Fundador y presidente de Grupotec

Olallo Villoldo: "En las renovables hace falta un debate sereno, hay demasiado sectarismo y política"

El presidente de Grupotec lamenta que el "sectarismo" se ha impuesto al "pragmatismo" en el debate de las renovables y recuerda que la alternativa a la fotovoltaica es la energía nuclear y la producida quemando gas

Olallo Villoldo, fundador y presidente de Grupotec.

Olallo Villoldo, fundador y presidente de Grupotec. / Miguel Ángel Montesinos

Ramón Ferrando

Ramón Ferrando

València

La importancia del equipo

Olallo Villoldo (El Bonillo -Albacete-, 1961) es hijo de agricultor y de una madre emprendedora que regentaba una tienda en su pueblo, un municipio manchego de 3.000 vecinos. A los 13 años se mudó al piso de uno de sus hermanos en València para estudiar el bachillerato y la carrera de ingeniero agrónomo. "Es lo que hacía la gente allí. O se quedaba en la zona sin muchas perspectivas o salía a estudiar", confiesa. Cuando acabó la carrera desarrolló una empresa de ingeniería con un equipo de veinte personas, que fue el germen de Grupotec. En ese momento tomó la decisión de abrir la empresa a varias áreas de negocio y dio entrada en el capital a los directivos que iban a estar al frente de cada una de esas divisiones. "Esa idea fue un acierto porque ha contribuido a que la empresa llegue a donde está. Si la empresa se hubiera basado únicamente en mis capacidades no habría llegado tan lejos", confiesa.

Villoldo asegura que su visión profesional cambió cuando entendió que la ingeniería "no iba de hacer integrales dobles ni cosas complicadas sino que iba de personas". El fundador de Grupotec incide en que en ese momento descubrió que la ingeniería tenía mucho recorrido. "La clave es implicar, motivar y traer a tu proyecto a los mejores", subraya. Grupotec cerró el año pasado con 250 millones de facturación y 658 trabajadores.

¿Cómo les afectó la dana y cómo se han implicado?

Por suerte, en la parte empresarial nos afectó poco. Lo que sí nos afectó es como valencianos y como empresa que cree que tiene una responsabilidad con su entorno. Rápidamente movilizamos a nuestro equipo. Abrimos una cuenta para recaudar dinero entre nuestros trabajadores con el compromiso de que la empresa lo doblaría y la fundación de un banco (Mediolanum) lo volvería a doblar. Nuestra gente arrimó el hombro y fue un éxito. Donamos casi 400.000 euros. Una segunda medida fue ayudar en el terreno. Formamos un equipo de 30 personas que estuvo trabajando durante un mes y medio en labores de achique de agua con bombas que trajimos de donde las pudimos encontrar como Albacete o Teruel.

Los inicios

Ustedes nacieron en los noventa como una ingeniería con proyectos en la industria agroalimentaria que derivó en una gran empresa de renovables. ¿Cuándo dieron el salto?

El 80 % de nuestro negocio actual viene de las renovables y el otro 20 % de ingeniería asociada a la industria, la alimentación, la depuración y la arquitectura. Nuestra apuesta por las renovables viene del año 2005, cuando se empezó a desarrollar la industria en España en base a ayudas. Vimos que el sector encajaba perfectamente en lo que hacíamos (ingeniería) y que era muy prometedor. Nos centramos desde el principio en la fotovoltaica. Era un mercado que crecía mucho, pero al poco tiempo vino la crisis de las renovables. Se pasó de fomentarlas a acabar con ellas. No solo acabaron con las ayudas sino también prohibieron la implantación de las renovables.

Sí, se llegó a aprobar el impuesto al sol.

Exacto, el impuesto al sol. El mercado arrancó en España de una forma muy convulsa. Primero empezó de cero a cien hasta que se creó una burbuja. En aquel momento no tenía ningún sentido el desarrollo que se estaba viviendo de la fotovoltaica porque era una energía carísima y hay que empezar con moderación. Como se creció muchísimo, aquello era insostenible y luego vino un decreto que recortó las retribuciones y acabó con los permisos y las autorizaciones. Y ahí vino un vacío del mercado que arrasó con el 80 % de las empresas de energía fotovoltaica de España. En ese momento tomamos la decisión de abrirnos a otros mercados y nos fuimos en 2010 a Reino Unido.

¿Cómo les fue?

Fue bastante exitoso. El mercado de la energía fotovoltaica se estaba empezando a desarrollar, crecía mucho y la competencia interna era poca. Las empresas de Reino Unido son muy poco competitivas. La competencia venía de fuera y nosotros entramos ahí bien gracias a un buen equipo que tenía la misma dinámica de trabajo que aquí en el sentido de hacer bien las cosas y de dejar a los clientes satisfechos. Eso nos abrió el mercado y nos creó un nombre.

¿Cómo empezaron?

Nosotros empezamos haciendo cubiertas fotovoltaicas. Al Reino Unido nos fuimos a hacer una cubierta bastante grande. Y de ahí dimos el salto a hacer proyectos en el suelo. Tuvimos un desarrollo muy grande. De hecho, hoy sigue siendo uno de nuestros principales mercados. Llegamos a tener hasta 1.600 personas haciendo parques en Reino Unido. Eso es mucho. Ahora ya no estamos en el cénit de nuestra actividad, pero hacemos entre dos y cuatro proyectos todos los años allí.

¿De cuántos megavatios son los proyectos?

Pues como mínimo estamos haciendo plantas de 100 megavatios porque en el Reino Unido hay mucho potencial. Allí tenemos muy buenos clientes. Trabajamos con Electricidad de Francia (EDF) y British Petroleum. Son empresas muy potentes que nos demandarían más de lo que estamos haciendo. Si quisiéramos hacer el doble, nos lo comprarían. El problema es el Brexit, que ha complicado muchísimo lo que antes era la facilidad de movimientos de nuestro equipo.

¿Cómo les afecta el brexit en el día a día?

La burocracia para mover equipos ahora es tremenda. Esa traba nos impide trabajar más porque podríamos estar haciendo el doble o el triple de potencia. Lo que hemos hecho ha sido abrirnos a otros mercados.

Negocio internacional

¿En qué países trabajan?

Hemos trabajado en 18 países. Por orden de importancia, en estos momentos nuestro primer mercado es España, el segundo Italia y el tercero Reino Unido. En menor medida estamos en Holanda y comenzamos en Alemania y Polonia. En América, empezamos por México y hemos trabajado también en Colombia, aunque ahora estamos más centrados en Chile. También trabajamos mucho en el área del Caribe, pero en las islas que hablan inglés. Es un mercado muy grande con Trinidad y Tobago, Islas Turcas y Caicos, Jamaica o Barbados. Allí el mercado para las renovables es favorable porque entran a financiar los parques y ayudan empresas canadienses o entidades estadounidenses como la Fundación Clinton. Ahí hemos encontrado un nicho de mercado. En todos los mercados en total hemos desarrollado parques con una potencia conjunta de dos gigavatios de energía fotovoltaica.

¿Van a entrar en Estados Unidos?

Estados Unidos es un mercado inmenso. Hicimos un primer intento de trabajar en Puerto Rico y no nos fue muy bien. Sin embargo, la gente con la que nosotros estábamos trabajando en Estados Unidos ha permanecido y les ha ido francamente bien. Hemos vuelto a abrir conversaciones con ellos con la idea de asociarnos para entrar en el mercado. Evaluamos si el momento sigue siendo oportuno tras los últimos cambios.

¿Les preocupa Trump?

No de una manera muy rotunda. Trump ya ha gobernado y lo que nos dicen nuestros socios allí es que luego los estados tienen mucha autonomía. A pesar de que el marco global no sea muy favorable, sí que va a haber posibilidades de desarrollar el trabajo y el mercado va a seguir creciendo. Probablemente seguiremos adelante con nuestros planes.

Olallo Villoldo, presidente de la empresa Grupotec, en las instalaciones de Levante-EMV.

Olallo Villoldo, presidente de la empresa Grupotec, en las instalaciones de Levante-EMV. / Miguel Ángel Montesinos

Allí el problema va a ser más para el que produce fuera y quiere meter el producto dentro. Al promover un parque produces allí.

Claro. El problema es que allí la mentalidad y los costes son otros. Es increíble. Es la primera economía del mundo y todo es carísimo. Por ejemplo, los europeos no tenemos aranceles para comprar placas chinas. Sin embargo, los estadounidenses sí que tienen aranceles y penalizan mucho. Promover un parque en Estados Unidos puede costar más del doble que aquí en Europa.

¿Con qué tamaño de parques se sienten cómodos?

Hemos ido cambiando para adaptarnos al mercado. También ha influido que la energía fotovoltaica se ha ido abaratando. Antes, con un megavatio teníamos seis millones de euros de facturación. Ahora, con un megavatio tenemos 500.000 euros de facturación. ¿Eso qué significa? Que los márgenes se van haciendo pequeños y cada vez estamos obligados a hacer parques más grandes. Por eso hemos ido pasando de las cubiertas a proyectos de suelo de tamaño medio y grande. No es que no podamos hacer parques más pequeños. Por ejemplo, en Italia estamos con muchos parques de 10 o 20 megavatios porque allí no hay espacio para que sean más grandes. Pero nuestra vocación es hacer los conocidos como Utility Scale (proyectos a gran escala), o sea parques grandes de 50, 100 o 150 megavatios. Ahí es donde nuestras ventajas competitivas afloran más.

Descarbonización española

¿Están en condiciones España y la Comunitat Valenciana de cumplir con los objetivos de descarbonización o continuarán los problemas para desplegar los parques?

Lo que está ocurriendo en España es muy curioso. En el ámbito de las energías renovables hace falta un debate sereno y en el que se aborde las cuestiones de fondo. Lo que ha pasado es que se ha inmiscuido demasiado el sectarismo y la visión política. Todo lo que se está desarrollando ahora es fruto del trabajo que se hizo antes. Una vez se acabe el trabajo de las licencias autorizadas no sabemos qué pasará. Si las subestaciones no crecen y las redes no se adaptan no podremos seguir. Además, falta una normativa clara. Ahora yo ya no puedo hacer un parque nuevo en España.

¿Por qué?

Porque están saturados los puntos de evacuación de la energía. Los planes para ampliar las subestaciones y las redes no son transparentes ni tampoco las reglas del juego. Por eso, no somos capaces de ver más allá de lo que estamos haciendo. Un segundo problema es que se ha producido un cambio en la mentalidad de la gente. Al principio, los que estaban en contra de las renovables eran los que se posicionaban a la derecha porque el petróleo y las nucleares eran muy buenos y no sé qué. Era la gente con una ideología más de izquierda la que las defendía. Eso se ha complicado y los dos polos piensan lo mismo. Hoy los principales opositores a los parques fotovolticos son la gente con una mentalidad de derechas que está en contra de la sostenibilidad para frenar el pacto climático y, paradójicamente, todos los partidos de izquierda de alguna forma con una visión que no es pragmática. Cuando cumplimos todos los requisitos siguen poniendo trabas por el impacto visual. ¿Cuál es la alternativa?, ¿una nuclear, una térmica que quema carbón, una central de ciclo combinado que quema gas o qué quieren?.

¿Por qué el logo de su compañía es una jirafa?

Porque es un animal que mantiene los pies en el suelo, pero luego tiene una perspectiva alta y una visión a largo plazo. Nosotros nos identificamos con esa visión a largo plazo. No somos oportunistas ni gente de negocios fáciles y rápidos. Por eso adoptamos la jirafa, que por cierto es chulísima y cumple su cometido. En China y en Estados Unidos nos conocen como The Giraffe Company.

Tracking Pixel Contents