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Alternativas

El oficio de tejer

No es una moda. Es una afición que por necesidad ha terminado convirtiéndose en una profesión.

Teresa García y Belén Pacheco en su tienda Color&Craft. daniel tortajada

Teresa García del Campo, vallisoletana y exsumiller de 45 años, y Belén Pacheco, valenciana de 35 y exjefa de compras en una empresa, aprovecharon la crisis, es decir, el desempleo de larga duración, para recuperar aficiones de su niñez que han convertido en su trabajo actual y en una opción de futuro. «Mi abuela era ganchillera y yo aprendí de pequeña a tricotar; cuando me fui al paro me reenganché», cuenta Teresa, quien añade que a «Belén le sucedió lo mismo, aunque ella tiene como hobby la costura, que le enseñó su tía».

Lo que en un principio fue una vía de escape a las largas horas de inactividad se convirtió poco a poco en un medio para obtener unos «pequeños ingresos» en tiempos de escasez. «Íbamos a mercadillos artesanales a vender nuestros productos. Allí nos conocimos. Hubo buena sintonía. Cada una de nosotras ya tenía su propia marca conocida en nuestro ámbito y entonces Belén me propuso montar un negocio conjunto», rememora García. Así nació, hace tres meses, Color&Craft, una tienda de Benimaclet muy particular. Lo es, porque, como comercio, conjuga las aficiones de sus dos propietarias, es decir, la costura y el ganchillo.

El local funciona también como un taller donde las dueñas transmiten sus conocimientos a las clientas que se apuntan a los cursos, no solo por aprender, sino también por «salir de casa y hacer cosas diferentes». «Es una mercería creativa, donde se vende el producto para hacer cosas artesanales y la formación precisa, además de artículos hechos por artesanos», cuenta Teresa García, quien asegura que el tránsito de aficionada a profesional no le ha supuesto más que satisfacciones: «Se te acaba el día prontísimo, entre otros motivos porque te relacionas con gente que valora tu trabajo». «Estamos muy contentas», concluye.

Artesanía textil y talleres

La suecana Paloma Piqueres Montón, 42 años, estudió diseño en la especialidad de moda. Se encontraba sin trabajo y en septiembre pasado decidió abrir una tienda de costura, corte y confección de nuevo estilo. En el local de Artmoda, que es de su propiedad, organiza periódicamente talleres de «patchwork», artesanía textil realizada a base de vistosos retales. Observó que el patchwork se estaba poniendo««muy de moda y me di cuenta que las clientas demandaban un taller donde poder acudir a aprender a realizar esta manualidad creativa». «Cada uno de los asistentes realizan lo que prefieren, unos colchas, otros optan por las camisetas, bolsos, neceseres, toallas,...».

Paloma, casada y con dos hijos, también sale de Sueca para impartir su sensibilidad y enseñanzas. Ya ha organizado talleres en l´Alcúdia, el Mareny de Barraquetes y tiene previsto hacerlo en Sollana próximamente. Estos cursillos constan de dos sesiones al mes de tres horas y media cada una. El precio del taller son 15 euros. «Hoy en día hay gente que le gusta personalizar los regalos y prefiere hacerlos ellos mismos porque son originales y únicos», cuenta. La propuesta funciona, confiesa, «aunque debo reconocer que no me habría lanzado si no hubiera dispuesto de un local propio». «Soy afortunada porque de una afición he hecho mi trabajo». Y confiesa que este tipo de actividad es muy creativa al tiempo que «sirve de ayuda emocional, porque es muy terapéutico; asisten muchas personas que aseguran que les permite desconectar de la rutina y cambiar de aires».

Una decisión acertada

«Soy diseñadora y he trabajado toda mi vida en empresas de moda y de textil, siempre he estado muy relacionada con este mundo», asegura Vicenta Olivares mientras teje un suéter de lana sentada en la silla de su nueva tienda Lanas y Más, abierta desde el pasado mes de noviembre en el municipio de Moncada.

En paro durante varios meses, Vicenta decidió prepararse para otras salidas profesionales que le permitieran incorporarse de nuevo al mercado laboral. Sin embargo, al comprobar las escasas expectativas, se decantó por montar un negocio propio. Así nació Lanas y Más.

«Es una tienda de lanas y nos dedicamos a todo lo que está relacionado con éstas, así como el material necesario para utilizarlas, los accesorios... además también hacemos todo tipo de complementos».

El establecimiento cuenta con un gran abanico de lanas que vende «a precio de mercado». Vicenta cuenta que su nuevo proyecto le funciona bien, «ha sido una decisión acertada», señala. «La gente está volviendo a tejer, ya no porque sea más económico, sino por la satisfacción de poder decir que la prenda se la ha hecho uno mismo».

Lanas y Más no ha cumplido ni su primer año como empresa, aun así su fundadora confía en que la tienda se mantenga el máximo tiempo posible. «Espero seguir por mucho un tiempo con mi nueva empresa, pero realmente esto ya se sabe que es un poco volátil y en los negocios siempre nos encontramos con momentos más altos o más bajos» Lanas y Más no ofrece grandes beneficios, pero a pesar de todo Vicenta no abandona el barco y continúa dedicando todo su esfuerzo para seguir viviendo de su vocación, como lo ha hecho toda la vida.

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