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Nuevas tecnologías

Un empujón para las TIC

España se sitúa en los puestos de cola entre los países avanzados en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación

Una de los terminales presentadas en el último Mobile World Congress de Barcelona. Reuters

Cada vez son más los estudios y análisis que establecen correlaciones entre el grado de desarrollo y vinculación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) de un país y Producto Interior Bruto. Según el último Índice e Readiness sobre aptitud digital de los países (una muestra de 17 países europeas que suma además a Japón y Estados Unidos), España ocupa el puesto 12, lo que la sitúa a la cola de este grupo de países desarrollados. Otro índice, el Networked Readiness, del Foro Económico Mundial, coloca a nuestro país en el lugar 38 sobre una clasificación de 144 Estados evaluados.

Según datos difundidos por la Conselleria de Economía a partir de estos índices, España mejora alguna posición en impacto social y económico de las TIC, infraestructuras y contenidos digitales, y marco empresarial y de innovación.

En el caso concreto de la Comunitat Valenciana, su peso en el sector de la tecnología a nivel nacional es de apenas el 5,3 % en términos de producción y del 5,5 % en materia de empleo, muy lejos del 10 % que la autonomía representa en la riqueza nacional y de su peso poblacional. Es evidente que hay una necesidad de potenciar el desarrollo de un sector que actualmente emplea a cerca de 27.000 trabajadores y genera 2.200 millones de Valo Añadido Bruto, apenas un 2,4 % del VAB regional. La media española es algo mejor. Los sectores tecnológicos representan un 4,1 % del VAB nacional. En total la producción alcanza los 40.000 millones al año y una 484.000 personas trabajan en el sector.

Otro elemento que resta quizás capacidad de generación de riqueza en esta rama productiva es que apenas 5 % del valor generado procede de la fabricación de elementos informáticos y electrónicos, pues el 95 % se corresponde con servicios informáticos y de telecomunicaciones. Es decir, en España se consume infinitamente más tecnología de la que se produce. Más evidente es esta relación en la Comunitat Valenciana, donde la industria de las TIC apenas supone el 0,9 del tejido manufacturero regional, un porcentaje que crece ligeramente al 1,3 % a nivel nacional.

En una reciente jornada de trabajo organizada por Telefónica y Levante-EMV, el conseller de Economía, Máximo Buch, admitió las debilidades del modelo productivo valenciano en relación a las TIC, aunque dentro de su optimismo habitual consideró que esto abre un amplio campo de posibilidades y oportunidades para su desarrollo. Buch confesó que tanto en España como en la Comunitat Valenciana el grado de desarrollo de las TIC es todavía insuficiente para poder sustentar un crecimiento económico robusto y tecnológicamente avanzado. Las sociedades avanzadas tiene como una de sus principales prioridades sociales invertir en conocimiento, es decir, en la alfabetización tecnológica y digital.

«Ante la necesidad de reducir la brecha tecnológica y digital existente respecto de las economías avanzadas y poder consolidar un modelo económico apoyado en un crecimiento inteligente, sostenible e integrado tal como persigue la Estrategia Europa 2020, es necesario impulsar la sociedad del conocimiento y en concreto la potenciación de la presencia de las TIC en la economía y la sociedad valencianas», señaló Buch en su conferencia.

Parece claro que la extensión del uso de las TIC tiene dos líneas de trabajo: Las empresas y las Administración Pública. Esta última tiene el reto de potenciar su modernización y digitalización para reducir costes, agilizar trámites para ciudadanos y empresas y reducir a la vez las cargas.

Todo ello debería redundar en el conjunto de las economía. En este sentido, Buch defendió las iniciativas de simplificación normativa y acciones de digitalización en tareas administrativas puesta en marcha por el Consell. «La Conselleria es una administración pública prestadora de servicios y orientada al ciudadano que pretende dejar atrás el papel, ser ágil y eficiente y volcada a la provisión de servicios a los ciudadanos y empresas», asegura. Es verdad que la Generalitat ha habilitado aplicaciones y servicios digitales en sus políticas de atención al ciudadano, pero también es cierto que los expedientes de papel siguen amontonándose en los departamentos de la Generalitat (el caso más extremo de insuficiencia informática por falta de medios es el de la Justicia) y que la sequía de recursos tecnológicos lastra la tan teorizada transformación.

En el caso de las empresas, las estadísticas reflejan que las compañías con mayor necesidad de optimización de las nuevas tecnologías son las más pequeñas. Las empresas con menos de diez trabajadores con conexión a internet suponen el 66,2 %, frente al 97,2 % de las que emplean a más personas. Desde una perspectiva positiva se podría decir que son los micronegocios los que más opciones tienen de mejorar su competitividad y resultados con una apuesta decidida por las TIC.

Esta actualización debería producirse en un contexto en el que paralelamente los ciudadanos van incorporando las nuevas tecnologías a su vida de una manera masiva. Si en 2011 las viviendas valencianas con acceso a Internet representaban el 59 %, el porcentaje se había elevado ya al 70,6 % en 2014. Este incremento indica que la crisis económica puede haber ralentizado, pero no frenado la implantación de las TIC. La conectividad se incrementa además si se tiene en cuenta la irrupción de los teléfonos inteligentes.

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