EL CAMPO

Los precios de los alimentos ya no serán como antes

Investigadores de la UPV y del IVIFA proponen soluciones que equilibren la cadena agroalimentaria para evitar pérdidas al sector primario y más gastos a los consumidores al dispararse la inflación desde 2021

:os precios de los alimentos frescos no ha dejado de subir desde 2021.

:os precios de los alimentos frescos no ha dejado de subir desde 2021. / Antonio Garcia/Efe

José Luis Zaragozá

José Luis Zaragozá

Algo ocurre en el mercado cuando los precios de los alimentos frescos se multiplican por hasta siete veces en su trayecto desde el campo hasta que llegan a los lineales de las tiendas. Entre otros observatorios lo constata el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD). Así, los plátanos cuestan un 666% más que la cotización pagada a los agricultores (pasa de 0,22 euros por kilo a una media de 2,22 euros); las cebollas pasan de 0,25 a 1,79 euros/kg; las lechugas de 0,19 en origen a 1,22. Y expresado de otro modo, hay que producir 25 naranjas navelinas en el campo para tomarse un cortado en una cafetería de Valencia: 1,70 euros.

Sin duda, la cesta de la compra es una de las principales preocupaciones de los consumidores de toda España. Los precios de muchos alimentos como los aceites vegetales, harinas, leche, carnes, pescados o azúcar se sitúan por las nuves desde finales de 2021 tras el fin de la pandemia de coronavirus. Comenzaron entonces un escalada que se acentuó debido a la guerra en Ucrania, lo que disparó los costes de producción del sector agrario. De hecho, en el arranque de 2023 el Índice de Precios al Consumo (IPC) de los alimentos llegó a superar el 15% y algunos productos de la cesta de la compra como el aceite de oliva duplicó su valor. Y desde 2024 la inflación alimentaria se ha moderado, si bien lo que pasado en los últimos años en España no tiene precedentes desde los ochenta. Los hábitos de consumo han cambiado. Hay un antes y un después de la escalada de los precios alimentarios.

Diagnóstico

¿Quiénes causan la inflación alimentaria que tanto perjudica los bolsillos de los consumidores? ¿Cuáles son los eslabones de la cadena agroalimentaria responsables de la subida de precios? ¿Son los productores, el transporte, la industria o la distribución? ¿Ha sido la evolución de precios pagados a los agricultores un factor condicionante de la inflación y la rentabilidad de la explotaciones agrarias de la Comunitat Valenciana, entre otras autonomías? El libro recién publicado ‘La evolución de los precios alimentarios: Propuestas para una cadena agroalimentaria eficiente y justa en la Comunitat Valenciana’, editado por Olga María Moreno Pérez y José María García Álvarez-Coque, trata de responder a estas preguntas y proponer soluciones.

Este trabajo ha sido respaldado por el Institut Valencià d’Investigació i Formació Agroambiental (IVIFA) y la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat Valenciana. Álvarez-Coque y el resto de investigadores que analizan la evolución de los precios y sus condicionantes sostienen que «los precios percibidos por los agricultores no son la causa primordial de la inflación, pues a nivel general, buena parte de ese incremento es importado por las oscilaciones de los mercados internacionales, excepto en algunos productos».

La Comunitat Valenciana, con su destacada especialización en productos como los cítricos y su economía agrícola de relevancia, se convierte en un caso de estudio clave para entender cómo abordar los desafíos de precios y costes en un mercado globalizado. Entre los factores causantes del incremento de precios de los alimentos este grupo de expertos destaca los costes energéticos. Además, resaltan el impacto del precio de los piensos (en el caso del sector ganadero) y los fitosanitarios. 

En tercer lugar, subrayan las limitaciones ambientales que afectan a la producción. Los expertos llaman la atención sobre la «intensa sequía sufrida por la Comunitat Valenciana en los últimos años, lo que ha llevado a una disminución de las cosechas. Las plagas y la pérdida de fertilidad de los suelos también han jugado un papel importante en la reducción del rendimiento agrícola.

Reunión de los expertos del IVIFA y de la UPV sobre agroalimentación.

Reunión de los expertos del IVIFA y de la UPV sobre agroalimentación. / Levante-EMV

Otro factor que explica la inflación alimentaria son las regulaciones de calidad y de bienestar animal en la producción y procesado de alimentos porque conllevan un aumento de los costes por las inversiones en las explotaciones agrarias ganaderas. En quinto lugar destacan los costes de la mano de obra debido al incremento de los salarios, que han afectado a todos los eslabones de la cadena. 

Los alimentos representan aproximadamente el 25 % del gasto total de los hogares en España, un porcentaje que baja al 23% en la Comunitat Valenciana, superando el promedio europeo del 20%. Y en cultivos como los cítricos y en explotaciones ganaderas, los costes de producción relacionados con la energía y los insumos, como fertilizantes y alimentación animal, se han disparado, agravando los desafíos para los productores. ¿Qué hacer?

Recomendaciones

Los autores realizan recomendaciones para conseguir una cadena agroalimentaria más justa y eficiente. Entre las propuestas destacan que urge una «mejora de la transparencia en el mercado agroalimentario, impulsando acuerdos justos entre productores y distribuidores», explican Olga María Moreno Pérez y José María García Álvarez-Coque.

Las propuestas contemplan esfuerzos cooperativos y colaborativos «para superar la atomización del sector, mejoras logísticas, digitalización, innovación, fortalecimiento de la colaboración público-privada, difusión de innovaciones tecnológicas y organizativas, mejoras de la transparencia en la cadena agroalimentaria y la educación para una nutrición sana y responsable». Respecto la citada atomización, los autores son claros en sus propuestas: «Es imprescindible impulsar la acción colectiva con el fin de mejorar la eficiencia en la producción, aumentar el poder de negociación y reducir la vulnerabilidad de los pequeños agricultores». Parece que la agricultura, sin tamaño, no tiene futuro.

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