La Obra Social ‘la Caixa’, a través de CaixaBank, apoya la labor de la Fundación Mira’m, una entidad que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) y de sus familias, así como para concienciar a la sociedad de que las personas con TEA son ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho.

La directora de la Fundación, Maria Isabel Samblas, afirma que «llevamos funcionando desde 2008 y atendemos a unas 215 familias» en sus sedes de València y Gandia.

Samblas señala que el principal problema de la Fundación «es la limitación de espacio y de recursos. Cuando nació, la idea de la Fundación era crecer y hacer servicios conforme el niño iba creciendo y eso, más o menos, se va cumpliendo».

La Fundación Mira’m diseña y desarrolla proyectos propios y participa en iniciativas educativas, formativas e investigadoras tanto nacionales e internacionales. «Nuestro proyecto más inminente -afirma la directora- es la formación profesional y los programas de transición a la vida adulta. Esperamos que, si la situación de la pandemia nos lo permite, dentro de unos meses o un año como máximo ya lo estemos aplicando. El Ayuntamiento de Gandia nos ha cedido un espacio para este fin y en València llevamos la misma idea. En la capital no podemos atender a familias nuevas por la falta de espacio y 30 se han tenido que quedar fuera. Siempre buscamos espacios urbanos porque es ahí donde está la inclusión y poder vivir en sociedad. Cuando llegamos a los locales que tenemos en València el barrio nos acogió como extraños y ahora ha cambiado esa percepción y no temen encontrarse con una persona con autismo».

Estigmatización de las personas con TEA

La Fundación Mira’m trabaja para acabar con la estigmatización de la persona autista. María Isabel Samblas asevera que «existe el mito de que la persona autista es peligrosa, pero con el tiempo esa visión cambia. Si alguien viene por nuestra asociación puede comprobar que las 215 personas que atendemos son totalmente diferentes pero todos cumplen los mismos criterios diagnósticos para ser considerados autistas. No tienen discapacidad intelectual e, incluso, hay quien tiene una capacidad cognitiva superior a la media y los hay que acceden a la universidad o son profesores universitarios. Pero también hay autistas con problemas conductuales o sin lenguaje que pueden tener brotes agresivos y eso siempre pasa porque nos quieren decir algo. Y nuestra función es cambiar esa percepción de la sociedad».

La covid-19 también afecta a la Fundación Mira’m. Según la directora de la entidad, «nos impide poder dar servicios directos. Para poder desarrollar nuestro trabajo estamos acreditados por las consellerias de Educación, Sanidad y Bienestar Social y cada una de ellas ha tenido una normativa diferente con la crisis sanitaria y eso nos complica nuestra labor. Pese a eso, hemos podido mantener nuestros servicios, tanto a nivel presencial como telemático».

La persona con un trastorno autista ha vivido con angustia la pandemia. «Con los momentos más duros del confinamiento que impedía salir de casa había que explicarles que existía un virus y ahora, que ya no existe el estado de alarma, con ese pensamiento tan rígido que tienen no quieren salir porque creen que todavía está el virus. Con la ayuda de las familias intentamos convencerlos y normalizar la situación. Es una situación muy compleja y necesitamos ayuda y más manos. Tenemos un colegio de educación especial con 15 alumnos, pero para que no haya contacto entre ellos y eso requerirá una persona de apoyo para cada uno. Pero con imaginación saldremos adelante», finaliza Samblas.