Los ERTE y la pérdida de la Transit lleva a Ford Almussafes al peor año productivo de su historia

2024 será, sin paliativos, el peor año productivo de la historia de Ford Almussafes. Las previsiones que maneja el sindicato mayoritario en la planta, UGT, de cara al final de este ejercicio en la factoría -cuyo último día de fabricación, debido a las vacaciones navideñas, será el próximo día 20- apuntan a que se acabará el año superando por la mínima los 120.000 vehículos, una caída de alrededor del 43 % con relación a 2023 marcada por la sucesión de ERTE que ha vivido la fábrica -incluido el de fuerza mayor obligado por el golpe de la dana en sus proveedores- y la pérdida del penúltimo de sus modelos, la furgoneta Transit, que ha reducido sustancialmente la carga de trabajo disponible.

El escenario con el que se prevé clausurar este 2024 es, sin duda, de mínimos. No en vano, ni en un 2012 marcado por la marcha de la factoría de un emblema como el Fiesta ni en un 2021 en el que la crisis de semiconductores golpeó con fuerza sus líneas de fabricación -hasta ahora los dos peores años productivamente hablando- salieron de la planta un número tan bajo de vehículos. Como prueba de ello, los 120.127 vehículos -103.488 de ellos del único modelo superviviente hoy, el Kuga- con los que se estima que acabará Almussafes este año son inferiores a los Kuga que se hicieron en el año de la pandemia (121.000) y casi son un tercio de los 345.560 unidades producidas con las que se echó el cierre a 2019. Cifra duras para una factoría que llegó a sacar prácticamente 450.000 vehículos anuales hace dos décadas.

Ejercicio de complicaciones

Tras esta difícil realidad se halla un ejercicio marcado por las complicaciones. Primero por quedarse desde abril únicamente fabricando el Kuga -del que hoy se producen entre 700 y 730 unidades diarias tras recuperarse el lunes los dos turnos en fábrica- tras acabar el viaje en Almussafes de la Transit, algo que provocó que en verano se llegara a plantear un ERE a más de 1.600 trabajadores por falta de carga de trabajo.

Sin embargo, finalmente, este recorte se logró rebajar hasta poco más de 600 empleados gracias a la promesa del Gobierno central de que ofrecería a la marca del óvalo desde el 1 de enero un mecanismo de flexibilidad laboral con el que mantener la mano de obra hasta la llegada de un nuevo modelo multienergía -del que se prevé fabricar 300.000 unidades al año- en 2027. Aunque, a falta de menos de un mes para esa activación, esa medida aún no está perfilada.

Los ERTE

Pero más allá de ese compromiso gubernamental, la menor carga de trabajo para Almussafes se tradujo también en verano en la activación de un ERTE que ha venido dejando con asiduidad la producción parada en el área de vehículos, pero también en una sección de motores de la que hoy salen 900 propulsores diarios.

El mismo expediente -necesario por las circunstancias, pero una prueba clara que ilustra el bajo ritmo productivo al que ha podido ir la factoría- solo se ha visto interrumpido por la dana y los problemas que generó, por un lado, para la llegada de trabajadores desde los municipios afectados y, sobre todo, por el golpe que tuvo la catástrofe para proveedores clave, como el caso de Industrias Alegre. De momento, desde esta semana, la normalidad -en ERTE- ha vuelto para los alrededor de 4.100 personas que componen la plantilla de la fábrica, algo que no evitará que Ford Almussafes acabe este 2024 en su suelo productivo histórico.