Diferentes estudios revelan que la recuperación de la esquizofrenia y los Trastornos Mentales Graves (TMG) se puede dar bajo dos condiciones: cuando el trastorno se trata en un momento precoz de su evolución, con una gestión enérgica del caso y el empleo juicioso de los fármacos antipsicóticos; y cuando las formas más crónicas o con mayor número de recidivas del trastorno se tratan durante períodos prolongados de tiempo con servicios globales, bien coordinados y continuos.

Este sería el caso de las personas propuestas para formar parte del proyecto «Nuevos itinerarios en viviendas independientes para personas con enfermedad mental» de Àmbit, que nace con el objetivo de cubrir una necesidad básica y esencial como disponer de una vivienda digna y estable. De este modo, la organización atiende una red de viviendas satélites para personas con enfermedad mental o patología dual, mayoritariamente ex-reclusas.

«Durante estos años de experiencia, hemos detectado que las personas que ingresan en prisión pertenecen a entornos muy vulnerables, ocupando espacios marginales incluso en los años previos a convertirse en reclusos. Así pues, el ingreso en prisión implica un aumento del deterioro de estas personas», explica el director de Àmbit, Javier Vilalta.

«La inserción en la comunidad de personas ex-reclusas con problemas de salud mental y patología dual pasa por un trabajo de construcción de nuevos espacios y un punto de encuentro en el que compartir y desarrollar sentimientos de pertenencia. Este proyecto suple las deficiencias en una apropiada red de apoyo social o familiar, que incrementan el riesgo de sufrir una rehospitalización», añade Vilalta. De este modo, el director de Àmbit destaca que ninguna de las 25 mujeres y 89 hombres con problemas de salud mental que ha partidipado en el proyecto durante los últimos diez años ha vuelto a prisión.

La Asociación Àmbit ha cumplido ya 28 años en los que, bajo el lema «de las rejas a los lazos», han ido tejiendo vínculos con personas reclusas y ex-reclusas. Lo que nació como una pequeña asociación creada por siete personas voluntarias ha florecido como una gran organización compuesta por más de 28 empleados y más de 500 personas atendidas en los últimos años. «Actualmente trabajamos en el 80 % de las prisiones de la Comunitat Valenciana, disponemos de 3 viviendas tuteladas, 1 albergue, dos espacios multidisciplinares y el acompañamiento a 17 viviendas satélites de vida autónoma», afirma Vilalta.

Este proyecto ha recibido el apoyo de la Fundación «la Caixa», a través de una donación de 24.000 euros. «Gracias a la subvención de la Fundación ‘la Caixa’ hemos podido dar continuidad al proyecto de viviendas satélites y atender a más de 40 personas para acompañarles en su proceso de vida independiente. Además, hemos abierto la vivienda piloto Oronella de Promoción de la Autonomía para personas ex-reclusas y vulnerables con patología Dual».