ESPECIAL POLÍGONOS INDUSTRIALES
Las áreas industriales siguen con «mucha incertidumbre» cinco meses después de la dana
Los parques empresariales piden al Consorcio de Seguros que acelere las indemnizaciones, urgen a la CHJ a acometer las actuaciones para mitigar el impacto de futuras riadas e instan a las administraciones a trabajar conjuntamente para impulsar al tejido empresarial

Imagen de archivo del estado del poligono El Bony de Catarroja tras la dana. / Miguel Angel Montesinos

La dana del pasado 29 de octubre dejó devastadas las áreas industriales de la provincia de Valencia, especialmente las 57 que están ubicadas en los municipios más castigados por las inundaciones, según el informe de daños en la industria publicado por Cámara Valencia. Así, en la zona cero se han visto seriamente dañadas cerca de 2.400 empresas y 2.888 naves y locales industriales, que son en su mayoría pymes y micropymes, dejando damnificados a 32.000 afiliados. La magnitud de la riada ha sido tal que, en las 87 localidades afectadas, la cuantía total de daños asciende a los 13.316,2 millones de euros, según el estudio.
Ahora, cuando se acaban de cumplir los cinco meses desde la tragedia, las y los empresarios de los parques industriales damnificados siguen tratando de volver a una «normalidad» que no pase solo por la reconstrucción, sino que acabe por modernizar y relanzar estas áreas para hacerlas todavía más atractivas y seguras para la inversión. Una vez pasada la primera fase de la emergencia, donde se sacaron lodo y enseres y se limpiaron las calles, y a pesar de la tremenda afección a nivel de infraestructuras y servicios, los polígonos industriales de las zonas afectadas ha podido retomar el trabajo. «No estamos operativos al 100 % ni mucho menos, pero un gran porcentaje de empresas ya ha reanudado la actividad», comparte Carlos Peinado, gerente de la Asociación de Empresarios La Reva (Asocreva). No obstante, todavía queda mucho por hacer. «En este momento, el sentimiento es de rabia e indignación, por un lado; de esperanza de que vamos a salir de esta, por otro;y también de mucha incertidumbre», comparte Patricia Muñoz, presidenta de la Asociación de Empresarios de Catarroja (AECA).
A nivel particular, los negocios han visto cómo sus naves y locales han quedado devastados. Teniendo en cuenta que el ecosistema empresarial de las zonas afectadas está compuesto mayoritariamente por pymes y micropymes, que no cuentan con un músculo financiero suficiente como para afrontar la reconstrucción por sí mismas, una de las grandes preocupaciones es el cobro de las indemnizaciones del Consorcio de Compensación de Seguros. «Nos hemos encontrado con un tremendo retraso en la peritación, una incertidumbre en las cuantías de las indemnizaciones, una inseguridad sobre si la cuantía era adecuada o no, y cinco meses después el tema todavía no está cerrado. Las empresas no pueden tomar decisiones sobre su continuidad si no conocen la indemnización que van a recibir. Ha sido extremadamente lento», apunta Diego Romá, presidente de Fepeval.
En este contexto, y aunque todavía no hay datos oficiales, son conocedores de algunas empresas que se han visto abocadas a cerrar y otras que se han trasladado a otras áreas industriales. «Tememos que en julio esta situación empeore, ya que es cuando vence la obligatoriedad de mantener la actividad abierta y el personal contratado vinculada a las ayudas por la dana», señala Muñoz. En este sentido, Romá lleva tiempo reivindicando que se ponga en marcha un «Plan Marshall de ayudas a fondo perdido» para reactivar estas empresas y pide que la Comisión Europea impulse las ayudas necesarias. «Tenemos que trabajar conjuntamente con todas las administraciones para reactivar el tejido empresarial porque si no nos vamos a empobrecer como territorio, las comarcas de l’Horta Sud, del Camp de Túria, y eso no debe pasar», señala el presidente de Fepeval.
Una mayor celeridad
Sobre la situación de las áreas industriales en sí, los daños también han sido importantes en accesos, aceras, alumbrado, alcantarillado, señalética. «Los parques empresariales están devastados, destrozados», sentencia Romá. Como ejemplo, Carlos Peinado sostiene que en Riba-roja continúan «con problemas en el alumbrado, ya que tenemos el 25 % de las farolas tumbadas directamente y otro importante número que no funciona; en la señalética, en los depósitos y depuradoras de agua...». Asimismo, el alcantarillado es una de las grandes prioridades. «Hay puntos que están totalmente colapsados por el lodo, que se ha convertido en cemento», asegura el presidente de Fepeval.
En el caso de Riba-roja, detalla Peinado, saben que el consistorio ha recibido ya 14 millones de euros para poder reponer las estructuras dañadas. «El ayuntamiento se está volcando, y confiamos en ellos, pero nos preocupa la rapidez a la hora de ejecutar esa cantidad de presupuesto, porque están sujetos a la ley de contratos. Es más complicado, además, porque el polígono sigue operativo, las empresas siguen demandando licencias de operatividad, entonces tienen que simultanear la labor de reconstrucción con la labor ordinaria», matiza Peinado. Esta falta de celeridad es, precisamente, otras de sus grandes reivindicaciones en estos momentos. «Agradecemos a todas las administraciones porque sabemos que el esfuerzo que se está haciendo en todas las áreas está siendo bestial, pero en una situación excepcional como esta debería haber herramientas para poder ser más ágiles y dar una respuesta que esté a la altura. Es momento de repensar estas cosas», añade Muñoz.
Y aunque la prioridad ahora es la reconstrucción, este momento también supone una oportunidad para dar un paso más allá y modernizar los parques empresariales. «Después de la dana las zonas afectadas están estigmatizadas, hay que invertir más para darle la vuelta a esto, convertirlas en lugares atractivos para la inversión y seguros para las personas que trabajan allí», asevera el presidente de Fepeval.Una idea que refuerza Muñoz: «Vamos a conseguir no solo volver a reconstruir lo que teníamos, sino además mejorarlo. Para las nuevas inversiones plantearse venir a la zona cero va a ser un plus, pero tenemos que trabajar conjuntamente».
Obras cruciales
En el plano de las infraestructuras, las y los empresarios de los polígonos industriales siguen instando a las administraciones y a la Confederación Hidrográfica del Júcar a que se acomentan las obras necesarias y que ya están proyectadas para poder mitigar el impacto de otra posible riada en las zonas afectadas. En una reunión mantenida entre Fepeval, diferentes áreas empresariales y la CHJ se pusieron sobre la mesa siete proyectos ya redactados que afectan a distintos cauces y barrancos y cuya ejecución está prevista en los próximos años. «Urgimos que se pongan en marcha los siete proyectos que llevan lustros y lustros en el cajón cogiendo polvo para encauzar, laminar y construir embalses que mitiguen las inundaciones del barranco del Poyo, entre otros. Esas siete actuaciones proyectadas desde hace 15 años se deben acometer de aquí al 2030, porque eso es crucial para asegurar las inversiones de tantísimos parques industriales, pero también para garantizar lo más importante, que es la seguridad de los trabajadores y trabajadoras», defiende Romá.
Respecto a la seguridad y otras actuaciones para mitigar el efecto de otras posibles riadas, Peinado recuerda que, de manera individual, hay muchas empresas que se están planteando incorporar en sus naves y locales medidas de autoprotección, como las barreras anti inundaciones. «Esto tiene un coste económico, por eso nos gustaría que impulsaran ayudas en ese sentido. Hablamos de naves muy grandes y el desembolso es muy importante», afirma el presidente de Asocreva. Aunque estas medidas son siempre recomendables, Muñoz insiste de nuevo en que «lo que hay que hacer es acometer las obras que están pendientes y que debían de estar hechas ya hace tiempo».
Con todo, y aunque es difícil establecer plazos, las áreas empresariales esperan volver a esa «normalidad» de la que todo el mundo habla en un tiempo de mínimo un año, siempre y cuando desde las administraciones se lleven a cabo las actuaciones necesarias para la recuperación del tejido empresarial. «La resiliencia está en el ADN de los valencianos y las valencianas. Vamos a salir adelante, pero tenemos que hacer todos en los próximos años un esfuerzo muy grande de relanzamiento social y económico de las zonas afectadas por la dana», sostiene Romá. En la misma línea, la presidenta de AECA concluye que los empresarios «somos de tirar para adelante y es lo que estamos haciendo en la mayoría de los casos. Los que no están pudiendo hacerlos es a los que estamos intentando llegar e intentando que conozcan todas las herramientas, no solo de financiación, sino de otras iniciativas que se están moviendo a título empresarial, para intentar conseguir que ninguno de ellos deje su actividad por no tener un asesoramiento, una ayuda o un soporte».
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