La empresa valenciana Imegen y la madrileña NIMGenetics han decidido esta semana unir sus fuerzas en un consorcio, DNA Alliance, el primero de España y el tercero de Europa, para extender su actividad por Latinoamérica aprovechando las sinergias. Imegen inició sus actividades en 2009 en su sede del Parc Científic de la Universitat de València. Especializada en los estudios genéticos con valor diagnóstico, pronóstico y preventivo, facturará este año alrededor de los cinco millones de euros. Ángela Pérez, su directora general, asegura que su empresa es el mejor ejemplo de que las empresas que generan valor añadido funcionan pese a las crisis económicas.
¿Que alcance económico y estratégico tiene la creación del consorcio DNA Alliance?
Esperamos que muy positivo. De momento estimamos que para el próximo año podríamos alcanzar una facturación de dos millones de euros y llegaremos a los seis millones en 2018. La progresión es un tanto incierta porque las expectativas que se abren son elevadas y el crecimiento se podría disparar.
¿Qué puertas les abre fuera de las fronteras españolas convertirse en el primer consorcio español y el tercero de Europa en el negocio de los laboratorios genéticos?
Hemos montado una empresa muy fuerte. La alianza reforzará nuestra oferta en diagnóstico genético, porque Imegen y NIMGenetics son dos empresas similares que a la vez se complementan, lo que nos permite contar con la mejor oferta de diagnóstico genético de nuestro país y llevarlo a Latinoamérica. Hay otras firmas españolas que han desembarcado allí, pero no pueden disponer de una oferta global como la nuestra ni desarrollar estrategias similares. En Méjico, por ejemplo, hemos optado en la zona de distrito federal por trabajar con nuestro propio personal contratado. En otros casos, como en Colombia, la fórmula utilizada ha sido diferente, ya que hemos decidido entrar mediante una empresa que ya tiene su propia red de distribución, a la que especializamos en nuestros servicios. De momento se trata de establecer redes logísticas para poder importar las muestras que posteriormente se analizarán en España, pero no descartamos en el futuro, y conforme evolucione el mercado, en llevar nuestra propia tecnología hasta esos países.
¿Qué posibilidades de desarrollo para su negocio tiene Latinoamérica?
Enormes. Es un mercado en el que la demanda de las pruebas diagnósticas de tipo genético se incrementan a razón de dos dígitos. Para hacernos una idea, la situación allí para nuestro sector es como la de España hace seis años. Pero con un añadido, las posibilidades de crecimiento son excepcionales. Se trata de un continente en el que se ha creado una necesidad, pero carece de la tecnología necesaria, y nosotros ya la tenemos. Actualmente solo pueden recurrir al exterior, en muchos casos a Estados Unidos. Pero desde aquí les podemos ofrecer la misma tecnología con el añadido del idioma y las posibilidades de asociación y crecimiento.
¿Qué valor añadido les aportan los acuerdos con las universidades? ¿La relación es ágil o se encuentran con barreras burocráticas?
La relación de Imagen con las universidades valencianas, y más en concreto con la Universitat de València, es muy buena. Y lo es porque sabemos hasta dónde pueden llegar y qué es lo que nos pueden ofrecer. Y teniendo claro eso y no pidiendo más de lo que hay, la relación siempre termina siendo buena. Quiero decir que hay que tener muy claras las reglas del juego. Actualmente preparamos programas de colaboración conjuntos, cursos de postgrado que comercializamos también en Latinoamérica...
¿Qué ha supuesto para las firmas cuyos productos guardan una inexcusable dependencia con la investigación los recortes de las administraciones públicas, y más en concreto en las ayudas de I+D+i?
A nosotros, directamente, no nos ha afectado mucho. En nuestro negocio hay un componente muy importante que son los hospitales públicos, donde han caído las pruebas diagnósticas por los recortes. Pero esta caída se ha compensado por el importante aumento de la demanda de los análisis genéticos, que aunque tienen un crecimiento comedido en el mercado nacional, en el internacional se han disparado. Empiezan a prescribirse cada vez más tratamientos médicos personalizados basados en la genética. En cuando a la investigación, la desarrollamos de forma interna con nuestros propios medios. De la Administración pública no recibimos ayudas; el apoyo es en el ámbito de la financiación asociada a proyectos de investigación concretos. Se trata de préstamos a un interés muy bajo y en unas condiciones inmejorables que tienes que devolver, por supuesto.
¿Es posible para una empresa de estas características salir adelante sin el apoyo económico público?
No es que sea posible, es que debe ser absolutamente necesario. Lo que se ha visto durantes este largo periodo de crisis es que no se puede depender del dinero público. Las empresas que se crearon al albur de las subvenciones han terminado cerrando. No se puede creer que los recursos públicos son inagotables.
¿Qué potencial tiene la Comunitat Valenciana en este campo y hasta donde puede llegar?
Absolutamente indefinido. Estoy orgullosa, además, de que sea una empresa valenciana la que se haya abierto camino en este campo. Actualmente contamos con treinta trabajadores, todos universitarios, pero seguimos creciendo. En estos momentos tenemos cinco proyectos en estado embrionario. Creamos trabajo con valor añadido. Hemos pasado la crisis sin enterarnos, sin recortes salariales y sin habernos visto afectados por los duros indicadores macroeconómicos. Esto demuestra que este tipo de empresas funcionan perfectamente, pero hacen falta más casos de éxito,. Hay que decir que esto es posible, que se puede emprender.
