"Pobreza de tiempo", una medida de la desigualdad que afecta más a las mujeres por los cuidados y el hogar

Las investigadoras Margarita Vega y Sara Moreno se reunieron en CaixaForum Macaya para conversar sobre la pobreza de tiempo en los países desarrollados

Conferencia organizada por el Observatorio Social de la Fundación «la Caixa» junto con la Time Use Initiative en Caixa Forum Macaya. | Adrián Quiroga, la Fundación «la Caixa».

Conferencia organizada por el Observatorio Social de la Fundación «la Caixa» junto con la Time Use Initiative en Caixa Forum Macaya. | Adrián Quiroga, la Fundación «la Caixa». / ED

València

Una rama de investigación profundiza en el concepto de la «pobreza de tiempo». Este indicador refleja el tiempo libre con que cuentan las personas después de tomar en consideración el trabajo remunerado y no remunerado más el tiempo de cuidado personal. Las investigadoras Margarita Vega-Rapun y Sara Moreno Colom analizaron su impacto durante una conversación en CaixaForum Macaya organizada por el Observatorio Social de la Fundación «la Caixa» junto con la Time Use Initiative.

«La pobreza de tiempo es un indicador que nos permite dar una medida más completa sobre la pobreza, que normalmente solo recoge la pobreza de ingresos», explica Margarita Vega. «A través de las encuestas del uso del tiempo, podemos evaluar el tiempo que las personas le dedican al trabajo remunerado, al no remunerado y a los cuidados personales. Esta información nos permite establecer una línea de pobreza de tiempo similar a la que se calcula para los ingresos».

En España, esta línea se ha establecido en los 170 minutos al día: si estamos por debajo de ese umbral, somos pobres de tiempo. Y si además tenemos pocos ingresos, se genera un círculo vicioso del que es difícil salir: probablemente la persona pobre de tiempo tendrá unas responsabilidades propias del trabajo no remunerado que no le permitirán acceder a uno remunerado o trabajar las horas suficientes para tener un salario digno.

«La pobreza de tiempo a veces no solo la podemos medir contabilizando la cantidad de tiempo de libre disposición personal que tienen las personas», explica Sara Moreno, «porque podemos disponer de mucho tiempo, pero también tener poca capacidad para decidir acerca del mismo o que este se acabe contaminando por otras actividades, como por ejemplo los cuidados».

«La pobreza de tiempo está feminizada», afirma Vega. «Al calcularla, tenemos en cuenta el trabajo no remunerado, que hasta ahora no se valoraba porque no teníamos indicadores ni datos. Un trabajo en el que se incluyen las tareas del hogar o el cuidado de los hijos, y que todavía hoy en día recae en su mayor parte sobre las mujeres. Al añadir este factor al cálculo de la pobreza global, esta se vuelve todavía más severa para las mujeres».

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