ARANCELES EEUU

El sector del vino teme una ola de cierres si los aranceles se mantienen a medio plazo

Estados Unidos impondrá un arancel del 20% a todos los productos importados desde la Unión Europea a partir del 9 de abril

Archivo - Barricas de vino.

Archivo - Barricas de vino. / GOBIERNO DE NAVARRA - Archivo

Madrid

Estados Unidos ha iniciado oficialmente la guerra comercial con el mundo, incluida la Unión Europea, cuyas importaciones sufrirán un arancel del 20% a partir del 9 de abril. Si bien el presidente estadounidense, Donald Trump, lleva semanas amenazando a distintos sectores por separado, finalmente existirá un gravamen base del 10% a todas las importaciones y otros "recíprocos" según el caso. Sin embargo, el efecto no es el mismo para todos los productos. En España, el vino español teme una oleada de cierres y reestructuraciones si los aranceles se mantienen en el tiempo a medio plazo.

"El sector del vino está muy preocupado, en especial las bodegas más pequeñas que puedan tener una mayor dependencia de las exportaciones que realizan al mercado estadounidense", apunta la socia de fiscal de Écija, Patricia Gómez Cambronero. Por este motivo, continúa, "previsiblemente, estas bodegas sufrirán reestructuraciones que les permita reducir los costes de producción en aras de poder vender sus vinos a un mejor precio y ser más competitivos".

España exportó 97 millones de litros por un valor cercano a los 390 millones de euros en 2024, según datos ofrecidos por la Federación Española del Vino (FEV). Su director general, José Luis Benítez, asegura que los nuevos aranceles perjudican especialmente a las pymes, que representan el 99% de las bodegas españolas. El mayor impacto se espera en los vinos de consumo, pero no tantos en aquellos de alta calidad como Vega Sicilia o Pintius, ya que el consumidor estadounidense está dispuesto a pagar la subida de precios provocada por la imposición del arancel.

Otro tema son las pequeñas bodegas: “El mercado de EEUU es fundamental para la sostenibilidad económica del sector vitivinícola de la UE y no existe ahora mismo un mercado vitivinícola alternativo que pueda compensar la pérdida”, señala.

Golpe de efecto a las bodegas más pequeñas

Aunque el sector vitivinícola español se mantiene a la espera de la entrada en vigor de las tasas, lo cierto es que las dificultades en esta industria ya venían de antes. Según los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca, el consumo de vino en España se desplomó un 4,8% en 2023 hasta mínimos históricos y en 2024 apenas aumentó un 2,5%.

"Ya estábamos percibiendo la intranquilidad del sector y la necesidad de muchas pequeñas bodegas de anticiparse al impacto en sus balances y situaciones patrimoniales de lo que viene siendo una reducción progresiva del consumo nacional del vino, a pesar de la sobreoferta de producción que se ha venido sufriendo en determinadas Denominaciones de Origen (D.O.)", afirma el socio de Reestructuraciones de EY, Jorge Doval.

Desde la Denominación de Origen Calificada de los vinos de Rioja aseguran que el arancel del 25% que sufrió el sector durante el primer mandato de Trump (2017-2021) "no nos supuso ningún agravio" y todavía no han visto movimientos entre sus empresas, pero no es el sentimiento mayoritario. "No es nuestro principal mercado, pero si se mantienen los aranceles, se puede complicar la situación para el año que viene", exponen desde Bodegas Torres. En su caso, además, los proveedores decidieron avanzar pedidos hace meses para cubrir el posible agujero que pueda surgir a raíz de los gravámenes.

Diversificar destinos

En el caso de que se confirmase el gravamen del 20% a todas las importaciones europeas, "obligaría a reestructurar a todo el sector, ya que afectaría a los planes de comercialización, a las inversiones realizadas y a toda la cadena del sector. Tendríamos que replantear la política comercial buscando otros destinos", reflexiona la directora de Bodegas Frontaura & Victoria, Camino Pardo, quien también adelanta que "sería muy difícil" que sus clientes en Estados Unidos pudiesen seguir comercializando su vino en esas condiciones. Algunas bodegas ya han comunicado al equipo de reestructuraciones de EY que hay importadores que les han frenado los pedidos, aunque todavía es pronto para cuantificar los impactos.

Muchos grupos bodegueros han apostado por invertir en los últimos meses en ponderar cada vez más sus ventas internacionales con equipos comerciales o alianzas fuera de España, donde los precios les permitan mantener buenos márgenes y una cartera equilibrada de ventas por distribución geográfica, pero existen otras maneras para proteger su viabilidad. "Las empresas del sector vitivinícola pueden explorar mecanismos como la reestructuración financiera, la renegociación de contratos con distribuidores o incluso la búsqueda de nuevos mercados para diversificar riesgos", señala el abogado y socio de Abencys, Alejandro Ingram.

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