Cambio de modelo productivo? ¿Apuesta por la industria del conocimiento y la innovación? Nada de esto parece estar detrás de los dos grandes proyectos económicos que la semana pasada coparon las portadas de los medios de comunicación de España. Abrumados por la crisis y la incapacidad para promover iniciativas que frenen la imparable debacle económica, los gobiernos autonómicos de Madrid y Cataluña se han lanzado a apadrinar dos macrocomplejos inmobiliarios centrados en el juego (Eurovegas en Madrid) y en el ocio familiar (Barcelona World en Tarragona). Lo hacen de la mano de personajes marcados por la polémica. Sheldon Adelson, propietario de Las Vegas Sands, es un multimillonario que ha fabricado su fortuna gracias a la pasión por el juego de miles de ciudadanos de todo el mundo. Su imperio se concentra en Las Vegas (Estados Unidos), Macao (China) y Singapur. Ahora busca abrir el mercado en Europa y ha encontrado en España el lugar para ubicar su negocio de casinos.

Investigado en Estados Unidos por blanqueo de capitales, financiador del Partido Republicano pese a las supuestas promesas de Mit Romney de limitar el juego por inmoral, capaz de condicionar su desembarco a la exigencia de cambios en las leyes nacionales, Adelson tampoco ha garantizado hasta el momento la financiación de su proyecto en Madrid. Se sabe que la inversión podría rondar los 14.200 millones de euros que las entidades financieras aún no han comprometido.

Tras la iniciativa reaparecen de nuevo los movimientos especulativos de antaño. Metrovacesa, una promotora participada principalmente por bancos (Santander, Banesto, BBVA, BFA, Banco Sabadell y Banco Popular) tras el estallido de la crisis del ladrillo, es la propietaria del suelo de Alcorcón donde se ubicaría Eurovegas. La posibilidad de que pueda revalorizarse un suelo sin apenas valor en la actual coyuntura ha hecho que las acciones de Metrovacesa hayan subido como la espuma.

El carácter claramente inmobiliario de la operación se repite en el caso de Barcelona World. La Caixa es la propietaria del suelo ya urbanizado que rodea Port Aventura. Se trata de terreno que llevan años paralizados. El parque temático ha tardado años en estabilizar sus balances. Surgió como una iniciativa impulsada por la Generalitat de Jordi Pujol cuando Disney descartó Cataluña para su parque y eligió París, al igual que ahora ha ocurrido con Eurovegas. Entonces el empresario elegido para llevar adelante el proyecto fue Javier de la Rosa, después inmerso en procesos judiciales. Tras cambios sucesivos en el accionariado, acuerdos fallidos con la multinacional Universal, y modificaciones en el proyecto, Port Aventura terminó en manos de La Caixa, entidad a la que se encargó la financiación.

Ahora, Artur Mas ha confiado la suerte de Barcelona World a Enrique Bañuelos, el financiero valenciano que se convirtió en símbolo de la burbuja inmobiliaria. Supo bajarse de ella antes de su estallido y conservar gran parte de su fortuna para afincarse en Londres y hacer negocios en Brasil. Ahora se ofrece como inversor y conseguidos de inversores para un complejo que incluye seis parques temáticos, hoteles y, también, casinos. La Caixa, como los dueños de Metrovacesa, ve en la idea de Bañuelos la forma perfecta para dotar de valor el suelo en el que ahora crecen malas hierbas entre Salou y Vilaseca.

Miguel Mazón, autor del libro Análisis económico y jurídico del juego (Ed. Tirant lo Blanch), pone en duda la viabilidad de los proyectos, especialmente el de Eurovegas. «No tiene sentido plantearse ahora dos enormes parques temáticos para un país de 45 millones de habitantes». Mazón explica que Adelson ha montado un imperio abarcando continentes. Las Vegas en América del Norte, Macao y Singapur en Asia. Está por ver si el Eurovegas cuenta con masa crítica suficiente. A su juicio hay muchas incógnitas. «No hay estudios de viabilidad, ni de impacto ambiental y encima exige modificar leyes que ha costado años sacar adelante. Un político serio no se sentaría a escuchar peticiones de ese tipo». Mazón se pregunta por qué Adelson no ha elegido Alemania, Francia o Inglaterra. «Porque son países que no quieren saber nada de esto».

Los últimos datos reflejan que el juego, como ocurre con el conjunto de la economía en España, es un sector en crisis. Por esto y por la singularidad de esta actividad Mazón cuestiona le proyecto. «¿Van a traer a todos los ludópatas y a grandes jugadores a hacer sus apuestas sin control, sin ningún tipo de legislación que lo controle? ¿Va a haber también blanqueo de capitales?». Afirma. «Es una actividad muy especial y nadie habla de los ingresos que va generar, se habla incluso de bajar la fiscalidad al juego, de modificar leyes laborales, Seguridad Social, la ley del tabaco».

Mazón opina también que Barcelona World es una bala en la recámara que el presidente catalán Artur Mas se ha sacado d e la manga tras conocer que Adelson apostaba por Madrid. «Bañuelos ha sabido venderse como agentes urbanizador», afirma. Y recuerda que tampoco el proyecto catalán está estudiado económicamente.

A nadie escapa que ambas iniciativas recuerdan los macroproyectos y eventos que en la última década eran protagonistas en la Comunitat Valenciana. «En la Comunitat Valenciana llevamos muchos experimentos con gaseosa que todos sabemos cómo han acabado», añade Mazón.

Terra Mítica, la Ciudad de la Luz, las constantes modificaciones al alza de la Ciudad de las Artes y las Ciencias han terminado por provocar ingentes pérdidas y deudas para las arcas de la Generalitat (incapaz ahora de afrontar sus compromisos financieros) y en las cajas de ahorros que aportaron financiación. Lejos de suponer un activo, Bancaja y CAM, dos cajas ya desaparecidas y difuminadas en Bankia y Sabadell, tuvieron que hacer fuertes provisiones por su participación en Terra Mítica, en manos ahora de Aqualandia a precio de derribo. Esto no ha amilanado al Consell de Alberto Fabra que insiste en promover el Parque Ferrari en Cheste sin que se haya aclarado quién pondrá el dinero.

Y es que la clave tanto de Eurovegas como de Barcelona World va estar en su fórmula de financiación. Si Adelson y Bañuelos no son capaces de atraer inversión extranjera será muy difícil que salgan adelante porque ni las Administraciones Públicas (en plena ola de recortes) ni las entidades financieras españolas están en condiciones de aportar recursos a iniciativas cuya rentabilidad no está garantizada. De momento, Bañuelos asegura contar con el 20 % del presupuesto de Barcelona World a través de su patrimonial Veremonte y confía en llegar a acuerdos con fondos de inversión y firmas hoteleras. Y Adelson solo ha garantizado 3.000 millones de los 14.200 que contempla Eurovegas. Madrid, que también tiene su propio parque temático en pérdidas (Warner), ha apostado de nuevo por Piolín. Ya solo falta que los niños entren en los casinos.

El motor de Terra Mítica y su entorno no termina de arrancar

No ha habido parque temático que no llevase asociado un desarrollo urbanístico pararelo. Terra Mítica, el recinto de Benidorm, no fue una excepción. Impulsado por la Generalitat de Eduardo Zaplana, la expropiación de terrenos de Sierra Cortina abarcó mucho más que el parque: Zonas de expansión, solares destinados a hoteles, suelo para campos de golf, etc. La idea era similar a la planeada en Port Aventura, que cuenta con varios hoteles resort con acceso al parque y unos terrenos de expansión ya urbanizados hoy propiedad de La Caixa a los que ahora intenta dar salida de la mano de Enrique Bañuelos con Barcelona World.

Al tiempo que se construía Terra Mítica, la sociedad pública denominada hoy Proyectos Temáticos de la Comunitat Valenciana licitó la concesión del uso de terrenos anejos al parque. Diez años después de la apertura del recinto, no todos los proyectos han llegado a desarrollarse y los que lo han hecho no han logrado todavía consolidarse y alcanzar beneficio neto.

Uno de los primeros en invertir en el entorno de Terra Mítica fue el empresario Javier Cremades. Desarrolló el complejo Real de Faula, un hotel de cinco estrellas que imita un poblado mediterráneo con dos campos de golf pensado para turistas de alto nivel, convenciones de empresas y eventos. Pese la ambición de la iniciativa, inaugurada en 2006, los resultados no terminan de llegar y la empresa promotora se ha visto obligada a declararse en concurso de acreedores. Además se han producido divergencias en el seno de la familia Cremades, que han apartado a Javier de la primera línea de gestión.

Tampoco llegaron del todo los resultados con Terra Natura, un parque zoológico tematizado ubicado junto a Terra Mítica y que impulsó de manera protagonista la familia Taberner, propietaria de la textil de Ontinyent Colortex. Hoy la sociedad está controlada por el Grupo Fuertes (El Pozo), quien también formó parte del accionariado de Terra Mítica.

Por último, el grupo Barceló gestiona otro hotel de lujo en Sierra Cortina denominado Asia Gardens, un spa de reminiscencias tailandesas con categoría de cinco estrellas. El recinto resiste pero no sin dificultades. Fuentes ligadas a uno de estos proyectos reconoce que la crisis no está ayudando a su consolidación pero afirma que están sirviendo para a atraer a Benidorm un tipo de turista con mayor poder adquisitivo. Lo que es evidente es que la irrupción de Barcelona Wordl en Salou hará más dura la competencia para estos dos polos turísticos.