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ENERGÍA

Las últimas térmicas de carbón encadenan casi dos meses sin ninguna producción

El abaratamiento del gas saca a las centrales de la dieta eléctrica

Aboño 1 está a un paso del cierre y Soto de Ribera podría ser reconvertida para robustecer la estabilidad de la red de alta tensión

Luis Gancedo

Oviedo

Las últimas térmicas de carbón de España, dos de ellas asturianas (los grupos generadores denominados Aboño 1 y Soto de Ribera 3), han encadenado casi dos meses (55 días) sin producción, algo inédito desde que, a partir de los años 40 del pasado siglo, este tipo de centrales comenzó a cobrar protagonismo en el sistema eléctrico nacional. Tal inactividad tiene causas coyunturales, vinculadas a la situación del mercado, pero es también el anticipo de un hito del proceso de transición energética que está cada más cerca: la desaparición definitiva del carbón de la dieta eléctrica de los españoles.

Según datos de Red Eléctrica de España (REE), compañía operadora del sistema, entre el 15 de julio y el día de ayer las térmicas no participaron en la cobertura de la demanda nacional. Esto supone que ninguna de las tres centrales peninsulares en activo –las dos asturianas citadas más de Los Barrios, en Cádiz– entraron en el proceso de casación de la oferta y la demanda que se realiza a través del llamado "pool" (mercado diario), presumiblemente porque en las condiciones actuales no son competitivas en precio frente a otras tecnologías. Al mismo tiempo, ninguna de esas instalaciones fue requerida por REE para reforzar la garantía de suministro a través del mecanismo denominado de "restricciones técnicas". La térmica de Alcudia, perteneciente a Endesa, tampoco tuvo aportación alguna en el sistema insular de Baleares, donde las contribuciones de cada tecnología se deciden sin que medie un mecanismo de mercado.

Derechos de emisión

El prolongado parón de las últimas térmicas coincide con el creciente protagonismo de las plantas de generación renovable (fotovoltaicas y eólicas, principalmente) y también con una participación más intensa de los ciclos combinados, centrales que utilizan gas natural como combustible. El descenso de los precios internacionales del gas este año –el índice europeo TTF refleja un abaratamiento cercano al 25% en los últimos seis meses– favorece la preeminencia de los ciclos combinados sobre las térmicas de carbón, lastradas además por los mayores costes de los derechos para emitir CO2 (una térmica genera aproximadamente el doble de dióxido de carbono por kilovatio producido que un ciclo combinado).

La situación descrita de las últimas centrales carboneras guarda también relación con la estrategia que ha seguido REE para apuntalar la garantía y calidad del suministro desde el gran apagón del pasado 28 de abril: la participación de tecnologías con potencia firme y gestionable ha sido reforzada –para minimizar las lagunas que presentan las renovables (variabilidad, inestabilidad en la red…)– principalmente con una mayor participación de centrales de gas. Las de carbón apenas han entrado en los ajustes que REE ha realizado con el propósito de evitar el riesgo de que se repita un "cero energético" que, al contrario de lo que sostienen tanto el Gobierno como la empresa operadora del sistema, una corriente de expertos asocia a problemas con la integración masiva de las producciones verdes.

Pese a la nula actividad de las térmicas en los últimos dos meses, no hay constancia de que las previsiones de cierre hayan cambiado, si bien cabe precisar que, en último término, corresponde al operador del sistema y no a las empresas propietarias determinar el momento en que las centrales serán definitivamente prescindibles. En Asturias, la hipótesis más verosímil es que el grupo 1 de Aboño, de propiedad compartida entre EDP y la Corporación Masaveu, no vuelva a producir. Este equipo generador tiene autorización para funcionar un máximo de 2.000 horas este año, de las que se consumieron ya una gran mayoría mientras se desarrollaban los trabajos de reconversión del llamado grupo 2, que ha dejado de utilizar carbón y ya funciona desde julio a pleno rendimiento con gas natural y gases siderúrgicos procedentes de las plantas de ArcelorMittal. EDP está desarrollando paralelamente un proyecto para producir en el futuro hidrógeno verde en su complejo de Carreño.

Energía "síncrona"

Presumiblemente, este también será el último año en que se utilizará carbón en la central de EDP en Soto de Ribera, en línea con el compromiso global de la multinacional lusa de abandonar por completo ese combustible durante 2025. Ahora bien, según fuentes del sector, no es improbable que el denominado grupo 3 de Soto vuelva a producir en algún momento del último cuatrimestre del año. Con arreglo a las mismas informaciones, EDP estaría sopesando además una alternativa que podrían prolongar la actividad: conservar parte de la instalación reconvertirla en un "compenador síncrono", alimentado por una energía distinta al carbón y destinado a contribuir a la estabilidad de la red de transporte eléctrico, una capacidad propia de las tecnologías de generación que funcionan con grandes turbinas (térmicas, nucleares, ciclos combinados, hidroeléctricas…) y que resulta crítica para preservar la calidad de suministro en el área central de Asturias.

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