El clima castiga al campo valenciano
La sequía y las lluvias torrenciales de la dana de octubre han provocado unos daños superiores a los 1.400 millones de euros a la agricultura, según La Unió.
Bien puede calificarse este 2024, para la Comunitat Valenciana, como un ‘annus horribilis’. Sí, un año horrible. La dana, que arrasó vidas, poblaciones y campos de cultivo, es sin duda el acontecimiento más devastador del pasado ejercicio, pero el cambio climático es desde hace tiempo una realidad y los agricultores valencianos han padecido sus efectos en los doce meses ya pasados, no solo a través de precipitaciones salvajes, sino también por su contraria, la sequía. En el último suspiro de 2024, la Unió Llauradora y Ramadera hizo balance de los costes provocados por las adversidades meteorológicas y situó la cifra de pérdidas en una cantidad superior a los 1.400 millones de euros por el impacto directo en las cosechas agrícolas y cabañas ganaderas, así como daños en infraestructuras. Se trata de una cifra muy abultada si tomamos en consideración que el PIB valenciano de 2023 se situó por encima de los 126.000 millones de euros y que las citadas pérdidas equivaldrían al 1,1 % de ese total, casi el mismo porcentaje que representa la actividad primaria en el Producto Interior Bruto de la autonomía.
La Unió asegura que «es evidente que el cambio climático ha llegado para quedarse y acentúa todos estos fenómenos meteorológicos en la Comunitat Valenciana. Año tras año se nota en la merma de las cosechas y en el descenso de los rendimientos, junto a la cada vez mayor irrupción de las plagas o enfermedades», según el balance de la organización agraria. Acto seguido precisa que en 2024 se ha registrado más del 70% de merma en la cosecha de olivas, del 50% en la de caqui- «la más baja de uva de los últimos 30 años»-, la de cítricos ha sido la tercera con menos producción de este siglo, un 35% inferior la cosecha de almendras, la de fruta de verano ha sido la mitad de la media de las últimas quince campañas y un 30% menos de cosecha de nísperos.
Desgracias
Pero las desgracias no se quedan ahí, porque, como recuerda la entidad liderada por Carles Peris, en 2024 «hemos pasado en pocos días de pedir ayudas por una sequía persistente que ha afectado a los cultivos de secano -sobre todo en olivar, almendro, uva de vinificación y cereales- y a la cabaña ganadera en extensivo -vacuno y ovino-caprino- y apicultura, con un sobrecoste del 60%, a la devastadora dana y algunos episodios de pedrisco». La Unió añade que la sequía tuvo unas pérdidas superiores a los 150 millones de euros y que la Generalitat ha habilitado ayudas por valor de 17 millones.
En cuanto a la dana, con cifras todavía provisionales, las pérdidas, según las estimaciones de la organización agraria, son superiores ya a los 1.000 millones de euros, tanto por impacto directo en los cultivos como por graves destrozos en infraestructuras agrarias. El Gobierno de España prevé compensarlas con una partida de 445 millones de euros y la Generalitat con 200, aunque ambas Administraciones «van concediendo las ayudas a cuentagotas. En estos momentos, dos meses después de la catástrofe, todavía existen caminos destrozados para acceder a las explotaciones agrarias, muchas de las cuales no han podido recolectar cosechas de caquis o cítricos, fundamentalmente. Los daños por impacto directo en los cultivos para esta y próximas campañas son evidentes, además de los considerables desperfectos en las infraestructuras agrarias».
Terceros países
En su balance anual, la Unió destaca de nuevo el crecimiento de las importaciones procedentes de terceros países sin reciprocidad «que hunden los precios de nuestras producciones o la amenaza y lucha contra las plagas normalmente importadas». Este mismo año se ha confirmado la irrupción del trips sudafricano Scirtothrips aurantii Faure, que ya afecta entre otros cultivos valencianos al caqui, donde el destrío por las plagas y la falta de fitosanitarios y herramientas de control biológico han provocado que esta campaña los productores dejen de ingresar más de 47 millones de euros. En el cultivo de la granada deja unos 15 millones de pérdidas y en el caso de los cítricos el creciente control contra las plagas y enfermedades de este último año provoca ya un aumento de los costes de producción del 40% a los agricultores ante la necesidad de realizar más tratamientos para combatirlas y «la implementación de lucha biológica mediante sistemas de suelta de fauna útil».
De cara a 20225, la organización afirma que seguirá insistiendo para que los ecorregímenes de la PAC sean flexibles y se adapten a las realidad agrícola y climática valenciana.
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