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Pepe Villatoro (Fuckup Nights): «Si hay algo que compartimos en todo el mundo es el miedo al fracaso»

El cofundador de Fuckup Nights reflexiona acerca del movimiento global que ha convertido el fracaso en aprendizaje

Pepe Villatoro, emprendedor social y cofundador de Fuckup Nights.

Pepe Villatoro, emprendedor social y cofundador de Fuckup Nights. / ED

València

PREGUNTA: ¿Qué es Fuckup Nights y cómo se forma?

RESPUESTA: Fuckup Nights es precisamente el movimiento de emprendedores y de creadores más activo del mundo. En nuestros eventos —celebrados en más de 70 países— hemos tenido millones de asistentes. Y todo empezó como lo hacen las mejores cosas en la vida, con amigos y tequilas. Un viernes por la noche aprovechamos esa valentía líquida para contarnos nuestros mayores fracasos, que por coincidencia fueron los cinco emprendedores, y nos gustó mucho la conversación por dos razones: los aprendizajes y la conexión humana. La primera, porque las historias de éxito muchas veces se maquillan y parece que todo surge de la nada, pero cuando cuentas el fracaso entras más en detalle y obtienes un mayor aprendizaje. Y la segunda, porque, a pesar de ser amigos y socios durante años, nos permitió por primera vez conectar de una manera vulnerable que no es tan común en los negocios.

PREGUNTA: ¿Y qué pasó después de aquella conversación?

RESPUESTA: Decidimos convertirlo en un evento, en una excusa muy buena para juntar amigos cada mes con cervezas, historias de fracaso y a ver qué pasa. No sabíamos ni siquiera si la gente iba a querer contar sus fracasos en frente de desconocidos, o si la gente iba a querer escuchar los de otros. Pero resulta que a la gente le encantó. Y tanto fue así, que nos pidieron empezar a replicarlo en otras ciudades del mundo. Como dato curioso, la primera ciudad que nos lo pidió fue San Sebastián, en Donostia. Y desde entonces hemos creado un modelo de comunidad global con un equipo maravilloso que coordina estos eventos abiertos a todo el público, en más de 250 ciudades, para aprender de historias reales, sin filtro. Y con todo ese ruido que hacemos nos han empezado a contactar organizaciones que van desde Harvard hasta el Banco Mundial y nos abren puertas para cambiar la cultura. Porque si algo compartimos en todo el mundo es el miedo al fracaso. Y a mí me gusta decir que el problema en sí no es el fracaso, porque los errores y las dificultades van a suceder cuando intentamos algo nuevo. No todo va a salir exactamente como esperábamos. Pero el problema es cuando le tienes ese miedo al fracaso, porque te inhibe a intentarlo y entonces ya no creces ni como persona ni como empresa. Simplemente te quedas ahí, aplastado.

«Nos permitió conectar de una manera que no es tan común en los negocios: con vulnerabilidad»

PREGUNTA: ¿Recuerda alguna historia de fracaso que te haya marcado personalmente?

RESPUESTA: Muchísimas. Pero a un nivel más personal, me vienen a la mente dos. La primera, de un orador en Ciudad de México con la vida ya resuelta gracias a una empresa muy exitosa con la que facturaba 6 millones anuales. Pero que tan solo en un periodo de meses sufrió una devaluación grandísima. Además, tenía un crédito en dólares, por lo que su deuda se multiplicó y la empresa terminó en quiebra. Al hacerlo, sus ex empleados le robaron todo el inventario e incluso arrancaron las cámaras de seguridad. A causa de todo ese estrés, tiene un problema en el corazón y le colocan el marcapasos en el lado incorrecto. Y como añadido, su esposa lo deja por trabajar demasiado. Cuando lo escuché pensé: no vuelvo a quejarme de nada. Y la segunda, de un querido amigo de México, Luis, con quien me tocó estar en el evento, moderando. Allí comenzó a contar la historia de una empresa de construcción y de repente, a la mitad, se quedó callado, hizo una pausa, y confesó que iba a decir la verdad. Contó que el fracaso lo estaba viviendo en ese momento, porque no tenía la valentía de saltar, de dejar el cheque mensual para cofundar un emprendimiento con sus amigos. Dijo que no estaba siendo fiel a sí mismo y se puso a llorar en el escenario. Al verlo, solo podía pensar que esa valentía de ser realmente vulnerable delante de un grupo de personas desconocidas es el tipo de liderazgo que queremos tener en el mundo.

PREGUNTA: ¿Cómo surge la gira conjunta «Fuckup Nights by e-Estonia»?

RESPUESTA: Con la comunidad de emprendedores más activa del planeta me preguntaba cómo podría agregarle más valor. Y fue entonces cuando descubrí que existe el país más digitalizado del mundo y que te abre esa infraestructura. Como emprendedor, cuando escalas una empresa o quieres empezar a facturar en Europa, te empiezas a topar con tiempos, costes, notarios, abogados y terminas dedicando tu tiempo a administrar en lugar de a construir tu emprendimiento, tu empresa. Pero en Estonia no es así. Allí puedes crear tu residencia digital (e-Residency) desde el ordenador y formar una empresa europea en minutos, sin importar el lugar en el que estés. Viniendo de uno de los estados más pobres de México, me pareció algo inimaginable, capaz de cambiarte la vida. Y tuve que aprovecharlo. Además, Estonia también es el país con más unicornios y más venture capital per cápita, por lo que es un ecosistema vibrante de tecnología y de emprendimiento. Y supe que tenía que ver mundo.

PREGUNTA: ¿Qué destacaría de València?

RESPUESTA: Sin duda, el liderazgo valenciano. Viví aquí durante un año y medio y conozco muy bien a todos los agentes del ecosistema que transforman año tras año la ciudad. Además, cada vez que vengo es más grande, más internacional, más inspirador. Así que para mí, que he creado una empresa en València, estar viendo que la ciudad se vuelve una ventaja estratégica mientras puedes tener la vida y la comida increíble valenciana, es realmente maravilloso.

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