María es el nombre ficticio de un anciana de 90 años. Hace algo menos de una década su hermana falleció sin descendencia. Compartía con ella la herencia familiar de un piso y una casa de campo en terreno urbano en una localidad del interior de Alicante. Sus hijos optaron por vender las propiedades e ingresarle el dinero obtenido en Caja Madrid (hoy Bankia). Con el objetivo de mejorar su pensión, la entidad le propuso venderle participaciones preferentes, un producto que ofrecía alta rentabilidad. Nadie le explicó el carácter perpetuo de la inversión, ni que dejaría de cobrar en el caso de que el banco entrase en pérdidas, algo que parecía imposible en ese momento. Hoy María ya no cobra el cupón periódico y no puede desahacer su inversión. Como a muchos otros clientes, Bankia le ofreció canjear las preferentes por acciones del banco cuando Rodrigo Rato decidió sacarlo a bolsa. Prefirió no hacerlo.

Pero otros muchos sí lo hicieron. La acción salió a mercado a 3,75 euros. Hoy cotiza a 1,3 euros el título, un 65 % menos que el día del estreno en el parqué. Con esos números no es de extrañar que la furia se haya apoderado de miles de pequeños inversores que, confiando en el director de su oficina bancaria o el comercial con el que han trabajado toda la vida, han visto cómo sus ahorros se han evaporado.

Tampoco es buena la situación de las personas que cómo María decidieron conservar las preferentes. La sensación de tener su dinero atrapado les agobia. La asociación de usuarios de banca Adicae calcula que 106.000 clientes de Caja Madrid están pendientes de un canje de preferentes. «Los bancos querían liquidez a costa del más débil. Vendieron a personas sin conocimientos financieros aparentes plazos fijos con una buena rentabilidad pero ahora se han encontrado con productos perpetuos», afirma Daniel Araque, portavoz de Adicae en la Comunitat Valenciana.

Cerca de 700.000 personas en toda España se dejaron sus ahorros en estos productos complejos atraídos por las agresivas campañas comerciales de las entidades financieras. La banca logró captar 30.000 millones de euros «a costa en muchas ocasiones de ocultar el alto riesgo de la inversión», señalan desde Apacbank, una asociación de perjudicados por las preferentes, subordinadas y canjes ruinosos de Bankia y otras entidades.

Muchos han optado por recurrir a los tribunales para tratar de recuperar su dinero. Apacbank asegura contar ya con 300 asociados en toda España de los que el 80 % proceden de la Comunitat Valenciana. La asociación calcula que solo en Bankia-BFA hay 200.000 personas que adquirieron productos financieros tóxicos.

Muchos hace tiempo que además de coger la pancarta visitaron un despacho de abogados. Y con éxito. Jaime Navarro abogado independiente especializado en este tipo de casos logró una de las primeras sentencias favorables sobre preferentes el pasado mes de julio. El caso era el de una administrativa en la sesentena que destinó 40.000 euros (casi todos sus ahorros) a la compra de participaciones preferentes de BNP Paribas. Como en muchos otros procesos, el juez ha estimado que el banco no informó convenientemente a su clienta de los riesgos del producto que estaba adquiriendo. BNP Paribas ha recurrido la sentencia en segunda instancia pero ha consignado el dinero para evitarse pagar además los intereses.

Al igual que ocurre con los seguros que blindad a los bancos contra la caída del euríbor (swaps), los tribunales están comenzado a dar la razón a los usuarios. «Hay sentencias positivas que de momento no sientan jurisprudencia porque el Supremo no se ha pronunciado», señala Araque. No lo ha hecho porque hasta la fecha son muy pocos lo bancos que elevan recursos hacia este órgano judicial superior. «Los bancos saben que no tienen razón, pero el Gobierno los está encubriendo», señala el portavoz de Adicae.

El futuro de las preferentes está pendiente de la solución que aporte Bruselas al tiempo que libera los 100.000 millones que va a prestar a España para sanear el sistema financiero. El Gobierno quiere aprovechar los fondos para buscar una solución a los afectados por este producto. El canje de preferentes por otros productos se hará en función de lo que marquen las autoridades europeas. «Bruselas ya ha dicho que no quiere canjes por encima del valor de mercado de las preferentes más un 10 %», dice Araque. Ahora el mercado no paga más del 50 %. «La gente va a perder como mínimo un 40 % de sus ahorros».

«En el caso de Bankia y otras entidades que han recibido ayudas públicas, los que adquirieron productos híbridos de capital están muy pendientes de que se determine la quita que Bruselas obligará a aplicar a las participaciones preferentes y otra deuda subordinada», afirma Salvador Sastre, portavoz de Apacbank. «Esa quita será buena para las entidades, ya que les permitirá reducir deuda con terceros, pero será muy negativa para los ahorradores que tendrán que asumir pérdidas», añade. Esta asociación estima que sólo en el caso de la antigua Bancaja los afectados por las preferentes podrían alcanzar una cifra superior a las 98.000 personas, con un total de inversión de 3.291 millones entre las 11 emisiones de preferentes y subordinadas que efectuó la entidad desde 1997 hasta la actualidad, incluyendo las primeras emisiones de Caja Sagunto.

Ante el elevado número de afectados han proliferado los profesionales que se ofrecen para presentar demandas en los tribunales bien particulares, bien a través de asociaciones. En este aspecto, los propios letrados discrepan. Arcadi Sala-Planell, director del despacho de Barcelona BBS Abogados cree que siempre tienen más recorrido las demandas individuales que colectivas porque cada caso tiene sus peculiaridades. BBS es uno de los despachos que más casos de «swaps» ha ganado, especialmente contra La Caixa.

Los ahorros de un esquizofrénico y una anciana­

El caso no ha llegado todavía a los tribunales. Pero no tardará en hacerlo. El abogado valenciano especializado en asuntos financieros Jaime Navarro lo relata algo escandalizado. Según relata, esta semana entraban en su despacho un particular acompañado de su hermano esquizofrénico y sus padres mayores interesados en intentar rescatar 50.000 euros que tanto el hermano enfermo como su progenitor, de 80 años, habían invertido en participaciones preferentes. El objetivo era poner en valor un dinero que el hermano esquizofrénico emplearía cuando sus padres muriesen y se quedase solo. Navarro relata el hecho sorprendente de que la entidad financiera, en este caso la antigua Bancaja, comercializase un producto tan complejo como las participaciones preferentes a personas presuntamente incapaces de entender las artistas y los riesgos de lo que compraban.

Navarro tiene otro caso de una señora de 98 años que en 2005 invirtió 190.000 euros en preferentes tras vender una vivienda. «Estaba ciega y sorda y la conminaron hace poco a hacer el canje por acciones sí o sí. Fue una oficina de Bancaja en Alaquàs y lo hizo con el empleado de la caja al que conocía de toda la vida», señala este abogado con despacho en Valencia.

Estos casos no son extraños. Las cajas integradas en Bankia se volcaron en captar clientes de avanzada edad para colocar participaciones preferentes, según un informe del Banco de España incluido en el sumario del escándalo de la quiebra del banco que investiga la Audiencia Nacional adelantado esta semana por El Mundo.

Las entidades fusionadas lograron captar 190.000 clientes particulares que invirtieron de media 30.000 euros. Bankia se esmeró en colocar el producto a personas que contaban con niveles altos y medios de ahorros en otros productos como fondos de inversión, depósitos, seguros de ahorro o domiciliación de pensiones. A estas mismas personas se les ofreció además comprar acciones de Bankia cuando la entidad salió a bolsa en julio de 2011. La inversión media llegó a rondar los 9.000 euros. El 26 % de estos clientes compró títulos aconsejado por el director de su oficina. Bankia llegó incluso a enviar mensaje a móviles personalizados invitando a los clientes a visitar su oficina para comunicarle un hecho importante. Cuando el usuario llegaba a ventanilla le sentaban con el subdirector o director de la sucursal, que trataba de convencerle de la bondad de la emisión a bolsa. Toda una táctica comercial que en ningún momento parecía tener en cuenta los intereses de los clientes. El objetivo era cubrir sea como fuere la emisión de acciones para capitalizar la entidad, que ya atravesaba una situación muy complicada.

El mismo Banco de España reconoce que Bankia podría verse abocada a sufrir un aluvión de sentencias desfavorables, ya que ocasiones comercializó participaciones preferentes con el compromiso de que podría rescatarse el 100 % de la inversión.

De hecho, cuando alcanzó la presidencia del banco, Rodrigo Rato pidió autorización para canjear 1.277 millones de euros de preferentes por acciones de Bankia al 100 % del valor nominal, con el objetivo de transformarlas en capital de la entidad.