Banca
El Santander hace acopio
La entidad presidida por Ana Patricia Botín, con su última ampliación de capital de 7.500 millones, se ha anticipado a las exigencias regulatorias, y se ha equiparado a bancos análogos.

Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander, durante su discurso en la última junta de accionistas. / p. puente hoyos/efe
Javier Cuartas | Valencia
La macroampliación de capital con la que el Banco Santander sorprendió al mercado y disgustó a los inversores hace una semana es un buen indicador de los retos del sector. El Santander superó con holgura en octubre, como el resto de la banca española, los exámenes europeos de solvencia (se situó en séptimo lugar por ratio de capital para afrontar un escenario hipotético de deterioro de la economía), pero su nueva presidenta, Ana Botín, y el consejero delegado recién nombrado, José Antonio Álvarez, prefirieron captar 7.500 millones de euros adicionales para reforzar su solvencia mediante una ampliación de casi el 10% de su capital social. Detrás de esta decisión hay criterios regulatorios, una respuesta a la enorme complejidad que entraña el contexto económico actual para el negocio financiero y el rearme para acometer una probable ofensiva estratégica.
Las nuevas exigencias regulatorias del Banco Internacional de Basilea (BIS), que persiguen una mayor calidad y cantidad de los recursos propios de la banca tras el dramático hundimiento financiero internacional en 2008, no son totalmente exigibles hasta 2019, pero los mercados financieros, los analistas, las calificadoras de riesgo y los inversores están anticipando la demanda de ese nivel de fortaleza. Muchas ampliaciones de capital de los últimos tiempos en la banca española tuvieron la triple finalidad de sortear las dificultades del contexto económico, garantizarse el aprobado en los «stress test» del Banco Central Europeo (BCE) de octubre y dar satisfacción al mercado acercándose a los estándares exigibles en 2019.
Las nuevas exigencias regulatorias son más severas para los grandes bancos, aquellos que, por su impacto en la economía, por su peso en el sector y por su capacidad de arrastre en caso de fallido, son considerados sistémicos porque su eventual crisis haría vulnerable al conjunto del sistema financiero. «Financial Times» desveló este lunes lo que ya era un rumor generalizado: el BCE está instando a los grandes bancos del área monetaria a aumentar sus niveles de capitalización.
El Santander, que es la mayor de las entidades nacionales, uno de los dos bancos globales españoles y el líder europeo por capitalización bursátil, se había quedado por debajo de otros bancos equiparables en tamaño y relevancia en la ratio de capital sobre activos ponderados por riesgo. Con la macroampliación subsana ese diferencial y el efecto de penalización que pudiera tener en su cotización y en las recomendaciones de los analistas. Además de la mejora de la consideración reputacional y corporativa en términos de solvencia, el refuerzo hace presagiar posibles planes de expansión internacional y una eventual «guerra» de activo.
Con los tipos de interés oficiales en niveles ínfimos (0,05% en la eurozona) la banca apenas tiene margen de negocio. Y más en un entorno europeo de estancamiento del PIB, elevadas tasas de paro (España), insuficiente demanda solvente de crédito, niveles de morosidad y de endeudamientos empresariales y familiares muy elevados y una inflación negativa que amenaza a las entidades porque eleva la carga real del crédito al cliente.
En este entorno de caída de tipos, estrechamiento de márgenes y poca actividad, el desafío para la banca es crecer porque sólo aumentando el tamaño y volumen del negocio podrá mejorar una rentabilidad que difícilmente podrá obtener por la vía de los márgenes. Las fusiones en España tuvieran esta motivación pero, aún así, y pese a las reducciones de operadores, empleos y oficinas, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) sigue detectando exceso de capacidad instalada en la banca española y europea (lo dijo el miércoles) para los niveles de actividad y de negocio existentes.
Para ganar cuota de mercado los bancos se preparan para una ofensiva comercial en la colocación del crédito y la venta cruzada de productos. Algunas entidades han empezado a esbozar una soterrada guerra de activo recortando sus diferenciales sobre el euríbor (habitual referencia en los créditos) con tal de ensanchar su base de negocio. Y para esta pelea conviene ir bien equipado. Como acaba de decir la EBA, son las entidades más capitalizadas las que tienen mayor capacidad de dar crédito y en mejores condiciones, y, por consiguiente, mayor posibilidad de ganar cuota de mercado, dado que una elevada capitalización permite ser más agresivo, tener mayor capacidad de respuesta a los ataques de la competencia y estar en mejores condiciones de soportar el riesgo de deterioro de la solvencia si la mejora económica no acompaña y la inflación sigue cayendo.
El elevado castigo bursátil al Santander por la ampliación (cayó el 14% el primer día y ayer aún cerró el 12% por debajo de su cotización previa) obedece a cuatro causas: el efecto dilutivo inevitable de toda ampliación en las participaciones accionariales preexistentes y la consiguiente menor remuneración futura por título; que la ampliación se acometió sin derecho preferente de suscripción por los ya accionistas; que la colocación directa y acelerada de las nuevas acciones se realizó con un descuento del 10%; y que, como efecto de la ampliación y como contribución adicional a la solvencia, el banco anunció a la vez una reducción en dos tercios de su dividendo por acción.
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