Entrevista
Jesús García (Cajamar): «Hemos superado nuestros objetivos en crédito a grandes empresas»
"La dana ha puesto en valor la importancia de disponer de oficinas bancarias", asegura el director territorial de la entidad en Valencia
Jesús García García (València, 1973) es licenciado en Derecho por la Universitat de València en la especialidad de Empresas. Comenzó a trabajar en el sector financiero en 1999 y desde su incorporación a Cajamar en 2007 fue director de varias oficinas de la entidad y en 2014 (hasta 2017) fue nombrado director de Zona Valencia Norte. Fue director de Zona de Castellón Sur y Camp de Morvedre (2018-2019). En 2020 llegó a director territorial de Castellón y en 2022, de Valencia.
¿En qué medida ha afectado la dana a Cajamar y las rurales de su grupo cooperativo en la Comunitat Valenciana?
Hemos sufrido daños materiales de diversa consideración en 25 oficinas de Cajamar y Caixa Rural Torrent, de las que 15 requirieron asistencia técnica y tareas de organización y limpieza extraordinaria y 7 han permanecido cerradas durante varias semanas. De hecho, hay cinco oficinas en las que aún no hemos podido retomar el servicio. Las que han sufrido daños de mayor consideración han sido las de Paiporta, Catarroja, Picanya, Algemesí, Alfafar, La Torre y Benetússer. Afortunadamente, todos nuestros compañeros están bien, aunque 161 de ellos también han sufrido pérdidas materiales en sus hogares, vehículos y enseres. A todos ellos hemos procurado acompañarlos y ayudarles en lo necesario. Como venimos haciendo también con todos nuestros clientes, para lo que hemos dispuesto un plan de medidas que incluye líneas de financiación ‘blanda’, anticipo de subvenciones y préstamos personales especiales para los particulares damnificados, dependiendo de su grado de afectación.
¿Cuántas oficinas tienen en la provincia de Valencia?
Cajamar tiene 151 oficinas y ventanillas rurales que proporcionan servicio en 123 poblaciones, así como 4 oficinas móviles que lo hacen en otras 46 pequeñas poblaciones en su mayoría de menos de 1.500 habitantes. A ello hay que sumar las 19 oficinas de las cajas rurales de Torrent, Turís, Cheste, Alginet y Villar que están asociadas a nuestro Grupo en esta provincia y dan servicio en otras 15 localidades. Así pues, en total, atendemos a 184 poblaciones de Valencia.
La ola de solidaridad ha sido enorme, ¿cómo ha participado Cajamar?
Hemos formado parte desde el primer momento de todo el movimiento de solidaridad y apoyo. Y lo hemos hecho en varios frentes a la vez. El primero, interno, fue ocupándonos de conocer en qué situación se encontraban las 1.127 personas que forman parte de nuestra plantilla en Valencia, así como sus familias. En las primeras 24 horas no descansamos hasta tenerlos a todos localizados, e inmediatamente después ofreciendo soluciones a los que habían sufrido daños en sus casas y perdido sus vehículos, para ayudarles a remontar la situación no solo desde el punto de vista económico, también desde la perspectiva emocional y psicológica. Al tiempo, muchos compañeros de nuestras oficinas y servicios centrales se unieron a las iniciativas de solidaridad aportando recursos y medios, y sumándose como voluntarios para las tareas de limpieza. Además, habilitamos cuentas solidarias en nuestras oficinas, banca digital y app contribuyendo a canalizar ayudas para las víctimas.
¿En qué cree que la dana va a cambiar, si es que lo hace, la intermediación financiera?
Creo que ha puesto en valor la importancia de disponer de oficinas bancarias y contar con el servicio y el asesoramiento de equipos de personas que se distinguen por su profesionalidad y su trato humano y cercano. Cuando ocurren estos sucesos, entidades financieras como las nuestras, vinculadas y apegadas a nuestras poblaciones y a sus gentes, recibimos el reconocimiento y el agradecimiento de muchas personas por nuestra forma de relacionarnos y atenderlos.
¿Y la economía valenciana?
Aparte de la pérdida de vidas humanas, creo que todos somos conscientes que la enorme destrucción de viviendas, medios de transporte, infraestructuras y explotaciones agroganaderas va a lastrarnos durante bastante tiempo. Sin embargo, y paradójicamente, las labores de reconstrucción provocarán un importante efecto rebote a corto plazo. Valencia se encuentra justo en el centro del vibrante eje Mediterráneo, donde se ha concentrado una gran parte del desarrollo económico nacional en los últimos años. Esta renta de situación permanece intacta y seguiremos sacando partido de ella. Por otra parte, a pesar de los daños, especialmente en el kaki y en los cítricos, nuestra agricultura es una de las más competitivas de Europa y, a buen seguro, nuestros agricultores aprovecharán el proceso de reconstrucción derivado de esta catástrofe para mejorar sus explotaciones y aumentar esa competitividad de partida. Al igual que nuestras industrias y empresas de la distribución. Creo, asimismo, que hemos aprendido también una buena lección en términos de sostenibilidad. El cambio climático no es ninguna broma, tiene consecuencias muy reales y dramáticas. Lo que se reconstruya ahora deberá hacerse con la perspectiva de esta lección aprendida, de forma que la próxima dana que nos llegue, ─porque nos llegará─, no produzca tantos daños y, por supuesto, no provoque ni una sola víctima mortal.
¿Qué objetivos se ha trazado Cajamar en la Comunitat Valenciana en los próximos años?
Seguir creciendo y ganando cuota de mercado, que es lo que estamos haciendo y donde tenemos puesto el foco. Como cualquier otra empresa. Manteniendo siempre nuestra razón de ser y dedicación al sector agroalimentario y al mundo rural, al tiempo que ampliando nuestra actividad y negocio a otros sectores y actividades económicas.
Hace tiempo que no se producen movimientos de integración en las rurales. ¿Por qué? ¿Puede romperse esa dinámica a corto o medio plazo?
El mundo de las cajas rurales, integrado por 58 entidades a nivel nacional, se estructura en torno a dos grupos financieros consolidables (Grupo Cooperativo Cajamar y Grupo Solventia), un grupo de entidades separadas que no mutualizan ni consolidan sus resultados (Grupo Caja Rural) y otras cajas rurales no adscritas a los grupos anteriores. De ellas 30 tienen su sede en la Comunitat Valenciana: 17 pertenecen al Grupo Cajamar, dos al Grupo Solventia y 11 operan de manera independiente. Se trata de un sector que permanece estable, y no se prevé nuevas operaciones de concentración de entidades a corto y medio plazo. A futuro, la necesidad de procesos de fusiones o integraciones entre cajas rurales, como en el resto de entidades, vendrá dada por la necesidad de adaptarse a los cambios y desafíos tecnológicos y financieros, la presión regulatoria y normativa, y la competencia de nuevos operadores, como los neobancos y fintech, por poner un par de ejemplos.
¿Cómo va la expansión del Banco de Crédito Social Cooperativo que lidera Cajamar?
El Banco actúa como entidad cabecera en el funcionamiento y para la representación de las 18 cooperativas de crédito integradas en nuestro grupo financiero, que son las que atienden y proporcionan el servicio financiero a nuestros 3,8 millones de clientes. En los últimos años, el crecimiento orgánico de Cajamar, que es la mayor cooperativa de crédito de España desde hace 40 años, le ha llevado a tener oficinas en 49 provincias. Solo nos falta abrir en Guipúzcoa y lo haremos muy pronto, el año que viene, porque ya están a punto de iniciarse las obras de la que será nuestra primera oficina en San Sebastián.
Este banco es una de las apuestas claras de Cajamar por entrar en la financiación de grandes empresas que requieren volúmenes de crédito elevados. ¿Cómo va?
Pues muy bien, estamos logrando superar nuestros objetivos iniciales. La configuración jurídica de nuestro Grupo Cooperativo Cajamar, del que el Banco de Crédito Social Cooperativo es la cabecera, nos ha permitido, en primer lugar, ser una de las diez entidades significativas del sistema financiero español. En segundo lugar, facilita nuestra relación con empresas grandes en operaciones que superan las capacidades propias de las entidades de menor tamaño. Y, en tercer lugar, de cara a los mercados mayoristas de capitales, nos permite acceder a ellos para financiarnos a un menor coste.
Sector
Los grandes fondos de inversión se están volcando en las empresas agroalimentarias, singularmente de las valencianas. ¿Por qué?
En primer lugar, por el carácter estratégico y esencial que tiene la alimentación en un mundo en el que cada vez hay más personas que alimentar, de modo que quien tiene más capacidad de producir alimentos tiene mayor potencial de obtener beneficios y más poder. En segundo lugar, porque el sector agroalimentario, y en especial el sector primario, está conformado por empresas de pequeña dimensión, lo que facilita que los fondos de inversión, de manera muy rápida, se conviertan en agentes muy relevantes y con una alta capacidad de liderar los diferentes sectores en los que intervienen. Y en tercer lugar, porque el sector está experimentando un fuerte proceso de transformación con la llegada de nuevas tecnologías para la digitalización y la robotización de tareas, que exigen de elevadas inversiones. En la Comunitat Valenciana la llegada de los fondos de inversión viene motivada por el potencial del sector agroalimentario para crear valor en el largo plazo. En una economía tradicionalmente muy abierta, volcada en la exportación, y a la vez muy accesible para ideas y capitales de fuera, el liderazgo de un sector tan relevante como el de los cítricos es lo que principalmente ha despertado su interés; así como la existencia de un grupo de empresas de mediana dimensión, muchas veces sin una clara línea sucesoria, que ha facilitado los acuerdos entre vendedores y compradores.
Cajamar, como todas las rurales, tiene su foco principal, al menos de origen, en el mundo rural. ¿Se ha ampliado ese horizonte, es decir, la clientela urbanita también los ve como suyos?
Creo que los jóvenes perciben la apuesta de entidades como Cajamar por ofrecer nuestros servicios a toda clase de empresas y sectores productivos, y a clientes de todo tipo, sin perder por ello nuestra identidad, orígenes y razón de ser. Lo que llamamos nuestro ADN agro. De otra parte, las generaciones más jóvenes han hecho de los móviles y de sus aplicaciones su entorno de relación natural, y no precisan tanto de atención presencial en oficinas sino de canales digitales y gestores que les atiendan y respondan en remoto. En conclusión, hemos ampliado nuestro horizonte, pero siempre sin dejar de lado nuestra identidad y valores.
Emple
Muchos sectores económicos se quejan de las dificultades para encontrar personal cualificado. ¿Es el caso de Cajamar y del sector financiero en general?
Es cierto. El sector financiero, como oportunidad de trabajo, desde la crisis de 2008 resulta menos atractivo para los más jóvenes. El problema es más de atracción que de falta de preparación.
La economía española es la que más crece entre las más desarrolladas. ¿Ve peligro de frenazo en el medio plazo por la situación en países europeos como Alemania?
Precisamente, acabamos de conocer que el prestigioso semanario ‘The Economist’ ha clasificado a la economía española como la mejor de 2024. Da la impresión de que las economías más terciarizadas, como las del Mediterráneo, con una alta componente turística, son las que mejor están funcionando. Y España tiene alguna ventaja competitiva añadida en términos de producción eléctrica renovable y estamos realizando una importante inversión estratégica relacionada con el hidrógeno. Si esta apuesta sale bien, podremos ser, por primera vez en varios siglos, independientes o cuasi-independientes en términos energéticos, lo que daría soporte e impulso a un sector industrial que ha ido perdiendo peso desde la década de los 80 del siglo pasado. Por ahí, veo un gran potencial. Pero entre nuestros pasivos contamos con una población que envejece muy deprisa, sometiendo al sistema de pensiones a una gran tensión. También tenemos serios problemas relacionados con la formación. Por tanto, el frenazo siempre es una posibilidad, te llames España, Alemania o China. Hoy el viento sopla a nuestro favor, y debemos aprovechar este momento para reducir nuestros pasivos en la medida de lo posible y facilitar así que nuestra situación futura sea mejor.
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