La industria tira de la chufa y arrincona a las horchaterías

La producción del tradicional tubérculo para elaborar horchata resiste contra viento y marea, plagas e importaciones africanas. Las grandes firmas alimentarias compran ya el 75% de la cosecha y reducen el peso de las horchaterías artesanas

Recogida de la xufa en Alboraia, en una imagen de archivo.

Recogida de la xufa en Alboraia, en una imagen de archivo. / Daniel Tortajada

José Luis Zaragozá

José Luis Zaragozá

València

El campo envejece a marchas forzadas aunque todavía figuran oasis de rentabilidad en medio de las pequeñas explotaciones y las nuevas leyes urbanísticas que ponen en riesgo su futuro. Es el caso del cultivo de la chufa en un pequeño territorio valenciano, que resiste pese a las masivas importaciones de países subsaharianos del África occidental como Costa de Marfil, Burkina Faso o Malí por la elevada demanda de la industria agroalimentaria de España, Europa y Estados Unidos. Cuentan los productores de chufas que la Comunitat Valenciana no tiene capacidad para suministrar estos pequeños tubérculos, materia prima básica para la elaboración de la horchata, batidos y otros usos culinarios, ya que tan solo cuenta con 400 hectáreas, que es la superficie amparada por la Denominación de Origen Chufa de València.

La campaña 2024/2025 llega a su ocaso y es tiempo de hacer balance. La recolección, retrasada por las lluvias del invierno y a falta de cosechar casi una quinta parte de la producción total (unos seis millones de kilogramos, que se reducen a la mitad tras el proceso de secado y selección), «constata la estabilidad del sector aunque también algunas incertidumbres de cara a los próximos años debido a la caída de producción por unidad de superficie, la presencia de algunas plagas y, sobre todo, las importaciones masivas de países africanos», explica a pie de campo el productor de Alboraia Justo Panach, asociado de AVA-Asaja.

Los agricultores autóctonos defienden la chufa valenciana «más pequeña y dulce y con propiedades organolépticas muy superiores» a las foráneas. Esta diferencia es especialmente apreciada por los horchateros artesanos, quienes apuestan por la chufa con Denominación de Origen, aunque ya no son sus principales clientes. Estos acaparan un 25% de la cosecha producida en Valencia, frente al 75 % que absorbe el sector industrial, que también busca otros proveedores. 

Precios

Algunos industriales que no están inscritos en el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Chufa de Valencia recurren a la chufa importada, fundamentalmente africana, debido a su menor coste y al mayor margen de beneficio que obtienen en la venta de horchata.

Campo de chufas en Alboraia, en una imagen de archivo.

Campo de chufas en Alboraia, en una imagen de archivo. / Levante-EMV

«Si la chufa se sigue cultivando en Valencia es por algo», explica Panach. Tal vez sea porque la NASA confirma que es un superalimento que reduce el colesterol y tiene propiedades antioxidantes . Pero sobre todo porque los precios en origen, a diferencia de algunas frutas y hortalizas, se mantienen estables, incluso un poco al alza, durante los últimos años entre 0,80 y 0,95 euros por kilogramo a pie de campo. «Aunque las cotizaciones son razonables, la rentabilidad se va ajustando por el aumento de los costes de producción y el desplome del rendimiento de las tierras de cultivo», advierte. En ese sentido, destaca que los campos generan una media de 1.200 kilogramos de chufas por hanegada, lo que supone un tercio menos que hace dos décadas. «Las tierras son poco productivas debido a razones climatológicas, aunque también por algunas plagas y plantas invasoras », lamenta Panach.

Vigilar las importaciones

En busca de nuevos territorios, la Conselleria de Agricultura aprobó el año pasado la ampliación del número de municipios con cultivos amparados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Chufa de Valencia. En con concreto, se incluyó a Rafelbunyol, Pobla de Farnals, El Puig de Santa María y Massamagrell, en l'Horta Nord y Sagunt, en la comarca de Camp de Morvedre. Con esta ampliación se produce chufa bajo la DO valenciana en una treintena de localidades.

El productor de chufas Francesc Espino, de la Unió Llauradora, sostiene que es importante controlar las importaciones. Por eso, insiste en que el Gobierno de España debe reclamar en Bruselas la asignación de un código arancelario ‘TARIC’ específico para la chufa. Este cultivo se encuentra englobado dentro de una categoría genérica que incluye diversas raíces y tubérculos con alto contenido en fécula o inulina, lo que impide conocer con exactitud el volumen de chufa importado desde terceros países.

Las chufas importadas proceden mayoritariamente de los mencionados países subsaharianos. Sin embargo, debido a la falta de un código diferenciado, no existen datos precisos sobre cuánta chufa entra en España. El representante de la Unió advierte que, además de la competencia en precios, «la importación sin un control específico supone un riesgo fitosanitario para los cultivos autóctonos. Además, prolifera una mala hierba similar a la juncia, que probablemente haya llegado a través de semillas de chufa importada. Este problema podría comprometer futuras cosechas si no se adoptan medidas preventivas», concluye Espino.

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