La amenaza del bloqueo de Ormuz ensombrece el horizonte de las empresas valencianas

El gran peligro es que el régimen de Teherán bloquee ese estrecho e impida el tráfico de buques petroleros y gasistas, dado que provocaría un alza generalizada de costes y precios

El cierre de Ormuz podría provocar un gran caos en el transporte de petróleo

El cierre de Ormuz podría provocar un gran caos en el transporte de petróleo / Efe

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

València

El peor escenario se consumó en la madrugada del pasado domingo y ahora se trata de cruzar los dedos para que Irán no bloquee el estrecho de Ormuz y abra la espita por la que se cuelen a nivel mundial, y por tanto valenciano, la inflación elevada y una recesión en el horizonte. El ataque ordenado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra el país de los ayatolás abre un tiempo de enorme incertidumbre, a la que hay que sumar la ya generada por el mandatario norteamericano con su guerra de aranceles.

Por de pronto, el panorama no es nada alentador, porque, en una primera respuesta, el parlamento iraní ha aprobado proponer precisamente el cierre de Ormuz, por donde transita el 20 % del tráfico mundial de petróleo y una parte importante del gas procedente de países como el propio Irán, Irak, Kuwait o Qatar. Ahora falta que el consejo de seguridad del país de los persas ratifique esa medida. Si lo hace, la economía internacional se apresta a vivir una gran convulsión. Los analistas creen que el barril de crudo, que cerró el viernes en 77 dólares, podría superar los 100 y, en una situación extrema, llegar a los 150.

Oferta

El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, Joaquín Maudos, explicó ayer a este diario que el ataque supone un "elemento de preocupación por el posible impacto en el precio del petróleo, que, si es importante, supone un shock negativo de oferta cuyo efecto es la estanflación: estancamiento con inflación. Si eso ocurriera, los bancos centrales cambiarían su orientación, subiendo tipos de interés para frenar la inflación, lo que afecta negativamente a la inversión".

El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, tiende al optimismo a la hora de valorar las consecuencias del estado de preguerra entre Irán y Estados Unidos. En primer lugar, porque "ya llevan dos años de guerra" entre Israel y los palestinos en Gaza y, al menos de momento, no se ha producido ningún efecto de relieve en la economía internacional. Además, como se ha visto en este tiempo, Teherán, que da apoyo en la zona a milicias antisraelís como Hamas (Gaza), Hizbulá (Líbano) y los huties (Yemen) no dispone de apoyos entre los países de la región, singularmante Arabia Saudí, con lo cual cree complicado que el conflicto se extienda por todo Oriente Medio.

La guerra en Gaza ha tenido como una de sus variables las acciones de los huties en el Canal de Suez, que han bloqueado el tráfico por esta vía que permite acortar las rutas entre Asia y Europa, pero las compañías marítimas y el propio comercio portuario han sorteado el problema estableciendo rutas a través del Cabo de Buena Esperanza, en África.

Recesión

Otra cosa bien distinta, asegura Morata, es que Teherán se decante finalmente por cerrar el estrecho de Ormuz. En ese caso, el panorama se complicaría sobremanera, porque daría lugar a "un incremento de los costes y los precios, a una caída de la demanda y, a la postre, una recesión en muchos países, singularmente aquellos, como España, que carecen de combustibles fósiles como el petróleo y dependen de las importaciones.

Un barco en la terminal de contenedores del puerto de València

Un barco en la terminal de contenedores del puerto de València / M.A.Montesinos

El presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana, Salvador Navarro, coincide en el incremento de costes energéticos que se producirá si cierra Ormuz. "No es un tema tanto de exportaciones como de inestabilidad internacional, que aumenta ante una situación ya de incertidumbre". El dirigente empresarial considera que "un conflicto en Oriente Medio suele presionar al alza los precios del petróleo y del gas. Esto incrementa los costes de producción y transporte, afectando especialmente a sectores como el azulejero o el transporte marítimo, que son clave en nuestros puertos".

Navarro advierte otras consecuencias. Por ejemplo, una posible inestabilidad en el comercio internacional. En su opinión, el aumento de la incertidumbre geopolítica puede ralentizar los flujos comerciales y encarecer seguros de transporte y logística, lo que perjudica a nuestras exportaciones, muy orientadas a Europa, el norte de África y Oriente Medio". Además, "si el conflicto se prolonga, podría generar mayor volatilidad en los mercados financieros y frenar decisiones de inversión. Esto afectaría a la confianza de las empresas valencianas, especialmente las más internacionalizadas".

Tráfico

Por último menciona el tráfico portuario y la logística. Y es que "València es un nodo logístico clave en el Mediterráneo. Cualquier alteración en el tráfico de mercancías procedente del Canal de Suez o el Golfo Pérsico podría generar cuellos de botella y desvíos de rutas, con impactos en los tiempos y costes de distribución".

En relación con esto, el profesor de la Universitat de València y director de la Cátedra Valenciaport de Economía Portuaria, Vicente Pallardó, apunta que, de cerrarse el estrecho de Ormuz, "se elevará notablemente el precio del petróleo y se complicará adicionalmente el tráfico marítimo entre Asia y Europa". En caso de que no se bloquee, no cree que haya consecuencias para la economía valenciana, entre otros motivos porque las cifras de comercio e inversión con Irán son "irrelevantes".

Comercio

Es una apreciación que viene corroborada por los últimos datos de la Secretaría de Estado de Comercio, correspondientes al cierre de 2024. La Comunitat Valenciana había exportado a Israel por valor de 271 millones de euros -siendo con ello el principal mercado de venta en Oriente Medio para la autonomía- con los productos cerámicos como principal foco de esas exportaciones. No en vano, casi la mitad -en concreto, 120 millones de euros- de esas ventas fueron ligadas al 'taulell', una categoría a la que siguieron las materias plásticas y sus manufacturas (22 millones) y las máquinas y aparatos mecánicos (13 millones). En lo que respecta a las importaciones, en el pasado ejercicio estas ascendieron hasta los 90 millones, de los cuales 19 estaban ligados a esas materias plásticas.

Mucho menos trascendentes son los intercambios comerciales con Irán. Porque la exportación de productos valencianos a este enclave solo fue por valor de 6,6 millones de euros en 2024, siendo la mitad de ellos de abonos (1,7 millones) y pinturas y colorantes (1,5 millones). Más relevancia tuvo la importación, cuyo importe en los doce meses del pasado ejercicio rozó los 44 millones de euros. En concreto, las compras valencianas se hicieron sobre alimentos como el jenjibre y el azafrán (19,1 millones) o las frutas frescas (15 millones). Datos, eso sí, que no alcanzan para que el país persa sea uno de los diez proveedores para la Comunitat más importantes de Asia.

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