamos comer para poder vivir. Hemos tenido muchas llamadas de teléfono, muchos contactos con fondos de inversión; pero la familia tiene muy claro que quiere seguir manteniendo la propiedad. Nos gusta nuestro negocio y queremos seguir con esta estructura.

«No se puede echar la culpa de la inflación a la industria agroalimentaria»

¿Prevé un proceso de concentración en el sector? 

En la Comunitat Valenciana la industria agroalimentaria y el sector primario siguen muy atomizados. Hay margen para la concentración porque la estructura agraria penaliza mucho al campo valenciano dado su minifundismo.

La inflación alimentaria, ahora más moderada, afecta de lleno a la cesta de la compra. Las patatas aumentaron sus precios un 19,3% en 2023 respecto a 2022 (datos MAPA). ¿Qué perspectivas de precios en origen maneja para 2024 y el próximo año? 

No se puede echar la culpa de la inflación a la industria alimentaria. Una cadena de suministro es muy amplia porque participa producción, transporte, industria y distribución. Está claro que los costes de explotación en el campo como la mano de obra, los productos fitosaniarios, el agua o la electricidad se disparan. De hecho, lo que no podía ser es que hace años en un kilo de patatas en el campo el agricultor perdía dinero porque se estaba pagando a ocho céntimos de euro. Eso no tenía ningún sentido. Los precios han subido en todos los segmentos de la cadena alimentaria y afecta a las patatas, tomates, aceites, lechugas o carnes de vacuno. 

Campo de patatas de Lázaro.

Campo de patatas de Lázaro. / Levante-EMV

Lázaro ha sido durante mucho tiempo proveedor de Mercadona. Hace unos años se rompió esa relación y ha iniciado un proceso de diversificación hacia otros clientes. ¿Por qué? 

Hemos sido proveedores de Mercadona durante treinta años. Pero esa etapa ya pasó. Empezamos a suministrarle cuando era una cadena pequeña. Fuimos de los primeros interproveedores. En 2021 acabó esa etapa y cambió nuestro modelo de negocio: de monocliente y monoproducto a multiproducto. Ahora tenemos otros clientes en el sector de la distribución comercial: Consum, Lidl, Masymas, Ahorramas... Exportamos alrededor del 20% de la cifra de negocio. Vendemos incluso a tiendas de países del Este de Europa. La transición después de dejar Mercadona ha sido buena. Ha habido que trabajar mucho.

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