Alternativas para evitar el abandono de tierras

Las cooperativas agrarias valencianas incrementan la gestión en común de terrenos en busca de rentabilidad y para evitar que se abandonen. La última iniciativa es de l’Alcuida, que adquiere 25 hectáreas de explotaciones citrícolas perdidas para plantar brócolis y sandías

Vista de las parcelas que integran la explotación en Guadassuar.

Vista de las parcelas que integran la explotación en Guadassuar. / Activos

José Luis Zaragozá

José Luis Zaragozá

La estructura minifundista y la pérdida de rentabilidad de los cultivos en explotaciones agrarias de la Comunitat Valenciana son problemas que vienen de lejos y que tratan de frenar las llamadas Iniciativas de Gestión en Común (IGP), una figura recogida en la Ley de Estructuras Agrarias de la Generalitat. Por eso, Cooperatives Agro-alimentàries y el Consell están impulsando el desarrollo de proyectos piloto de gestión en común, cuyos objetivos primordiales son aumentar los niveles de rentabilidad de los agricultores que participen en ellos y mantener la capacidad productiva y la competitividad de las cooperativas que los ponen en marcha.

Pedro Sánchez, Roger Llanes y Cirilo Arnandis inspeccionan las infraestructuras de riego.| ‘activos’

Pedro Sánchez, Roger Llanes y Cirilo Arnandis inspeccionan las infraestructuras de riego.| ‘activos’ / JOSÉ LUIS ZARAGOZÁ

Este es el caso del proyecto promovido desde la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora del Oreto de L´Alcúdia (Canso), con la colaboración de la Conselleria de Agricultura, que se basa en las ventajas que ofrecen las citadas IGP.

El proyecto de l’Alcudia incluye la agrupación de una superficie de 25 hectáreas de una antigua plantación de cítricos, situada en el término municipal de Guadassuar, que va a ser reconvertida para el cultivo de brócoli y sandía, siguiendo las directrices del plan estratégico diseñado por el departamento técnico de la entidad. La Conselleria de Agricultura ha aprobado una línea de ayuda por valor de 200.000 euros para respaldar económicamente las primeras acciones que se están acometiendo. Las tareas de plantación en la nueva finca comenzarán en breve y la acogida de los socios está siendo excelente, hasta el punto de que en este momento ha tenido que habilitarse una lista de espera entre los interesados en participar. Esta fórmula permite disponer de unidades de cultivo de mayor dimensión, con menores costes productivos, mejor planificadas y adaptadas a las exigencias del mercado y, en suma, más rentables para los productores.

El abandono de tierras afecta de lleno a diversas regiones españolas y es particularmente acusado en el campo valenciano. La Encuesta ESYRCE del Ministerio de Agricultura revela que, desde hace una década, cada año los agricultores valencianos dejan de cultivar alrededor de 3,6 hectáreas al día, una superficie equivalente a 5 campos de fútbol, elevando a la Comunitat Valenciana a la cabeza del ‘ranking’ nacional de tierras agrarias yermas.

Otras iniciativas

Algunas iniciativas de gestión en común que ya están operativas son las de la Rural San Vicente Ferrer (Benaguasil), El Villar (Villar del Arzobispo), Bodegas Las Virtudes (Villena), Agrícola de Pego (Coopego), Viver y Agrícola Nuestra Señora de la Esperanza (Onda) En estos casos coinciden una serie de factores comunes, como «el progresivo abandono de tierras, a partir del fallecimiento o envejecimiento de sus titulares, sin que exista un relevo generacional que garantice la continuidad de la actividad agraria; la necesidad de las cooperativas de seguir manteniendo su capacidad productiva; la voluntad de mejorar la organización y gestión de la producción, atendiendo a criterios de eficiencia empresarial (generación de economías de escala, reducción de costes operativos, introducción de nuevas tecnologías, modernización de las explotaciones, reconversión varietal…); o el interés por facilitar el acceso a la tierra de jóvenes y mujeres», explica la entidad presidida por Cirilo Arnandis.

En su opinión, «el modelo de IGC que impulsa Canso permite dar respuesta a las necesidades de nuestra cooperativa y de nuestros socios, facilitando la planificación de la producción, la mejora en la gestión de la explotación, la modernización de las estructuras productivas y la reducción de costes operativos. Se crea dentro de la sección de cultivo en común de la cooperativa, como embrión de otros proyectos de futuro».

El secretario autonómico de Agricultura, Roger Llanes, recuerda «la necesidad de que el sector apueste de manera decidida por este tipo de fórmulas de explotación porque son las que garantizan un futuro mejor para los productores».

Desde otros ámbitos de actuación, la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) también ha impulsado recientemente proyectos de innovación social de parcelas bajo la fórmula cooperativa. Así, el Grupo Operativo GO_Innoland de la Asociación Europea para la Innovación, la sostenibilidad y la productividad agrícola (AEI-AGRI) es el encargado de realizar estos ensayos que facilitan la explotación de parcelas agrícolas cedidas a las cooperativas para su cultivo en común. La iniciativa fue impulsada por un equipo de la UPV junto a la Fundación Cajamar y en ella también participan algunas cooperativas como Rural San Vicente de Benaguasil y la Unió de Reus, las federaciones de cooperativas agroalimentarias de la Comunitat Valenciana, Murcia y Castilla-La Mancha y Anecoop.

Suscríbete para seguir leyendo