Solemos enseñar a los niños a compartir por obligación, porque lo decimos nosotros. Queremos que sean buenas personas, generosas, solidarias... incluso que aprendan también a relacionarse con otros niños y, por eso, con toda la buena intención del mundo, les obligamos a que compartan sus cosas con su hermanito, con la niña del parque que acaba de conocer o con cualquiera que pase por delante en ese momento. Sin embargo, ¿es obligarles la mejor opción para enseñarles por qué deben compartir? ¿Y cómo les enseñamos a no compartir?

Maite Vallet, pedagoga, señala que "muchas veces obligamos a nuestros hijos a compartir bajo el lema de que todo es de todos y, en cambio, nosotros sabemos que eso no es así, que hay cosas que no se deben compartir".

Diferenciar lo propio de lo ajeno

Durante la infancia, a los niños les cuesta diferenciar lo propio de lo ajeno. Por eso cogen cualquier objeto que se encuentran y se lo apropian, sea de quien sea, ¡y que nadie se lo toque! Entonces, siguiendo la situación hipotética que hemos planteado, el pequeño también debería aprender que “cuando quiere algo tiene que pedirlo, y que el mayor puede tener motivos más que suficientes para no dejárselo”, explica Maite Vallet.

Por lo tanto, el primer paso para que aprendan a compartir es “enseñarles a diferenciar lo que les pertenece y lo que no". “En nuestro afán por hacerles generosos, les transmitimos que todo es de todos, y crecen creyendo que todo lo que es de sus padres les pertenece también, incluso sus padres les pertenecen a ellos”, apunta la pedagoga.

Aprender a compartir pasa también por saber decir que no

Como hemos dicho, es importante que enseñemos a nuestros hijos e hijas lo que les pertenece y lo que no, también a pedir lo que quieren o necesitan, así como a saber recibir un "no" como respuesta. Pero hay algo más que también es muy importante: deben saber que hay ocasiones en las que no tienen que compartir sus pertenencias.

"Existen objetos de uso personal que no se comparten. Igual que no debemos compartir nuestro cuerpo o nuestro tiempo, a menos que los demás sepan respetarlo aceptando nuestras condiciones"

Maite Vallet explica que “existen objetos de uso personal que no se comparten (como el cepillo de dientes, por ejemplo), pero igual que no se debe compartir nuestro cuerpo o nuestro tiempo, a menos que los otros sepan respetarlo aceptando nuestras condiciones”.

Para enseñar a compartir, también debemos enseñarles a decir que no Unsplash

Todo esto, tan profundo, lo empiezan a aprender desde las primeras etapas de la vida. También es importante enseñarles que, si algún día le prestan algo a alguien y no lo cuida, “se deben negar a prestárselo otra vez”. De esta manera, les enseñaremos a hacer respetar lo suyo, pero también a que deben respetar las pertenencias de los otros. “Tenemos que explicarles que todo lo que nos prestan hay que devolverlo en óptimas condiciones, si no la consecuencia podría ser que no se lo volvieran a prestar más. Esta consecuencia les ayuda a respetar los objetos ajenos y los suyos propios”, explica Maite.

Por último, cuando se den las condiciones óptimas para compartir, por ejemplo sus juegos y juguetes, Maite nos explica que “les ayudaremos a caer en la cuenta de que, si los comparten, pueden disfrutar junto a esa persona con la que están compartiendo. Y, si no lo hacen, pierden la posibilidad de experimentar ese disfrute”.

¿Cómo enseñamos a compartir?

De las enseñanzas de Maite Vallet, señalamos 5 pautas fundamentales para enseñar a compartir a nuestros hijos:

  • Respetar sus objetos / juguetes favoritos. Como hemos quedado en que no todo es de todos y que no le vamos a obligar a compartir todo, vamos a permitirle que se guarde sus juguetes favoritos. El objetivo es llegar a un acuerdo con nuestro hijo o hija, por lo tanto, permitiremos que no comparta su juguete favorito, a cambio de que sí comparta otros con los demás. Entonces, por ejemplo, a la hora de ir al parque, no llevará solo su tractor preferido, sino también otro juguete más que esté dispuesto a compartir.
  • Ser ejemplo de generosidad. En casa debemos fomentar estos valores de generosidad, compartir cosas materiales con los demás, así como también tiempo, ideas y conversaciones. "Si cuando nuestro niño o niña nos pide una cosa tuya, siempre le decimos que no, no estaremos favoreciendo que luego quiera compartir con sus hermanos o con otros niños", señala Maite.
  • Enseñarles los beneficios de compartir. Como hemos indicado, cuando son pequeños, los niños y niñas no saben lo que es compartir. Muchas veces lo confunden con regalar o se quedan solo con que. mientras el otro tiene su juguete, ya no pueden jugar con él. Lo que les tenemos que enseñar es que pueden jugar juntos con los juguetes o las muñecas de los dos, y que eso es más divertido que estar cada uno solo con su juguete.
  • Llegar a un trato. Es importante que los niños experimenten que, si ellos no dejan, los otros tampoco les van a dejar algo cuando ellos quieran. Un truco que podemos utilizar para convencerles de que compartan, podemos recurrir a la negociación. “Si tú quieres su carrito, déjale tú tu pelota”, por ejemplo.
  • Cuidar lo de los demás como si fuera tuyo. Maite Vallet subraya que “tenemos que enseñarles a respetar lo que es de otros, y que todo lo que nos prestan hay que devolverlo en óptimas condiciones". Por eso mismo, “si han dejado algo y no se lo han tratado bien, se pueden negarse a volver a prestarlo, así les hacemos que respeten lo suyo”, explica la pedagoga.