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Emprender en sectores donde nadie te espera

Javier Pérez/CEO de Vico Ahorro

Javier Pérez/CEO de Vico Ahorro / 'activos'

Javier Pérez/CEO de Vico Ahorro

València

Emprender en el sector energético o asegurador no suena, de entrada, a algo especialmente innovador. Son mundos llenos de burocracia, contratos incomprensibles y procesos lentos donde la palabra “tecnología” parece llegar siempre con retraso. Pero precisamente por eso decidimos entrar ahí: porque lo difícil suele ser lo que más merece la pena transformar.

Hace unos años, cuando empezamos con VICO, nos encontramos con un mercado saturado de comparadores que solo mostraban precios. Nadie hablaba de acompañar al cliente más allá del contrato, ni de garantizarle que el ahorro prometido se mantendría en el tiempo. Nosotros quisimos hacerlo distinto: unir tecnología y cercanía. Creamos una plataforma que no solo compara, sino que analiza, gestiona y mantiene el mejor precio posible gracias a un algoritmo propio y a un equipo humano detrás. No fue fácil. Nadie apostaba por un modelo que rompía con la comisión rápida a cambio de apostar por relaciones largas y transparentes.

Innovar no siempre tiene que ver con crear algo nuevo, sino con entender mejor lo que ya existe. Y eso requiere una mezcla de paciencia, rebeldía y propósito. La paciencia para asumir que la tecnología no lo resuelve todo, la rebeldía para cuestionar lo que se da por hecho, y el propósito para levantarte cuando el camino se hace cuesta arriba. Emprender es también aprender a soltar: delegar, confiar, aceptar que el crecimiento llega cuando dejas espacio para que otros aporten.

El futuro de las empresas no está solo en la tecnología, sino en la capacidad de usarla para generar confianza. Lo que la gente busca —en la energía, en los seguros, en cualquier servicio— no es solo ahorrar dinero, sino ganar tranquilidad. Que alguien les simplifique la vida, les hable claro y no desaparezca después de venderles. Y esa es la parte más humana del emprendimiento: entender que detrás de cada contrato hay una historia, una familia, una necesidad real.

Hoy seguimos creyendo que innovar es atreverse a hacer las cosas de otra manera, incluso en los sectores menos “glamurosos”. Que la disrupción también puede ser silenciosa, y que el impacto no siempre se mide en rondas de inversión, sino en la cantidad de personas a las que realmente ayudas.

Porque al final, emprender no va solo de crecer, sino de construir algo que tenga sentido. Algo que, de una forma u otra, deje las cosas un poco mejor de cómo las encontramos.

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