Ni los precios ni la sequía frenan a las frutas tropicales valencianas

Aguacates, kiwis y, en menor medida, mango o pitaya se están abriendo camino en el campo. La Unió dice que la demanda es creciente y no se cubre con la producción local

El productor Aldemar Boix en sus tierras

El productor Aldemar Boix en sus tierras / Activos

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

Crece la demanda y no hay cultivos suficientes para colmarla. Y eso que aumenta el número de agricultores de la Comunitat Valenciana que se inclinan hacia las frutas tropicales para compensar la volatilidad de productos más tradicionales como los cítricos. Es un diagnóstico que no pierde contundencia pese a las dificultades que para el sector están comportando la inflación y la sequía. Así lo cuenta a este diario Aldemar Boix, responsable de la sectorial del aguacate de la Unió Llauradora i Ramadera y productor de esta fruta tan identificable con la comida mexicana, pero que cada vez está más presente en las mesas españolas. Para este agricultor, la tendencia «es buena a futuro».

El aguacate, el kiwi, la granada y el níspero son las principales frutas tropicales adaptadas a la tierra y el clima de la Comunitat Valenciana que más se producen aquí, aunque Boix añade en cantidades mucho más inferiores otros productos como el mango, la papaya o la pitaya, que poco a poco tratan de abrirse camino. No es nada fácil, porque se trata de plantas foráneas «que requieren unos cuidados diferentes a los que está acostumbrado el agricultor valenciano respecto a los productos tradicionales que cultiva aquí. Las frutas tropicales son más delicadas y su producción es más complicada, también en ecológica».

Aguacates en un árbol

Aguacates en un árbol

Boix asegura que «se está plantando mucho», en referencia a estas frutas tropicales. Y es que un buen número de citricultores están cambiando de cultivo porque las naranjas y mandarinas tradicionales sufren el golpe de la volatilidad de los precios campaña sí y a veces campaña también y porque las variedades protegidas como la orri o la nadorcott pagan royalties «y son muy caras».

Los aguacates están siendo en buena medida el refugio de esos agricultores, porque se trata de una fruta menos delicada que el mango o la papaya, pero sobre todo por su mayor rentabilidad. Según Boix, el destrío de productos para la industria se paga mejor que las naranjas de mayor calidad. Estas últimas tienen un techo de frío más bajo porque son más acuosas, con lo que se ven más afectadas por las heladas, mientras que el aguacate es más graso y tiene un mejor aguante.

Los datos que maneja la Unió Llauradora son elocuentes al respecto. En 2017, la superficie total cultivada de este producto era de 413 hectáreas en la Comunitat Valenciana. En 2021 había experimentado un incremento del 407 %, hasta alcanzar las 2.093, el 55 % de ellas ubicadas en la provincia de Valencia. La Plana Baixa (292), el Camp de Morvedre (276), la Marina Baixa (257), la Plana Alta (244) y la Safor (213) son las principales comarcas productoras. Las citadas 2.093 hectáreas sitúan a la Comunitat Valenciana como la tercera autonomía con el 12 % del total de producción en España. Solo se ve superada por Canarias (2.255) y Andalucía (13.661).

La producción española se situó en 2021 en las 116.769 toneladas (casi 9.000 de ellas procedentes de la Comunitat Valenciana). Tras Francia, España es el segundo consumidor de aguacates, con 123.211 toneladas, lo que implica que es deficitaria, sobre todo si tenemos en cuenta que es el quinto proveedor a Europa, con casi 63.000 toneladas, tras Perú, Colombia, Chile e Israel. 

El caso de Boix no es el de los citricultores que cambian de bando en busca de rentabilidad. Viene de familia de agricultores, pero en un principio el campo no era lo suyo. De hecho, trabajaba de cocinero en una pizzería hasta que, «por descarte, como pasa tantas veces en la vida», se decidió junto a su padres por darles una segunda oportunidad a las tierras familiares cerca de la sierra Calderona, que estaban abandonadas. Ahora son dos hectáreas donde cultiva seis variedades de aguacates. Le van bien, pero tiene que trabajárselo, de manera especial la comercialización, «para mantener los márgenes y me pateo Valencia y los mercados municipales, además de trabajarme el mundo digital, para vender a un precio rentable, porque si vendiera al comercio me quedaría cuenta con paga».

Precios y sequía

El contexto, como ha quedado dicho, es muy complejo. Por un lado está la inflación que, al igual que en otros sectores, está disparando el coste del carburante y los abonos. La consecuencia es que los precios están subiendo. En el caso de Boix, un euro el kilo para cubrir costes «y eso provoca que haya gente que compre menos, pero se nota poco, porque este tipo de frutas suele ser consumido por personas con un cierto nivel económico».

Por su parte, la sequía tiene una incidencia especial en las frutas tropicales, porque se trata de unos productos que se benefician de un cierto índice de humedad ambiental y de que los bancales donde se ubican «estén empapados». Así que, cuando no llueve, el coste de producción se encarece si hay que regar más veces las tierras para mantener las condiciones idóneas, propias de climas ecuatoriales, donde se desarrollan estas frutas.

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