Investigadores valencianos del Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) han conseguido desarrollar silicio para las baterías del coche eléctrico a partir de la cascarilla de arroz. La investigación permite aprovechar este deshecho, que hasta ahora se utiliza en piensos para gallinas, y le da un valor añadido ya que mejora la capacidad de los anodos (electrodos por donde entra la corriente a un dispositivo) de las baterías de litio. El descubrimiento se produce en un momento clave para el sector en la Comunitat Valenciana con el desembarco de Volkswagen con la gigafactoría de baterías para el coche eléctrico.

En los laboratorios del ITE se ha diseñado una tecnología que permite transformar el silicio que se encuentra de forma natural en algunos residuos de origen agrícola -como es la cascarilla de arroz- en un material que tiene las propiedades adecuadas para ser empleado en la fabricación de la nueva generación de baterías de litio. La investigación va a permitir que las baterías tengan más capacidad y, por tanto, mayor autonomía en los vehículos eléctricos. 

La nueva tecnología está basada en procesos que requieren de una menor temperatura en comparación con los métodos tradicionales empleados actualmente para sintetizar este tipo de materiales, con lo que se ahorra en energía. El proyecto, que se llama Sinclair, ha confirmado la viabilidad de utilizar los restos del cereal para mejorar la eficiencia de las baterías. Los investigadores también han comprobado que otros residuos, como los restos de poda o residuos procedentes de depuración de aguas con alto contenido en óxido de silicio, también pueden ser utilizados para conseguir silicio.

Iván Esteve, investigador del área química del ITE y coordinador del proyecto Sinclair, explica que la tecnología de transformación del silicio que contienen en su estructura estos residuos agrícolas representa un avance en la mejora de la eficiencia energética y reducción de costes derivados del proceso para obtener silicio de elevada pureza. «Indudablemente, el éxito del proyecto supone un avance sólido hacia la creación de cadenas de valor más ecológicas, modernas, resilientes y circulares, algo totalmente alineado con las políticas europeas propuestas para combatir el cambio climático y la degradación ambiental, como el Pacto Verde Europeo», añade Esteve.

La cadena de valor del proyecto abarca diversos eslabones. Los investigadores han comprobado que numerosos elementos de la naturaleza contienen silicio y, por tanto, son susceptibles de ser empleados en la tecnología de Sinclair. Es el caso de las plantas monocotiledóneas (como la caña de azúcar, el arroz y diversos cereales), el estiércol de vaca o lodos provenientes de aguas residuales. Este silicio también se puede utilizar para la producción de circuitos integrados (microchips).