Durante el último trimestre escolar, los estudiantes afrontan su evaluación final y las empresas de restauración colectiva, un reto similar: da comienzo la campaña de contratación y renovación de los comedores escolares en la Comunitat Valenciana. Una contratación en la que los consejos escolares formados por toda la comunidad educativa (direcciones, profesorado y ampas) deciden qué empresa va a gestionar el comedor escolar de su centro el siguiente curso. Maria Pascual, directora del área de Restauración de Grupo Intur, nos cuenta la importancia del comedor escolar como parte fundamental en la alimentación saludable de niños y niñas, y el propósito del proyecto educativo vinculado a la gestión del comedor. 

Después de un año tan complicado, ¿cómo afrontan desde Intur Restauración Colectiva (IRC) la campaña escolar para el próximo curso?

La afrontamos con optimismo. Este año nos ha servido para valorar lo que de verdad importa, para formarnos, aprender, ser más creativos y más solidarios, y en la que, sobre todo, los niños y niñas han sido los protagonistas, dándonos una lección de adaptación y resiliencia impresionante, ante una situación provocada por la pandemia que nadie se hubiera imaginado nunca.

De esta experiencia no podíamos salir de otra manera que con ilusión y ganas de aplicar todo lo aprendido en nuestros comedores escolares, y volcarlo en un proyecto de comedor más solidario y más responsable con nuestra comunidad, con la naturaleza y con nuestro entorno más cercano.

Un proyecto recientemente premiado por la Mesa RSC de Castellón...

Sí, un premio que nos hace especial ilusión. Llevamos casi 30 años siendo conscientes de la oportunidad que nos brinda el espacio de comedor como espacio de transformación, donde poder llevar a cabo esta sensibilización desde la infancia. Nuestro proyecto educativo «Inturcrece» es una iniciativa pionera de educación medioambiental que busca fomentar prácticas respetuosas con el planeta entre los escolares a través del cuidado de huertos escolares sostenibles, y que nos ha ayudado a crecer como organización, a marcarnos nuevas metas y trabajar con las generaciones, que en sus manos estará nuestro futuro y el del planeta…

¿Resulta difícil aceptar el reto de esa parte educativa para una empresa de restauración que se supone que no es experta en pedagogía?

Somos expertos en alimentación infantil gracias a un equipo de cocina liderado por nuestras nutricionistas y dietistas, que diseñan los menús y dietas especiales, y son, además, muy exigentes con las recetas y platos que elaboramos.

Pero en cuanto al proyecto educativo vinculado al comedor nuestra estrategia es unirnos a los expertos. Por eso cada parte de nuestro proyecto está asesorada por un experto de su actividad.

Las formaciones y actividades vinculadas al bienestar emocional, tan importante ahora, las diseñamos junto a Cristian Castellano y Tabarca, gabinete de psicología infantil. Las actividades mas lúdicas, artísticas, deportivas, medioambientales y huerto escolar estarán diseñadas el próximo curso, por el Formiguer, organizadores del festival infantil Formigues, quienes comparten con nosotros valores y objetivos sobre todo relacionados con la sostenibilidad.

Y también en cuanto a hábitos saludables reforzamos nuestro equipo con Pilar Esquer y su consultoría nutricional Habits, con la que creamos la escuela de familias porque consideramos que la comunicación y formación con ellos es imprescindible para continuar con los hábitos y alimentación saludable en casa.

Buscamos siempre el mejor partner que nos ayude a mejorar. Por eso un proyecto como el nuestro garantiza una propuesta fiable de mejora inmediata y de calidad a los colegios.

Desde esa experiencia de casi 30 años, ¿crees que en los comedores escolares nuestros niños y niñas comen bien?

Aunque es cierto que desde la OMS el freno de la obesidad infantil está entre sus seis prioridades, desde mi experiencia, la alimentación en los comedores ha evolucionado mucho y más exponencialmente en los últimos años hacia una alimentación más sana. No solo lo afirmo yo, el informe de la Clínica Universitaria de Navarra 2020 afirma que «los niños españoles de 1 a 9 años tienen una ingesta energética ligeramente superior a las recomendaciones. Hay una alta contribución de las proteínas y las grasas y una baja contribución de los hidratos de carbono al valor calórico total. Los niños AMS tienen una mayor adherencia a las guías alimentarias y recomendaciones nutricionales y, por tanto, potencialmente una mejor calidad de la dieta».

Somos conscientes de que solo aportamos una ingesta diaria a la dieta de los niños y niñas, pero una de las más importantes, y tenemos claro que nuestra prioridad es nutrir de una manera rica, sana, divertida y adaptada a los paladares infantiles.

¿Qué alimentos no deben faltar en la dieta de un niño o niña?

¡Más frutas y más hortalizas! Es fundamental incrementar su consumo en la dieta diaria porque aportan las vitaminas y minerales que necesitan para crecer y mucho mejor si es de temporada y proximidad.

Cambiar las harinas refinadas por integrales, porque son mucho más nutritivas y nos aportan fibra, e incluir en el menú más proteína vegetal que encontramos fácilmente en las legumbres, y menos animal, porque todavía la consumimos en exceso.

Y añadiría que para frenar la obesidad infantil sin dudarlo, cero azúcares, que a veces los encontramos en alimentos que ni imaginamos.

En nuestros menús todos los días ofrecemos fruta diaria, y como «Embajadores km 0» aseguramos que además es de temporada y proximidad, evitando otros postres que aportan azçucares añadidos poco saludables.

Gestionar la alimentación de miles de escolares diariamente conlleva una responsabilidad enorme, ¿cómo asumen este reto en Intur?

Contando con las personas, formamos un equipo muy implicado y al día de las últimas tendencias tanto en alimentación como en salud y bienestar. Y esa planificación diaria está supervisada interna y externamente con auditorias de calidad y salud muy rigurosas.

Cumplimos estrictamente con todas las normas de seguridad alimentaria para poder ofrecer la garantía de unas dietas especiales, cada vez más numerosas entre nuestros escolares. En nuestro departamento de I+D desarrollan recetas y platos que se testean y aprueban antes de incluirlos en el menú, con la premisa de tener siempre la alternativa a cualquier dieta especial provocada por una patología, de manera que ningún niño o niña se sienta «diferente» al ver su plato en la mesa.

También nos hemos adaptado a la tendencia y recomendaciones de consumo de proteína vegetal, optando por elaborar en nuestra cocina central la mayoría de los productos exentos de proteína animal porque, de esta manera, ofrecemos un producto libre de aditivos artificiales, son 100 % naturales y acotamos los alérgenos. Esto nos confiere una autonomía y rotación difícil de encontrar en otros menús escolares.

«Embajadores km 0». ¿Qué significa y qué obligaciones conlleva este reconocimiento?

La red española de alimentación responsable nos nombró a finales de 2020 «embajadores km 0» por el trabajo realizado durante muchos años de mejora en la introducción de alimentos de proximidad y temporada en nuestros platos.

Realizamos una auditoría anual en la que marcamos indicadores medioambientales de mejora, que validan que nuestra oferta gastronómica final es sostenible, de calidad, proximidad de temporada.

Estos reconocimientos nos enorgullecen y llenan de satisfacción. Nos los tomamos como esa evaluación final que califica con excelencia el trabajo bien hecho.

Y, por último, este último año hemos vivido cómo las empresas que se han adaptado de manera rápida y ágil al cambio no solo son las que han sobrevivido, sino las que han crecido. ¿Qué hace de IRC una empresa innovadora?

Sobre todo la pasión. Formamos un equipo que desprende pasión por su trabajo, nos entusiasman los retos, y defendemos sin dudar nuestros valores, basados siempre en la vocación de servicio y la mejora continua.

Después de un año con tanta incertidumbre, mantenemos esa mirada hacia el futuro apasionante, fundamental para ser innovadores, y esto lo conseguimos porque vivimos el presente con pasión.